ℙ𝕚𝕝𝕝𝕒𝕕𝕠𝕤

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Suspiré de nuevo, observando como el reloj de la universidad daba las cuatro y media

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Suspiré de nuevo, observando como el reloj de la universidad daba las cuatro y media. No podía para quieta, ya me estaba enfadando. Cuando pensé en irme sola para casa, una voz me llamó:

— Sunhee, ¿qué haces aún aquí?

— Ahh, mi hermano aún no ha llegado o se ha olvidado de que tenía que recogerme.

— ¿Quieres que te lleve yo? Tan solo venía a coger unos libros de la biblioteca, tango el coche cerca…

— No, no hace falta Jackson, pero muy amable por tu parte…

Él me sonrió y se acercó a dónde estaba. Se sentó en las escaleras y me sonrió:

— Espero contigo, no tengo ningún problema — me dijo dando una palmada a su lado, para invitar a sentarme con él.

Nos quedamos un poco en silencio, en el que yo me senté a su lado y volví a mirar el reloj. Las cinco menos cuarto:

— ¿Vas a ir a la fiesta de mañana, la del río? — me preguntó Jackson.

— Supongo que no, tengo que estudiar y hacer un trabajo..

Él asintió, pero no del todo convencido. Hablamos de clase y de que él había conseguido un nuevo trabajo, en el que no le pagan an mucho, pero que le daba para pagar el piso compartido y la carrera. El reloj dio las cinco y enfada comencé a llamar a mi hermano. No me cogió:

— No te preocupes, pronto llegará…

— A mí me da igual quedarme aquí hasta la noche, lo digo por ti, tendrás más cosas que hacer — dije sinceramente fastidiada.

— No tengo novia ni familiares esperándome en casa, no es ningún por lema quedarme con mi amiga de clase.

Sonreí. Amiga. No tenía muchos amigos, en mi familia no éramos mucho de socializar. Jackson me colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y me sonrió. Entonces, una gran bocina nos asustó a los dos. Me gire y agradecí que Yoongi hubiese llegado. Me despedí de Jackson sonriente y me dirigí al coche. Enfada cerré la puerta con fuerza y me senté en el asiento del copiloto:

— Sunhee, ten más cuidado, a esta reliquia le faltan dos portazos más para quebrarse…

— Pues a mi me faltan dos días más que te olvides de mí para taparte cuando estés dormido…

Yoongi se giró y me miró como si hubiese hablado en inglés. Se rió y en dio un golpe en la pierna:

— ¿Malas notas, hermanita? — Su pregunta me irritó aún más

— Que sea la última vez que te olvidas de mí.

Yoongi se volvió a reír. Dirigió su vista hacia mí y pareció acordarse de algo:

— ¿Qué hacías hablando con eso? — Dios, mi hermano se acaba de ganar la medalla al menos humano de todos.

— Eso se llama Jackson y fue muy amable de su parte haber esperado a que tu llegases, además, tengo diecinueve años, como si nos estábamos liando allí en medio; eso a ti no te incumbe.

Yoongi agarró con fuerza el volante y suspiró con sarcasmo:

— Sunhee, ese chico no es trigo limpio, ten cuidado con él.

— Para ti ninguno de los chicos con los que hablo son lo suficientemente buenos, ¿con quien podría salir según tú? — pregunté sarcástica.

Yoongi miró hacia el techo del coche, con el ceño fruncido. No se le ocurrió nada y volvió a arrancar. Antes de llegar al piso:

— Namjoon es un buen partido — dijo.

No respondí y sonreí con sutileza. Si supiese lo que yo sabía, Namjoon ya no sería un buen partido. Pero me callé y salí del coche. Comencé a subir las escaleras, cuando me di cuenta de que Yoongi no me seguía. No le di mucha importancia, supuse que se había quedado fuera a fumar. Cuando llegué a la puerta de nuestro piso, él salió del ascensor. Vaya hermano más vago, aún por encima de dormir hasta las dos de la tarde, no podía ni subir dos pisos por las escaleras.

Introduje la llave en la cerradura y abrí la puerta con cuidado. Cuando llegué al salón, comencé a gritar:

— Los pies fuera de mi sofá, por favor.

Los amigos de mi hermano se asustaron, igual que mi gatita Jina. Namjoon se rió con sarcasmo y me sonrió:

— Si este sofá está más arañado que la espalda de Tae después de una fiesta.

Los chicos se rieron ante la gran estupidez que acababa de decir. Dirigí la vista a Taehyung, él también se reía. Enfurecida me dirigí a mi habitación, donde me refugié con buena música. Hice la cama y abrí los grandes ventanales, que daban a la gran ciudad de Gangnam.

Media hora después, alguien abrió la puerta tímidamente. Tae se dirigió hacia mí y contento me abrazó. Sus rizos me hicieron cosquillas en el cuello:

— ¿Por qué no me abrazas? ¿Estás enfada? Me reí por seguirles el rollo, no hagas caso a lo Nam dice, la única que me araña la espalda eres tú.

Le di un golpe en la frente tímida y me aparte para que no viese lo sonrojada que estaba. Tae se rió sonoramente:

— ¿Ahora te pones tímida conmigo, Sunhee?

Me rodeó la cadera y me beso el cuello con pasión. Le seguí el rollo y lo tumbe en mi cama. Cuando comencé a darle besos en el cuello, alguien abrió la puerta:

— ¿¡Qué coño?!

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⏰ Last updated: Jun 05, 2020 ⏰

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