Cap. 5 [ Namie ]

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«¡Dime lo que pretendes hacer! No eres nada sin mí, Jung Hoseok

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«¡Dime lo que pretendes hacer! No eres nada sin mí, Jung Hoseok. Ni siquiera el polvo que pisas.»

Hoseok se despertó asustado. Durante un largo momento, los recuerdos atacaban su mente, todas las ideas de su cerebro empezaron a acelerarse, atropellándose casi entre sí debido a su ansia, su tristeza y de algún modo, su dolor.

Apareció en su dormitorio, no sabía ni cómo ni cuándo había llegado, llorar lo había dejado exhausto, no sabía cuánto tiempo había pasado, no quería ir a ningún lugar, ni ver a nadie.

Ni siquiera siendo un lunes por la mañana quería levantarse, era prácticamente un muerto en vida.

El celular que vibraba a su costado y se encontraba en la mesita de noche, parecía un objeto de su propia realidad, todo había pasado, y debía dejar atrás lo que le había lastimado, pero de algún modo, eso no parecía ser la solución.

Hoseok había luchado muchas veces por tratar de superar los recuerdos que lo atormentaban, psicólogos, psiquiatras, amigos que habían prometido estar siempre con él. Todos en algún momento se olvidan, y se encontraba solo de nuevo, con ese vendaval de emociones quemándole las últimas ganas de existir.

Salió de la cama y caminó en silencio por el suelo alfombrado. No tuvo la intención ni de ver la hora en el celular, como solía hacerlo desde hace siete años que vivía en esa casa.

Solo se dirigió al baño y vio en el espejo el reflejo de su propio rostro, en verdad quería disculparse con el castaño al cual le causó problemas, Jungkook, como le había dicho que se llamaba, se veía como un buen chico, pero su asociabilidad no le permitía establecer muchas relaciones.

—Eres muy patético, Jung Hoseok— habló el pelinegro a su propio reflejo.

—Eso no es cierto—

Hoseok desconcertado, fijó la mirada en el espejo, al ver una persona que estaba detrás de él. Volteo rápidamente al ver a un muchacho, que asumía que no pasaba de los diecisiete años, unos cuantos centímetros más alto que él, ojos grises, cabello teñido de rubio, que lo estaba mirando profundamente.

—Mi padre me encargó darle esto. — habló el menor, sacando de la ensoñación a Hoseok. — Se le había quedado con las demás compras.

Le acercó una pequeña caja de velas aromáticas, que Jung siempre pedía al señor Kim, porque lo relajaban mucho.

«Kim Namie», recordó Hoseok al pequeño hijo de los Kim.

—Una pregunta, ¿Eres Namie?

—Namjoon, si... — respondió el rubio— También quería agradecerte por lo del concurso de la radio, mi amigo y yo, realmente necesitábamos esa oportunidad. Bueno...eso es todo.

Giró sobre sus talones, queriendo salir del hogar del mayor, ¿Cómo había llegado hasta allí?; es que nadie le respondía la puerta y su padre le había dicho que a veces, que cuando el chico Jung no estaba en casa y como tenía la llave, él podía entrar y salir por que le tenía mucha confianza.

ERES PARA MÍ [дʟʟ х Ноѕеок]Where stories live. Discover now