I.

5.6K 428 215
                                    

Natsuo suspiró, agradecido con el de arriba porque había llegado a su casa después de una larga caminata

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Natsuo suspiró, agradecido con el de arriba porque había llegado a su casa después de una larga caminata. El bolso que contenía libros le pesaba y lo lanzó al sofá, quitándose la bufanda que Fuyumi le obligaba a usar aunque el frío no le afectara en lo más mínimo. Se revolvió el cabello, sus tirabuzones blancos desordenados en varias direcciones y deseó un masaje en los pies porque le dolían a horrores, había sido particularmente, un día bastante ajetreado en la universidad y lo único que deseaba en ese momento era descansar. Pero cuando hizo amago de dirigirse hacia su habitación se dio cuenta que llamaban a la puerta, regresando sobre sus pasos con expresión hastiada e irritada la abrió, cuestionándose quien era el infeliz que perturbaba su intento de sueño.

-Hola, humm, vine a buscar a mi hermano Shinsou, es amigo de Todoroki Shoto, tiene cabello púrpura y una vibra sombría -saludó la fémina, quien sonrió para transmitir amabilidad que pronto desvaneció cuando percibió el aura que irradiaba el muchacho.

-Oh, hola, sí... no sabía que invitaría a sus compañeros -se recompuso el muchacho, medianamente avergonzado por su aspecto hostil-, puedes pasar mientras le aviso.

(Nombre) siguió las indicaciones que ese extraño chico le había dado, el cual parecía estar al borde de una crisis nerviosa por sus mejillas sonrojadas y movimientos rápidos. Tal vez era igual de cerrado y tímido que el bicolor, con quien ya se topó en ocasiones anteriores. Por lo que empezaba a pensar, los Todoroki eran un poco raros.

-Lamento la intromisión, pero él me envió un mensaje diciendo que estaría aquí y eso, no es como si fuera muy sociable -se disculpó la contraria, observando como él aparecía cruzando el pasillo a los pocos minutos de haberse marchado.

Le restó importancia con un gesto, preguntándose como debía comportarse en lo que los adolescentes terminaban de hacer lo que sea que les mantuviese tan ocupados y ajenos a su presencia. Revisó la hora en el reloj de la pared, atisbando que no era demasiado tarde y un té estaría bien-. Aún siguen con sus deberes, no sé si quieres esperarle aquí mismo.

-Tengo qué, no puedo irme sin ese cara de gato enfadado o mamá podría matarme por ser "una hermana irresponsable" -dijo la de cabellos grisáceos, haciéndose una coleta alta que reveló sus perforaciones en las orejas y él sintió un revoltijo de emociones en el estómago.

- ¿Te apetece un té, agua, café o algo?

Ella negó, aclarando que no debía preocuparse. Estaba bien así y no quería importunar, aunque Natsuo comenzaba a tener la sensación de que había escuchado esa voz en alguna parte y no recordaba de donde-. Debo decir que jamás me imaginé que nuestros hermanos se llevaran bien.

- ¿Qué? ¿Por qué? -las dudas se acrecetaron en el estudiante de medicina, abrumado por la segura y rebelde apariencia de la fémina.

- ¿De verdad no sabes quién soy?

El Todoroki tuvo la certidumbre de que su rostro se hallaba prendido en fuego o que el tono bermellón de sus pómulos lo delatarían, honestamente no tenía ni siquiera una idea de quien era esa misteriosa muchacha que al parecer le conocía y respondía con total confianza en sus palabras. Le intimidaba una mujer así. Sin embargo, el suave color de sus orbes le transmitían una inequívoca paz que le sacudía las entrañas... porque se negaba a que fuera su corazón, no creía en amor a primera vista y tampoco estaba emocionado por experimentar ese sentimiento luego de varias decepciones en el pasado. El meollo del asunto, su dilema principal, era la ambivalencia que le provocaba.

Rió, enternecida por la confusión palpable en el semblante de Natsuo. En su humilde opinión, era todavía más adorable y suave que en el ambiente académico, generándole una contradicción. No quería espantarlo, era un hecho, pero si anhelaba capturar su atención-. ¿Te suena My Radio, My Rules?

Entrecerró los ojos varias veces, cayendo en cuenta de lo que espetaba y la imagen en su mente se tornó nítida, perceptible, esclarecedora. Quiso golpearse así mismo por lo tonto que había sido-. (Nombre), encargada de la estación de radio de la universidad.

-Por un instante llegué a creer que no adivinarías, mouh, por otro lado me siento ofendida de que no hayas estado consciente desde que me dejaste pasar -su mohín fue tierno, su cara como la de un gatito debajo de la lluvia.

Esa familia debía ser muy cercana a los felinos, podía distinguir esos sinceros y genuinos vestigios de dulzura cuando se expresaba abiertamente. Otra vez se denominó como un idiota, se negaba a hacer el ridículo delante de esa chica y no le sucederían cosas tan estúpidas ahora en adelante. Sería un hombre.

-Si que es una sorpresa.

La locura amplió su sonrisa, batiendo las petañas como leyó en las revistas y acomodó un mechón morado que se colaba. Asintiendo con ahínco, leyendo la expresión corporal y el lenguaje implícito en la faz del albino que se sentó delante suyo. Cualquiera deduciría que su particularidad se relacionaba con algo respecto a la voz u oídos por sus aficiones, después de todo, era una promesa en el mundo del periodismo y su bloque en la radio era ávido ejemplo, o también vinculado a la elaboración de conjeturas. No obstante, había cierto grado de dificultad en lo que su habilidad se refería, sus iris obsidiana eran especiales, inverosímiles, el capricho de algunos villanos...

Ella podía vislumbrar el sentir de las personas, los sentimientos de terceros, anhelos y sueños, incluso temores que tomaban forma de sombras cernidas a las figuras. Desnudaba con la mirada, revelaba secretos, descubría enigmas en los individios a pesar de que lo evitara y podía hacer suyo, enseñoriarse de esos malestares si no tenía precaución. Eso ocurrió con el joven Todoroki, porque se caía a pedazos con un corazón herido y maltratado, lleno de inseguridades y suturas. No era la más sutil, mucho menos la más cándida, pero albergaba la motivación de sanarle... quizás amándole los defectos, liberarlo, que fuese feliz y ese triste color azul evolucione a una paleta de resplandeciente diversidad que le haga cambiar para bien, haciéndole comprender que no hay nada malo con él.

 quizás amándole los defectos, liberarlo, que fuese feliz y ese triste color azul evolucione a una paleta de resplandeciente diversidad que le haga cambiar para bien, haciéndole comprender que no hay nada malo con él

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
¿Y si te beso los miedos? ❀ Natsuo TodorokiWhere stories live. Discover now