Recopilación de sueños extraños

Pesadilla en la calle México

Comenzaré por uno de los sueños que más me ha marcado en cuestión a miedos, por el título de esta historia ya se habrán dado cuenta acerca de qué trata (pequeño spoiler). Este sueño fue uno recurrente ocurrido durante los años que estuve en preparatoria. 

Pequeño contexto antes de iniciar:

Desde niño he tenido dos principales miedos: miedo a aquello de lo que no puedes defenderte, a lo intangible o a lo que simplemente no puedes derrotar (como entidades cósmicas o seres sobrenaturales) y a los muñecos, principalmente los de porcelana. Cada uno de estos miedos se fundamenta por situaciones que también ocurrieron en mi infancia (sus orígenes los explicaré conforme se requiera).

En este caso estamos hablando de algo sobre lo que no se tiene control y cuya debilidad realmente es desconocida. Estamos hablando de un ser que en la cultura popular ataca dentro de los sueños  así que imaginen mi impotencia al tener que enfrentarlo en varias ocasiones ¡durante una semana entera! El desgaste que sufrí por no descansar correctamente a lo largo de esa semana no se puede medir.

A estas alturas ya saben de qué personaje estoy hablando, pero para fines prácticos le llamaremos Fred. 

Todo empieza una noche como cualquier otra, después de hacer los deberes y terminar actividades voy directo a la cama, para este punto yo ya solía tener sueños extraños y estaba acostumbrado, sin embargo, la mayoría de ellos eran inofensivos, siendo este el primero en su tipo.

En el sueño aparezco tomando clases de física (¡vaya inicio!). Frente a mí se sentaba la chica que me gustaba en aquel momento; dicha chica tomaba la mayoría del espacio en mis pensamientos, siempre pensaba en la manera de hablarle, qué le diría, cómo convivir más con ella, lo típico en general. 

Terminando la clase me acerqué a ella y comenzamos a hablar acerca de las tareas a realizar, los equipos en los que estaríamos, las presentaciones a realizar, entre muchas otras cosas. Para mi sorpresa la plática fue bastante amena y quedamos de hablarnos más frecuentemente, incluso me agregó como amigo en facebook. Satisfecho y seguro de mí tomé mi camino a casa. 

Desde entonces y hasta hoy disfruto mucho de caminar, por lo que al no tener demasiado qué hacer, caminaba todos los días de la escuela a la casa. En algunas ocasiones algún amigo me acompañaba, sin embargo, era más frecuente que caminara solo e inmerso en mis pensamientos por lo que no prestaba mucha atención a mis alrededores, pero no esta vez. A través del rabillo del ojo logré captar un característico sombrero de color negro al que no di mucha importancia la primera vez. Más adelante en el trayecto logré captar un suéter rayado y más adelante varias señales distintas. Este primer sueño fue un presagio de lo que pasaría después.

En la segunda noche por fin apareció. Han de saber que vivo en una calle cerrada de un solo sentido y no había lugar más oportuno en el que Fred podía aparecer (oportuno para él, claro está). De nueva cuenta yo iba llegando de la escuela con mi mochila al hombro y sin compañía, al girar hacia la calle de mi casa logré ver a lo lejos a un hombre de complexión delgada, de sombrero negro y suéter de rayas, mirada malvada y burlona, sonrisa de oreja a oreja. En sus manos sostenía una rastrillo para hojas y se encontraba limpiando el fondo de la calle, al notar mi presencia su mirada se posó directamente en mí, y sin decir palabra alguna logró comunicarme lo todo lo que se avecinaba. 

El segundo sueño se corta abruptamente ahí, como en las ocasiones en las que sientes que caes de un lugar alto u ocurre un golpe fuerte. Desde luego no quise dormir más esa noche, pero el cansancio logró consumirme. Para mi sorpresa, el resto de la noche fue tranquilo y pude ir relativamente fresco a  la preparatoria al día siguiente. 

Evité conversar con cualquier persona acerca de esto, no había suficiente confianza para hacerlo y era muy común que al contar alguno de mis sueños todos los escuchas quedaran perplejos. Mis padres eran y siguen siendo de la idea de que todo lo que soñaba era por jugar videojuegos, evito contar cualquier historia a ellos por temor a la desacreditación,  son mi último recurso pero ya sé cuáles serán los comentarios al final de la historia. En fin, imaginé lo que pasaría si contaba este sueño en específico, y no fue nada bueno.