Capitulo 5

5 3 0
                                    

— Ixchel, diosa de la luna representaba la fertilidad de las tierras, dueña de los anocheceres, creadora de la naturaleza. Cuenta la leyenda que Hun-Camé y Vucum-Camé, los dioses del Xibalbá, el inframundo para los mayas, envidiaban a Ixchel por sus poderes para crear y mantener un equilibrio en la vida y la muerte, así que enviaron varios de sus demonios para capturarla y hacerla una esclava en el inframundo, pero sus intentos fueron en fracasos, así que no les quedo de otra que esperar la muerte de Ixchel por el motín que se aproximaba en el mundo dioses, que terminaría en alguno de sus hermanos, la asesinara, sin embargo ella era muy lista así que creo un cofre que lo oculto entre las ruinas que alguna vez su hogar, en medio del bosque, en donde dejaría todos sus poderes para evitar que caiga en manos de la maldad. Según mis investigaciones ese lugar es donde tu conoces, ahi es donde podría esta ese cofre.

— ¿Enserio? No me lo esperaba para nada, ¿entonces eres un arqueólogo?, ¡increíble!, cuéntame más.

Yo era como un niño curioso y asombrado escuchando lo que me decía Chris, no puedo creer que era la misma persona quien había estado todos estos días, me pude percatar como sus ojos brillaban cuando contaban eso, con la poca luz que nos daba el fuego y la poca distancia que quedaba del uno al otro. Me di cuenta que tenía unos ojos como el mar que nos habíamos chocado, azules claros y a las ves profundos que dan ganas de ahogarte en ellos como las personas que murieron en el accidente, por ese brillo y su manera de ser detrás de toda frialdad que al principio utilizaba conmigo, aclara mis duda lo que siempre había sentido por el hermano de mi mejor amigo, me gustaba demasiado físicamente y ahora me atraía su forma de ser, no sabía ahora que se hacer con mis inútiles sentimientos, me atormentaba siempre con la idea de que me fijaba en los hombres equivocadas.

Había cambiado conmigo, ahora si me hablaba y me daba su atención, no paraba de hablar de sus aventuras por el mundo, yo me enamoraba cada más de la emoción en sus palabras, parecía que no hubiera momento en que su vida no girada entorno a la acción. Las horas mientras caminábamos ya no parecía eternas, los árboles que intimidaban por su altura y cantidad, ahora solo eran para mis unos arbustos con muchas flores y los bichos revoleteaban por ahí, ahora eran para m pajaritos que cantaban con una dulce tonada.

Con todo lo que habíamos camino y los días que pasaron, la abundante vegetación de esa gran selva había disminuido poco a poco, ahora se veía grandes praderas y en una de esas había un rio.

— Necesitamos parar.

— ¿Para?

— no sé si lo has notado, pero... apesto, necesito bañarme.

Chris rio, afirmo con su cabeza, pero esperaba que se fuera a otro lado del rio o hacer otra cosa, para darme un poco de privacidad, pero no, en cambio se desnudó por completo frente mío, me tiro la ropa, y me dijo— Lávala.

hice todo lo posible, para no mirarlo, estaba complementas desnudo, era muy difícil disimular que no quiera mirar sus músculos y corpulento cuerpo, era como un imán para mis ojos. Me aleje de la tentación rápidamente, me quite mi camisa roja y mi pantalón desgastado, también mi ropa interior, necesitaba lavar todo muy bien y dejarlo secarlo. Era un día hermoso, las lluvias habían parado por fin y el calor se comenzaba a notar, al terminar de lavar, lo deje encima de una gran piedra que estaba cerca el rio, al igual que la ropa de Chris, no podía que creer que alguien usara semejante ropa interior, ¿acaso una anaconda era lo que se cargaba ese hombre en su entre pierna? Por supuesto le leve la ropa, él me había alimentado no sé cuántos días, quería sentirme que si era útil en medio de este caos que estaba viviendo.

Entre al rio y me relaje, había como un pequeño pozo, donde me podía acostar y mientras flotaba, sentía como el agua y la corriente acariciaba todo mi cuerpo, era un río grande, parecía que no teína fonda, no me atrevía a nadar por aquellas profundidades, sabía nada por supuesto, pero no tipo nadador olímpico para arriesgarme de esa manera.

Me estaba quedando un poco dormido, porque por fin tenía un momento de paz, después de aquel accidente traumático de avión, con solo imaginar las personas ahogándose o aguantando hambre en esa playa, un escalofrió me daba en las noches, así que mi sueño no era de calidad.

De la nada sentí como algo se agarraba del pie debajo del agua y me arrastraba el fondo del rio, entre en pánico y con toda mi fuerza intenté nadar como pudiera para soltarme, con el poco aire que había tomado en la superficie, me pude soltar.

— ¿Estas locas? ¿Por qué haces eso? —decía tosiendo, había tomado algo de agua.

— Era un juego.

— ¿De qué? ¿De cómo ahogar a alguien?

Él se reía, mientras yo me acercaba a la orilla— ¿no quieres intentarlo? ¡A ver trata conmigo!

— Obviamente no voy a poder —gire a los ojos

— Aguafiestas... ya es hora de seguir, ¿dónde está la ropa?, tráemela.

La incomodad para era muy grande, tenía que salir del agua para ir agarrar la ropa, pero estaba desnudo, él no se largaba de ahí y seguía nadando como nada, así que no me quedo más remedio que salir casi corriendo de ahí, en un segundo gire, a ver si no me estaba viendo y el sinvergüenza me estaba viendo, no disimulo nada, yo me puse rojo como un tomate. Fue de prisa a la pierda, que había dejado la ropa, me cambie, para después pasarle la ropa.

— Bonitas nalgas.

— Eh... Mm... debe ser las caminatas. —dije avergonzado.

Lo que me dijo, disparo mis ilusiones de que tal vez podría a entesarle al monumental hombre, no lo podía creer que me digiera eso, juraba que él era un heterosexual. O quizás era solo ese extraño momento como pasa en las cárceles, o las guerras, como decía el dicho "En tiempos de guerra cualquier agujero es trinchera".

Seguimos nuestro camino si es que había uno, para después acampar, una vez más, se repetiría la misma rutina, acampar, fogata, esperar el sueño, comer lo que el traía, hablar de sus aventuras, irse a dormir. Pero esa noche paso algo extraño, el frio no se podría ignorar, me hacía templar toda la noche, no podía dormir, además que no tenía con que taparme, parecía que me iba de morir de hipotermia en ese lugar.

— Abrázame.

— ¿Que?

— Es la única forma de que no perdamos el calor.

— Pero... eh...

Él se acercó rápidamente y me abrazo, al rato mientras estábamos acostado yo empezar a emanar calor, jamás había tenido un hombre como él así de cerca, las pocas que había tenido sexo en la universidad con chicos que nada que ver ni contar, ni rememorar, me estaba cobrando cuentas, sus brazos por mi espalda y los míos en la suya, el pegaba su cuerpo al mío como si nada, en cambio yo tenía que guardar distancia un poco para que él no notara el problema que tenía abajo.

.....

yo tambien me enamoree de ellll :'3

Como yo queríaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon