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No fue tan mala idea salir corriendo hace un par de minutos de Lee know.

Había que bajar de las nubes. Se suponía que ese iba a ser un viaje junto a sus amigos. Disfrutar con su clase.

Sin embargo, lo único que ha hecho es ligar con un tipo desconocido y que además es mayor que él. Ya ni siquiera se conoce. ¿Dónde estaba ese antiguo él, que odiaba a toda la existencia humana?

Qué estúpido había sido. ¿Por qué, cuando Lee le susurró, su ritmo cardiaco empezó a ir más rápido?

Jisung tenía claro que Minho era una persona que querría disfrutar de su viaje. Sin embargo, él era muy raro.

¡Se empeña en acompañar a un niño a todos lados!

Eso le llevó a la conclusión que a lo mejor se sentiría arrepentido por haberle hecho tropezar. Sí, seguramente había sido eso.

Jisung no podía gustarle. No, no podía. Sólo era un adolescente que jamás vería de nuevo en unos seis días. No valía la pena ir de romances.

Minho había sido un estúpido susurrándole. ¿Acaso sabía que Jisung era homosexual? ¿Tanto se notaba? Y es que, además, las posibilidades de gustarle eran nulas. Apostaba que el mayor ya tenía una vida independiente de sus padres, que estudiaría una carrera y; lo peor de todo, que tendría pareja.

Exacto. Lee know podría tener pareja.

Por eso, Jisung decidió que no debía enamorarse del desconocido.

Y, con ese último pensamiento, se acostó por primera vez en ese crucero.

Jisung se levantó repentinamente por un sonido ensordecedor: la alarma. ¿Cuándo se había dormido?
Se desperezó, y miró hacia su alrededor.

La otra litera estaba ocupada por Seungmin, completamente sobado y durmiendo. Juraba que hasta podía verle la baba. Después, en la cama de matrimonio, podía ver a Changbin abrazando a Felix también descansando.

Esperen.

¿Abrazados?

Bueno, daba igual. La cuestión era que a los tres se les había pegado las sábanas... Porque él era el único que estaba despierto a estas alturas del paseo. ¿Es que sus amigos imbéciles no habían escuchado el dichoso pitido del móvil?

Se levantó y se fue al baño. Mirándose al espejo, se dio cuenta que se veía horrible. Los ojos estaban rojos, las mejillas hinchadas de la presión de la almohada y el pelo estaba desastroso.

Se lavó, se cambió, y se puso las zapatillas. Listo para afrontar el día. Hoy en teoría el barco llegaría a otra ciudad, así cediendo a otros estudiantes a bajarse y dar un paseo. Pero, claro, para eso tenían que estar ya despiertos.

Necesitaba alguna táctica para romperles el sueño. ¿A qué hora habrán llegado de la discoteca?

Miró por toda la habitación hasta que finalmente dio con el clavo. Bingo.
Encontró un megáfono de juguete.

¿De donde salió? Ni idea. Probablemente de el dandy.

Lo encendió con cuidado, tratando de no romperlo.

Lo probó dando un par de soplidos y, finalmente, lo hizo:

—¡VENGA A LEVANTARSE! ¡EN DIEZ MINUTOS SE VA LA GENTE!

Tan rápido como lo chilló, los demás saltaron de sus camas y se vistieron.

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—¿Era necesario hacer eso? — preguntó Felix, bostezando.

Camarotes compartidos  ༄ minsung Where stories live. Discover now