Recuerdo

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Nacidos en cuna de oro, ambos lograron conocerse.

Todo comenzó en una pequeña reunión en la residencia Min.

La familia Min y la familia Park tenía cosas qué discutir.

No, no me malentiendas. Ellos no pensaron unir a Jimin con Yoongi en un matrimonio forzado.

Ellos solo se conocieron. Se gustaron. Se enamoraron.

Yoongi creía que Jimin era el chico más tierno y amoroso que había conocido jamás.

Jimin creía que Yoongi era el chico más vulnerable y desamparado que pudo haber conocido.

Fue el profundo y primer beso que Jimin experimentó con grandeza en su adolescencia, lo que lo convenció de que Yoongi podía ser la pareja perfecta para él.

La familia Park estaba feliz, porque Jimin era feliz, y eso era lo único que importaba.

La familia Min lucía molesta. Estúpido Yoongi; pudo haber conseguido algo mejor.

Pero Yoongi luchó por Jimin.

Porque lo amaba, porque no podía dejarlo ir.

No podía.

No quería.

Ahora mismo, Jimin presenciaba las calles a través de la ventana en el auto. Las luces eran bonitas, y las personas caminaban alegres. Algunos se tomaban de las manos, y los niños corrían siendo perseguidos por sus madres y por sus padres.

Su chofer le indicó que llegarían pronto. Claro, ese mismo día Jimin había cumplido la mayoría de edad y su novio Yoongi quería verlo. Por eso lo citó en un lugar especial para ambos.

Lo cierto era que no tuvo que esperar demasiado para llegar, pero sus ansias de poder verlo una vez más hacían que el viaje en coche fuera largo y tedioso.

Corrió dando pequeños brincos hasta la recepción y solicitó el número de la habitación donde Yoongi se había hospedado.

[...]

«118»

Solo bastaron un par de golpes para que la puerta fuera abierta.

Oh. Yoongi era muy apuesto.

Ni siquiera tuvo que pensárselo dos veces, porque ya había saltado hacia sus brazos, sosteniéndose sobre la punta de sus pies para alcanzar sus labios.

―Te extrañé ―le dijo él, besándole las mejillas de forma repetitiva―. Ven. Quiero que veas algo.

Jimin no pudo evita soltar una tierna risa traviesa.

Yoongi le tomó de la mano, arrastrándolo en medio de la habitación, soltándolo entonces cuando tuvo que abrir las puertas corredizas de la terraza.

Los ojos de Jimin brillaron.

La urbe comenzaba a iluminarse, y sobre ella, el cielo azul comenzaba a arder. El sol se estaba despidiendo con un hermoso espectáculo. Azul, amarillo, naranja, rosado, rojizo, oscuro.

Nunca se había tomado el tiempo de observar algo como eso.

El rostro de Jimin se iluminó suavemente, producto de las luces encendidas en la ciudad buscando desesperadamente mitigar la oscuridad de la noche.

Jimin estaba tan distraído ante ese hermoso escenario que no se dio cuenta de lo que Yoongi estaba haciendo.

―Jimin ―lo llamó por fin, con una sola rodilla contra la baldosa.

Y Jimin lo miró.

Quiso llorar.

Soltó un chillido y se llevó las manos a la boca al encontrarse con una pequeña caja aterciopelada entre las pálidas manos de su novio. Estaba abierta, bien decorada y aparentemente suave, parecía como una diminuta cama para el anillo de compromiso que descansaba entre el terciopelo color vino.

―¿Quieres casarte conmigo? ―Su sonrisa era sincera, y Jimin lloró, encontrándose a sí mismo asintiendo de forma ansiosa. Sí quería. Quería hacerlo. Quería vivir con ese hombre el resto de su vida.

―Oh. Yoongi ―Jimin sonrió, tratando de limpiar las lágrimas que aún se atrevían a correr sobre su rostro―. Sí quiero, Yoongi. Quiero casarme contigo.

«Quiero eso. Quiero que todo lo que reste de mi vida sea a tu lado» pensó. «Quiero vivir y morir a tu lado»

No lo culpes. Estoy segura de que tú también creíste en el amor una vez.

Hay que estar de acuerdo con que debemos reflexionar bien las cosas antes de actuar.

Podríamos arrepentirnos.

Jimin parecía que no iba a arrepentirse jamás.

Estaba lanzándose desde lo más alto de un rascacielos sin paracaídas. Por favor, no le digas que la piscina que le espera abajo está vacía.

Iba a casarse con el amor de su vida. Y pasaría con él los mejores y los peores momentos.

Hasta que la muerte los separe.

En La Bañera [Editando]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant