Obsesión

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La luz tenue de una vieja bombilla iluminaba débilmente la habitación dónde él se encontraba. De forma progresiva fue retomando la consciencia; se sentía débil, hambriento, con frío y una sensación de dolor muscular le recorría el cuerpo entero. Tanto la luz, como el frío y el incesante sonido de las gotas cayendo en la lejanía, hicieron que despertará por completo. Estaba oscuro, apenas y podía ver su cuerpo. Cómo primer movimiento trato de llevar sus manos a la cabeza, pero fue ahí donde se dió cuenta de la situación en la que se encontraba. Estaba sujeto a una silla, desnudo.

Fuutaro: ¿Eh? ¿Donde ... Donde estoy?

Intento levantarse pero la fuerza de las cuerdas, aunado a la debilidad que invadía su cuerpo, hicieron imposible que pudiera liberarse. Trato por unos cuantos segundos, pero no había manera. Cuando sintió cansancio se detuvo para observar sus alrededores. No hizo falta mucho para que la desesperación inundara sus pensamientos. Lo habían hecho, pensó, al final lo que creía imposible había sucedido.

Pocos minutos le parecieron angustiosas horas. Fuutaro se mantuvo absorto en la oscuridad. Ocasionalmente trataba de liberarse, pero sentía que las fuerzas le abandonaban cada que intentaba, sin éxito, forzar las cuerdas para romperlas. No tuvo que pasar mucho tiempo haciéndolo, pues recibió una visita. El silencio del lugar fue ahogado por el chirrido de una puerta abriéndose; poco a poco la habitación fue llenándose de luz, lo que le permitió a Fuutaro ver a sus alrededores: parecía ser un habitaculo de piedra sólida, por la posición y el sonido del agua goteando, suponía que estaba cerca de una fuente de agua, posiblemente en un sótano. Sin embargo, tales descubrimientos fueron ignorados en cuanto la vió entrar.

Le costó mucho saber cuál de las cinco era, pero por su voz, supo de inmediato identificarla. Lentamente, y procurando no hacer ruido, se acercó hacía él.

Miku: (Susurrando) Fuutaro, al fin despiertas...

Fuutaro: Miku... ¿Que demonios? Esto es una locura, incluso para ustedes. ¿En qué estaban pensando?

Miku: (Susurrando) Eso ya no importa, Fuutaro... (Sonríe) No sabes cuan feliz me hace tenerte aquí finalmente. Estuve esperando mucho por este momento.

Fuutaro: Escúchame, debes pensar las cosas con claridad. ¿Quien tuvo la idea? ¿Dónde estamos? ¿Sabes en qué problema se metieron? ¿Están tus hermanas involucradas?

Fuutaro esperaba respuestas por parte de la chica. Sabía que se encontraban mal, pero esto era un extremo que nunca se había imaginado que sobrepasarian. Toda la situación lo estaba poniendo nervioso, y, aunque no lo demostraba, un leve miedo recorría su cuerpo. No obstante, la incertidumbre por conocer las respuestas a todas sus preguntas se desvaneció por completo cuando, sin previo aviso, Miku comenzó a besarlo.

El beso lo tomo desprevenido, intento zafarse pero en su estado era imposible. Solo pudo liberarse cuando sintió como a Miku empezaba a faltarle el aire, de otra manera, no se hubiese detenido.
La cara de la chica estaba roja, jadeaba y mantenía una enorme sonrisa, una que nunca antes había visto en ella. Después de su beso, estuvo acariciándole por un par de segundos, para después, sentarse sobre sus piernas.

Miku: Me das tanta ternura, Fuutaro, ya no te preocupes mas por eso, ya no tendrás que preocuparte nunca más por nada. Me tienes a mí... y yo te tengo a tí... ¿No te emociona, Fuutaro?

Fuutaro: Miku, realmente no estas pensando con claridad, han ido demasiado lejos.

Miku: ¿Sabes por qué? (Acercándose levemente a sus labios, sintiendo la calidez de las bocas de ambos, le propinó un tierno beso) Porque lo vales, Fuutaro. Tenerte aquí, únicamente para nosotras, vale todos los riesgos.

Salvando Al Soldado Fuutaro - Gotoubun no Hanayome [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora