Capítulo 17

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Golpeo el saco una y otra vez. Lo golpeo con toda la fuerza que tengo. De repente unos brazos me rodean y me alejan de ahí. Ese peculiar aroma inunda mis fosas nasales y no tengo que mirar para saber que es Roger.

-Georgia, estás bien? -Con un pulgar limpia una de mis mejillas. No me había dado cuenta de que estaba llorando.

Sin pensarlo rodeo su cuerpo con mis brazos y lloro con fuerza, dejando salir todo. Él me rodea la espalda y hace unos pequeños círculos con los pulgares. Lloro, grito y pataleo hasta que ya no puedo más. Roger me guía a la pared y me ayuda a sentarme. Observo el costal de arena y veo manchas rojas en él, después observo mis nudillos, están sangrando y tienen piel desgarrada. Fui tan idiota que olvidé vendarme las manos. Sin embargo, no me duele. Lo que realmente duele está dentro de mí.

Cierro los ojos y siento el brazo de Roger rodear mis hombros. Hace que apoye la cabeza en su pecho y me hace caricias.

-Tenemos que curarte esas manos, nena.-el apodo me hace sonreír un instante.

Ni si quiera tengo fuerzas para hablar, así que solo asiento.

Me ayuda a ponerme de pie. Me siento muy cansada.

-Te llevo a tu casa?- asiento. Un momento...en casa está Emma, lo que significa preguntas que no quiero responder y regaños por mis nudillos.

-No, no puedo ir ahora. -me mira confundido. -Emma se va a volver loca cuando vea esto.- señalo mis nudillos -Mejor me quedaré un rato por aquí.

-Ni de coña te voy a dejar sola. Vamos a mi casa – a su casa? No sé si eso sea buena idea. Pero lo cierto es que es ir o quedarme aquí y este sitio no es muy lindo, que digamos.

De todos modos no me dejó escoger, tomó mi mano y me arrastró por el lugar. Salimos y me dirige a su motocicleta.

-Pero...

-No puedes conducir en este estado, apenas y te sostienes a ti misma.

-Y mi moto?

-Volveré por ella en un rato.

-Bueno.

Creo que nunca he ido en la parte de atrás de una motocicleta. Siempre soy yo la que maneja. Roger me mira esperando que reaccione. Así que obligo a mis piernas a caminar y montarse. Una vez sentada, me agarro de los bordes del asiento.

-Quieres terminar de matarte o qué? Agárrate de mí.

Despacio deslizo los brazos por debajo de los de él sin hacer mucha presión. De repente, arranca tan fuerte que lo aprieto más contra mí y noto como ríe.

El viento golpea fuertemente mi cara. Respiro hondo, inhalando todo el aire posible, dejando que la sensación nuble mis pensamientos. Esto se siente increíble.

Suelto un poco el agarre porque comienzan a dolerme las manos y me levanto un poco. El aire hace volar mi cabello y alzo la cara, cerrando los ojos.

Después de unos minutos, aparcamos y reconozco los departamentos frente a los que estamos. Aquí vive Matt junto a otros amigos de la escuela.

Entramos al departamento y me sorprendo al encontrar todo limpio y en su lugar. La decoración de toda la casa es gris oscuro, negro y blanco. Es hermosa y tiene ese toque masculino.

-Voy por algo para curarte eso, ponte cómoda. – solamente asentí. Camino despacio hacia la sala observado todo. Me siento un uno de los sillones y me dedico a inspeccionar las heridas de mis manos.

Ahora que ya estoy más consiente de todo noto un ardor, pero nada que no pueda soportar. Trato de arrancar un pellejito que se ha levantado.

-Veamos. -dice Roger sentándose frente a mí. – Por suerte para ti, tengo mucha experiencia curando este tipo de heridas.- espera que responda a eso?

FingirWhere stories live. Discover now