Tiempos de Silencio - Imp. Japonés x Argentina [CountryHumans].

~ Prefacio ~

Garúa

Día 02 de mayo de 2004.

El día se encontraba con pesadas nubes bloqueando la entrada de los cálidos rayos del sol. 

Sol. Sentía odio y amor por el emblemático escudo que portaba en su bandera, era un sentimiento raro a su parecer; sentía una admiración y un desprecio increíble hacia él, que constantemente le hacía recordar y anhelar la presencia de su pareja.

Con la intención de despejar aquellas abrumantes ideas que lo llevaban atormentando durante años, se levantó de donde se encontraba arrodillado sacudiendo un poco de la tierra ya impregnada en sus pantalones. Por fin terminó de arreglar aquél jardín que tan minuciosamente había estado cuidando.

Era muy importante para él, aquel jardín simbolizaba la divina paz y esperanza, extrañaba sentirse de esa manera, estaba perdido, varado en un océano sin estrellas ni luna, sin su guía, sin su fiel acompañante.

En nos días lograría la inauguración de este  de este espacio que tan arduamente había estado trabajado, a partir de ahora sería un lugar abierto al público, ya no sería necesaria su reservación pues función principal ya fue cumplida.

Relajó un poco sus hombros al observar el panorama, todo se encontraba bien, la tranquilidad y riqueza natural, los puentes de colores vívidos y divinos dignos y característicos de la cultura nipona.

Rozó levemente con la yema de sus dedos el farol iniciante de todo este proyecto, logrando sentir la áspera superficie de este, estremeciéndose casi al instante. Suspiró inevitablemente, su pesar era notable, por lo que decidió apartar un poco y salir de aquél lugar.

Era de esperarse, Argentina, un país acostumbrado al lamento y a la nostalgia. Bella representación llena de tormentos. Siempre estuvo pagando pos culpas desde tiempos inmemoriales.

Ajustó un poco el botón de aquella tarde radio que lo acompañaba cada mañana y cada tarde cuando laburaba, en ese momento había comenzado a sonar una melodiosa milonga junto con la caída de finas y suaves gotas de agua, por lo que el argento decidió refugiarse bajo el techo de chapa mientras preparaba sus cosas para partir del lugar. Era momento de dar fin, y por primera vez, no mirar hacia atrás.