I

177 17 3
                                    

Observo las hojas desprenderse de sus ramas, vuelan zigzagueantes y se filtran en otros árboles como si disfrutaran del cálido aire. Me es difícil no suspirar, pues la envidia llega a mí. Cómo me gustaría ser como ellas, tan libres y decididas a volar.

Junto los párpados y respiro hondo. Me acomodo de medio lado, esta vez contemplo a mi compañero. Él arranca algunas hebras de pasto, dispuesto a desquitarse con ellas. Pestañeo un poco y me muevo, intento hallar algo más interesante en su postura. Nada.

—Creo que ya hemos descansado lo suficiente —musito.

Se gira y me ve con las cejas arrugadas.

—Han pasado solo diez minutos —contesta. Luego de un par de segundos, lo piensa y deja de arrancar el pobre césped—. ¿Acaso no deseas descansar un poco más?

Me incorporo, alargo el brazo para agarrar mi equipo, que retozaba en un tronco, y me lo pongo con suma lentitud. Esto lo exaspera, con un bufido también decide levantarse y copiar mis acciones.

—Te puedes quedar si deseas. —Eleva la mirada, la conecta con la mía y comprime los labios—. No tengo por qué obligarte. Además, pronto anochecerá y esta zona no es para nada segura.

Verifica el cielo para comprobar que estoy en lo cierto. Deja caer los hombros y camina en mi dirección, pasa por mi lado, no sin antes susurrar:

—Siempre tienes la razón.

Río antes de seguir su estela. No aparto el interés de mis pisadas; una que otra rama truena bajo mi bota, alguna hormiga corre desesperada para llegar con sus compañeros y alcancé a ver un caracol moverse sin miedo alguno delante de una mantis religiosa. Vuelvo a alzar la vista. Las sombras se hacen más oscuras y densas, devoran el follaje del bosque. Mis hombros se crispan y aprieto los puños. La luna está a unos cuantos minutos de despojar al sol de su reino.

—Tenemos que darnos prisa —aconsejo. Desprendo la cinta que mantenía mi máscara adherida a mi cinturón—. Pronto llegarán. —Mi rostro deja de estar al aire libre para volver a su encierro de paredes de porcelana.

—¿Será necesario correr? —gorjea.

Cubro mi cabello trenzado con la capucha.

—No aún.

—Bien, estoy a tus órdenes.

Asiento, no me ve, mas sé que lo sintió... o escuchó el leve movimiento.

Ambos nos disponemos en aguzar los oídos y, si hace falta, también el tacto. Se oye a lo lejos el pastar de algún venado. Cierro los ojos, me concentro más. Al otro lado cae agua en aquel arroyo donde suelo sentarme a tirar piedras. No obstante, el tintineo de las gotas es interrumpido por un quejido, no animal, no humano, uno de algo peor que lo nombrado. Nos ponemos alerta y decidimos parar la marcha. Mi camarada se voltea para observarme, le hago la señal.

No podemos hablarnos, si lo hacemos, corremos con el riesgo de ser oídos. Me arrodillo suave, como si fuese una bailarina a punto de hacer una magistral danza. Hago lo posible para apoyar mis dedos en la tierra sin hacer el más mínimo ruido. Él me imita; posa su rodilla muy cerca de la mía y con suma lentitud, saca del interior de su gabardina lo que lo cuidará de una pronta muerte. El brillo metálico agita un poco mi corazón de expectativa.

Vuelvo a concentrarme al cerrar los ojos. Se acerca, parece titubear, quizá hay algo más que lo atrae. Ya está oscuro, la penumbra devora cada milímetro del bosque. Tiro mi mano a mi hombro al oírlo a unos metros. Aprieto el mango de mi protector y exhalo. Si se aproxima un poco más, saltaremos y lo atacaremos.

Olisquea el viento que arrasa la hojarasca cercana, aquel ruido lo aprovecha mi acompañante para acomodarse mejor en su posición. Escruto su perfil, está preparado, calcula el tiempo que requiere para acabar con el visitante. En un parpadeo, esa criatura ya está a cinco centímetros de nosotros y mi amigo está sobre él con el cuchillo enterrado en su pecho. Me levanto de un salto, los rodea y oteo nuestro entorno. Está solo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 26, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Sangre grisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora