XIV

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―¿De verdad vas a entrar a mi mente?

―Créeme que tampoco me agrada ver cómo te devoras con Ho... Blair.

―¿Qué sucede si ves algo más que solo besos? ―preguntó Demetria, haciendo una mueca al imaginarse las imágenes. ―Es una suerte que entre nosotros tres, tú seas la cerebrito.

―No hay nada de malo ser la cerebrito. ―dijo Freya, frunciendo el ceño indignada.

―Nadie dice lo contrario. ―la tranquilizó Niklaus. ―¿Es necesario hacerlo aquí?

―¿Tienes algún problema?

―Es un aseo de niñas. ―dijo incómodo. ―Y no me siento muy cómodo con Myrtle mirándome.

―Hola Niklaus. ―saludó Myrtle La llorona, una fantasma que habitaba el aseo de chicas al que nadie iba, sus mejillas se volvieron plateadas por el sonrojo provocado cuando obtuvo la atención de Niklaus.

―Le gustas a Myrtle la histérica. ―se burló Demetria.

Myrtle giró la cabeza hacia la castaña, y de un momento a otro comenzó a sollozar y a flotar de una esquina a otra siguiendo con sus lamentos, bajo la mirada incrédula de los tres Slytherin.

―¡Todos molestan a Myrtle la llorona, cada vez que alguien viene piensa que es divertido molestar a Myrtle, me lanzan objetos para apreciar cómo me atraviesan y me dicen sobrenombres horribles!

Luego de soltar otro grito lamentoso, Myrtle La llorona descendió hasta chocar contra un inodoro, luego desapareció.

―Que sensible. ―masculló Demetria exasperada. ―Todos molestan a Myrtle La llorona. ―trató de imitar la voz de la fantasma. ―Le diré a Holt que ya tiene competencia.

―No es divertido.

Cuando Freya había dicho que quería comenzar lo antes posible con las clases de oclumancia, Niklaus no pensó que sería horas después, a las seis de la mañana en el aseo de Myrtle La llorona.

―¿Estás segura que lo sabes hacer?

―¿Dudas de mí?

―Por supuesto que no. ―se apresuró a decir. ―Pero, ¿Y si algo sale mal?, ya sabes a lo que me refiero.

―Tranquilo. -lo tranquilizó la rubio fresa. ―Demi y yo nos encargaremos de ocultar tu cuerpo y le haremos un obliviate a Blair.

―¿Qué? ―preguntó asustado, Demetria carcajeó fuertemente, mientras que Freya lo miraba como si fuera un caso perdido.

―Sólo... vacía tu mente, tienes que tener toda tu concentración, tienes que sacarme de tu mente, mi tío Rabastan me ha dicho que quién-tú-sabes usa la legeremancia con sus mortífagos, tal vez ya lo haya hecho contigo. ―se encogió de hombros ante el pálido rostro de su amigo. ―Aún así, tú tienes que evitar eso para salvar tu vida y la de Blair.

𝚂𝚎𝚛𝚎𝚗𝚍𝚒𝚙𝚒𝚊 | 𝚂. 𝙱𝚕𝚊𝚌𝚔 *cancelada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora