Capitulo I

5K 167 15
                                    

Julio 13, 2030. New Orleans.

La temperatura de aquel día era realmente insoportable, aunque sus ropas fuesen lo suficientemente ligeras como para no molestarles, los 34ºC que hacían eran lo bastante sofocante y desesperante. El aire acondicionado del coche era imperceptible para las tres personas que se transportaban en él. Una rubia con semblante serio pronunció a su padre, que conducía a su lado, por tercera vez.

-¿Realmente teníamos que venir justo hoy, el día en el cual el infierno decidió expulsar su calor en las calles de New Orleans?- refunfuñó enfadada mientras bajaba la ventanilla del copiloto de mala forma -además, ni siquiera el aire acondicionado funciona, siento que voy a vomitar- simuló una arcada hacia su padre.

-Cariño, cálmate un poco, sé que el clima no ayuda ahora mismo, pero era urgente venir hasta acá -la miró de forma cariñosa y volvió su vista al frente- una vieja amiga me pidió ayuda. Además, te recuerdo que ustedes insistieron en acompañarme-.

-Bueno, era lo menos que podíamos hacer -miró a los asientos de atrás haciendo que su hermana prestara ahora atención a la conversación que tenía lugar en los asientos delanteros- ¿no crees, Jo?.

La morena que venía con los auriculares puesto desde que salieron de la ultima estación de servicio, se irguió un poco sobre su asiento y se quitó uno de los auriculares para poder escuchar mejor a su hermana -bueno, es verano, casi nunca estás por acá y queríamos pasar días contigo antes de que tuvieses que marcharte nuevamente- seguido de esto, tomó un pañuelo de su mochila y limpió el brillo de sudor que se pegaba a su frente.

-Vale, está genial el momento padre e hijas, pero ¿Cuánto falta para llegar?, un segundo más en este auto y siento que moriré- recostó su codo sobre la ventanilla abierta y agitó su mano haciéndola parecer un abanico sin provocar ni una pizca de aire fresco.

-Ya cálmate, según el GPS solo estamos a 5 minutos de llegar- la morena le ofreció una botella de agua a su hermana que había sacado de una pequeña cava puesta bajo sus pies, la cual en algún momento tuvo hielo dentro -papá, ¿Cómo es exactamente el lugar a dónde vamos? -.

-Con la fama de esta ciudad, probablemente sea un bar de mala muerte- afirmó la rubia sin preocupación recibiendo de su padre una mirada de reproche.

-No precisamente, pero prefiero dejar que lo vean por ustedes mismas- y a los pocos segundos ante ellos se dejo ver una gran mansión con paredes blancas, grandes columnas y un espacio tan amplio a los alrededores que hizo que sus ojos se ampliaran con sorpresa y curiosidad.

-No sabía que tenías esta clase de amistades- comentó la morena. Su hermana rio por lo bajo.

-No soy simplemente un don nadie, te puede sorprender la clase de amigos que tengo y he tenido, no solo soy un reclutador de superhumanos- para cuando terminó de decir esto, el coche ya estaba aparcado frente a las escaleras de la entrada de la gran mansión -¡vamos allá!- y bajaron del coche casi al mismo tiempo.

Cuando terminaron de bajar del coche, caminaron hasta el inicio de las escaleras, el hombre de mediana edad junto a sus hijas a cada lado. Josette y Elizabeth Saltzman. Esperaron muy pocos segundos cuando la puerta principal de la mansión se abrió, dejando ver a una pareja de mujeres que les sonrieron mientras con la mano les señalaban para que caminaran hasta ellas, que esperaban en el porche.

Primero subió el hombre quitándose las gafas de sol que traía puestas y detrás de él la morena y la rubia que seguían absortas en las columnas que se alzaban a los lados del gran porche. Alaric Saltzman sonrió amistosamente hacia las damas y ambas se acercaron para saludarlo con cortesía de una en una.

-Mi viejo amigo- una rubia de aproximadamente 30 años extendió la mano hacia el hombre y este besó su dorso cortamente -me agrada saber que has venido tan pronto como has podido, te estábamos esperando- seguidamente, la mujer de tez oscura dio dos besos en cada mejilla del hombre y se fijó de reojo en las acompañantes de su amigo.

Haunted HeartWhere stories live. Discover now