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𝘯𝘰 𝘵𝘦 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘷𝘰𝘵𝘢𝘳!༺✩༻❀༺✩༻

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𝘯𝘰 𝘵𝘦 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘷𝘰𝘵𝘢𝘳!
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Hagrid aguardaba a sus alumnos en la puerta de la cabaña. Estaba impaciente por empezar; cubierto con su abrigo de ratina, y con Fang, el perro jabalinero, a sus pies.

Hagrid: vamos, daos prisa! - gritó a medida que se aproximaban sus alumnos - hoy tengo algo especial para vosotros! una gran lección! ya está todo el mundo? bien, seguidme!

Durante un desagradable instante, los mellizos temieron que Hagrid los condujera al bosque; ambos habían vivido en aquel lugar experiencias tan desagradables que nunca podrían olvidarlas. Sin embargo, Hagrid anduvo por el límite de los árboles y cinco minutos después se hallaron ante un prado donde no había nada.

Hagrid: acercaos todos a la cerca! - gritó - aseguraos de que tenéis buena visión. Lo primero que tenéis que hacer es abrir los libros...

Draco: de qué modo? - dijo la voz fría y arrastrada de Draco Malfoy

Hagrid: qué? - dijo Hagrid

Draco: de qué modo abrimos los libros? - repitió Malfoy. Sacó su ejemplar de El monstruoso libro de los monstruos, que había atado con una cuerda. Otros lo imitaron. Unos, como Harry, habían atado el libro con un cinturón; otros lo habían metido muy apretado en la mochila o lo habían sujetado con pinzas.

Hagrid: nadie ha sido capaz de abrir el libro? - preguntó Hagrid algo decepcionado

Clarise: yo he podido abrir el libro

Hagrid: de verdad?, bien, entonces, si no es molestia, podrías explicar a tus compañeros como han de abrir sus libros

Clarise: por supuesto - dijo Clarise decidida - es fácil, simplemente tenéis que acariciarlo - dijo Clarise, como si fuera la cosa más obvia del mundo - así...

Clarise agarro su ejemplar de El monstruoso libro de los monstruos y desprendió el celo mágico que lo sujetaba. El libro intentó morderla, pero Clarise le pasó por el lomo su pequeño dedo índice, y el libro se estremeció, se abrió y quedó tranquilo en su mano.

Draco: qué tontos hemos sido todos! - dijo Malfoy despectivamente - teníamos que acariciarlo! cómo no se nos ocurrió a los demás?

Hagrid: yo... yo pensé que os haría gracia - dijo Hagrid dubitativo.

Draco: ah, qué gracia nos hace...! - dijo Malfoy - realmente ingenioso, hacernos comprar libros que quieren comernos las manos!

Harry: cierra la boca, Malfoy - le dijo Harry en voz baja. Hagrid se había quedado algo triste y Harry quería que su primera clase fuera un éxito.

Hagrid: bien, pues - dijo Hagrid, que parecía haber perdido el hilo - así que... ya tenéis los libros y... ahora os hacen falta las criaturas mágicas, sí, así que iré a por ellas, esperad aquí un momento...

Se alejó de ellos, entró en el bosque y se perdió de vista.

Draco: Merlín, este lugar está en decadencia - dijo Malfoy en voz alta - estas clases idiotas... a mi padre le dará un patatús cuando se lo cuente

Harry: cierra la boca, Malfoy - repitió Harry

Draco: cuidado, Potter; hay un dementor detrás de ti

Lavander: uuuuuh! - gritó Lavender Brown, señalando hacia la otra parte del prado. Trotando en dirección a ellos se acercaba una docena de criaturas, unas de las más extrañas que Clarise había visto en su vida. Tenían el cuerpo, las patas traseras y la cola de caballo, pero las patas delanteras, las alas y la cabeza de águila gigante. El pico era del color del acero y los ojos de un naranja brillante. Las garras de las patas delanteras eran de quince centímetros cada una y parecían armas mortales. Cada bestia llevaba un collar de cuero grueso alrededor del cuello, atado a una larga cadena. Hagrid sostenía en sus grandes manos el extremo de todas las cadenas. Se acercaba corriendo por el prado, detrás de las criaturas.

Hagrid: id para allá! - les gritaba, sacudiendo las cadenas y forzando a las bestias a ir hacia la cerca, donde estaban los alumnos. Todos se echaron un poco hacia atrás cuando Hagrid llegó donde estaban ellos y ató los animales a la cerca.

Hagrid: Hipogrifos! - gritó Hagrid alegremente, haciendo a sus alumnos una señal con la mano - a que son hermosos?

Clarise pudo comprender que Hagrid los llamara hermosos, rápidamente se podía empezar a apreciar el brillo externo del animal, que cambiaba paulatinamente de la pluma al pelo. Todos tenían colores diferentes: gris fuerte, bronce, ruano rosáceo, castaño brillante y negro tinta.

Hagrid: venga - dijo Hagrid frotándose las manos y sonriéndoles - si queréis acercaros un poco...

Nadie parecía querer acercarse. Harry, Clarise, Ron y Hermione, sin embargo, se aproximaron con cautela a la cerca.

Hagrid: lo primero que tenéis que saber de los hipogrifos es que son orgullosos - dijo Hagrid - se molestan con mucha facilidad, nunca ofendáis a ninguno, porque podría ser lo último que hicierais

Malfoy, Crabbe y Goyle no escuchaban; hablaban en voz baja y los mellizos tuvieron la desagradable sensación de que estaban tramando la mejor manera de incordiar.

Hagrid: tenéis que esperar siempre a que el hipogrifo haga el primer movimiento - continuó Hagrid - es educado, os dais cuenta? vais hacia él, os inclináis y esperáis, si él responde con una inclinación, querrá decir que os permite tocarlo, si no hace la inclinación, entonces es mejor que os alejéis de él enseguida, porque puede hacer mucho daño con sus garras. Bien, quién quiere ser el primero?

Como respuesta, la mayoría de la clase se alejó aún más. Incluso Harry, Ron y Hermione recelaban, pero Clarise no, ella se acercó un poco más hacia los hipogrifos, quienes sacudían sus feroces cabezas y desplegaban sus poderosas alas; parecía que no les gustaba estar atados.

Clarise: yo - se ofreció Clarise

Detrás de ella se oyó un jadeo, y Lavender y Parvati susurraron:

Clarise: no, Clarise, acuérdate de las hojas de té!

Clarise no hizo caso y saltó la cerca.

Hagrid: muy bien, Clarise! - gritó Hagrid - veamos cómo te llevas con Buckbeak

Soltó la cadena, separó al hipogrifo gris de sus compañeros y le desprendió el collar de cuero. Los alumnos, al otro lado de la cerca, contenían la respiración. Malfoy entornaba los ojos con, para sorpresa incluso de el mismo, algo de preocupación, desde que llegaron a Hogwarts para todos en Hogwarts era muy obvia la mala relación entre los mellizos y Malfoy, pero se notaba que en el fondo el odio que tenia Malfoy hacia los mellizos no era en realidad para ambos, era únicamente hacia Harry.

Hagrid: tranquila ahora, Clarise - dijo Hagrid en voz baja - primero mírale a los ojos, procura no parpadear, los hipogrifos no confían en ti si parpadeas demasiado...

A Clarise empezaron a irritársele los ojos, pero no los cerró. Buckbeak había vuelto la cabeza grande y afilada, y miraba a Clarise fijamente con un ojo terrible de color naranja.

Hagrid: eso es - dijo Hagrid - eso es, Clarise, ahora inclina la cabeza...

Clarise se inclinó brevemente y levantó la mirada.
El hipogrifo seguía mirándolo fijamente y con altivez, y, ante la sorpresa de todos, el hipogrifo dobló sus arrugadas rodillas delanteras y se inclinó profundamente.

Hagrid: bien hecho, Clarise! - dijo Hagrid, eufórico - bien, puedes tocarlo! dale
unas palmadas en el pico, vamos.

Clarise se acercó al hipogrifo lentamente y alargó el brazo, le dio unas palmadas en el pico y el
hipogrifo cerró los ojos para dar a entender que le gustaba. La clase rompió en aplausos.

Hagrid: bien, Clarise - dijo Hagrid - creo que el hipogrifo dejaría que lo montaras! - dijo emocionado - súbete ahí, detrás del nacimiento del ala - dijo Hagrid - y procura no
arrancarle ninguna pluma, porque no le gustaría...

Clarise puso el pie sobre el ala de Buckbeak y se subió en el lomo.
Buckbeak se levantó. Clarise no sabía dónde debía agarrarse: delante de él todo
estaba cubierto de plumas.

Hagrid: vamos! - gritó Hagrid, dándole una palmada al hipogrifo

A cada lado de Clarise, sin previo aviso, se abrieron unas alas de más de tres metros de longitud. Apenas le dio tiempo a agarrarse del cuello del hipogrifo antes de remontar el vuelo.

Hagrid: muy bien, Clarise! - gritó Hagrid, mientras todos la vitoreaban - bueno!, quién más quiere probar?

Envalentonados por el éxito de Clarise, los demás saltaron al prado con cautela. Hagrid desató uno por uno los hipogrifos y, al cabo de poco rato, los alumnos hacían timoratas reverencias por todo el prado. Neville retrocedió corriendo en varias ocasiones porque su hipogrifo no parecía querer doblar las rodillas. Ron y Hermione practicaban con el de color castaño, mientras Harry y Clarise observaban.

Malfoy, Crabbe y Goyle habían escogido a Buckbeak. Había inclinado la cabeza ante Malfoy, que le daba palmaditas en el pico con expresión desdeñosa.

Draco: esto es muy fácil - dijo Malfoy, arrastrando las sílabas y con voz lo
bastante alta para que los mellizos lo oyeran - tenía que ser fácil, si esa Potter fue
capaz... a que no eres peligroso? - le dijo al hipogrifo - lo eres, bestia asquerosa?

Sucedió en un destello de garras de acero, Malfoy emitió un grito agudísimo y un instante después Hagrid se esforzaba por volver a ponerle el collar a Buckbeak, que quería alcanzar a un Malfoy que yacía encogido en la hierba y con sangre en la ropa.

Draco: me muero! - gritó Malfoy, mientras cundía el pánico - me muero,
mirad! me ha matado!
Hagrid: no te estás muriendo - le dijo Hagrid, que se había puesto muy pálido - que alguien me ayude, tengo que sacarlo de aquí...

Clarise se apresuró a abrir la puerta de la cerca mientras Hagrid levantaba con facilidad a Malfoy. Mientras desfilaban, Clarise vio que en el brazo de Malfoy había una herida larga y profunda; la sangre salpicaba la hierba y Hagrid corría con él por la pendiente, hacia el castillo.
Los demás alumnos los seguían temblorosos y más despacio. Todos los
de Slytherin echaban la culpa a Hagrid.

Pansy: deberían despedirlo inmediatamente! - exclamó Pansy Parkinson, con lágrimas en los ojos
Ron: la culpa fue de Malfoy! - lo defendió Ron

Crabbe y Goyle flexionaron los músculos amenazadoramente.
Subieron los escalones de piedra hasta el desierto vestíbulo.

Pansy: voy a ver si se encuentra bien! - dijo Pansy

Y la vieron subir corriendo por la escalera de mármol. Los de Slytherin se alejaron hacia su sala común subterránea, sin dejar de murmurar contra Hagrid; Harry, Clarise, Ron y Hermione continuaron subiendo escaleras hasta la torre de Gryffindor.

Hermione: creéis que se pondrá bien? - dijo Hermione asustada
Harry; por supuesto que sí, la señora Pomfrey puede curar heridas en menos
de un segundo - dijo Harry, que junto a su hermana ya había sufrido heridas mucho peores y la
enfermera se las había curado con magia
Ron: es lamentable que esto haya pasado en la primera clase de Hagrid, no os parece? - comentó Ron preocupado - es muy típico de Malfoy eso de complicar las cosas...

Fueron de los primeros en llegar al Gran Comedor para la cena. Esperaban encontrar allí a Hagrid, pero no estaba.

Hermione: no lo habrán despedido, verdad? - preguntó Hermione con preocupación, sin probar su pastel de filete y riñones.
Clarise: más vale que no - le respondió Ron, que tampoco probaba bocado

Clarise observaba la mesa de Slytherin. Un grupo prieto y numeroso, en el que figuraban Crabbe y Goyle, estaba sumido en una conversación secreta. Clarise estaba segura de que preparaban su propia versión del percance sufrido por Malfoy.

Ron: bueno, no puedes decir que el primer día de clase no haya sido interesante - dijo Ron con tristeza


Perfection - George Weasley y túNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ