codigo 571

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Soy Leila una niña normal, corriente como cualquier adolescente de mi edad de clase media, vivo con mi madre mi abuela y mi perro, hoy es 17 de junio cumplo 18 años y tengo miedo y odio el cumplir 18 años, en cualquier lugar esto seria una representación de felicidad pero en mi país las cosas son diferentes, NO, no quiero que me vengan a buscar, no quiero casarme con un desconocido, este sistema esta mal, muy mal, sacar a las muchachas a la fuerza de sus casas para tener un matrimonio obligatorio con alguien que no conoces, no solo opino por las mujeres también por los chicos que a esta edad no piensan en formar un matrimonio y mucho menos con una completa desconocida, en este país no importa tu orientación sexual, solo rige lo que el gobierno dice, "lo correcto, es la heterosexualidad",  lo peor y asqueroso de este sistema es el que a veces hay casos que no son solo jóvenes de 18, hay hombres cuales pagan para códigos  falsos del gobierno, esto debe ser mentira (pienso), ¡¡el estúpido gobierno se vende!!.

hoy tengo 18 años, sí era el día, hoy me salió el tatuaje de barras, el jodido código a las mujeres le salía un código de barras y a los hombres aparte de eso la dirección en que estaría ese día, yo no podía arrancar, si me iba a la China, ahí mismo irían a buscarme, todo el día me la pase viendo películas con mi madre y mi abuela, era ya tarde cuando toco a mi puerta un joven con 5 caballeros armados, mi madre sabía que no quería y no abrimos la puerta, pero entraron a la fuerza, nos escondimos en el baño, al cual igual entraron los hombres tenían a mi madre y abuela, me amenazaban de muerte, a mí familia la cual amaba, el chico entro rudo y me tomo de la cintura golpeándome contra la pared y me susurro: "tranquila yo no te hare daño", por alguna razón el me dio confianza, vi en sus ojos mi misma expresión de desagrado, de no querer hacer esto,  y decidí irme por el bien de mi madre y abuela, no alcance ni a despedirme, el me tomo de la mano y empezamos a huir, ¿por qué el corrió a otra dirección?, me di cuenta que el tampoco quería esto, era obvio que no es lo que deseaba un adolescente con pocos días de adulto,  nadie quería una casa que los vigilara, que hicieran el trabajo de esposos bien, porque sí, esto se veía como un negocio por parte del gobierno, corrimos y los hombres armados se fueron por un camino y nosotros por otro, nos detuvimos a tomar un poco de aire y me hablo.

"Hola soy Alex", dijo cansado y yo respondí, "hola soy Leila" nos sonreímos, fue una sonrisa corta, pero por un momento sentí que fue la mejor sonrisa de este mundo, una sonrisa de alivio, que me dio esperanza.

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