🍰ᗪIEᑕIOᑕᕼO🍰

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Texto original fue escrito: 27 de abril del 2020

Reeditado el 08 de septiembre del 2022

Dos semanas transcurrieron desde aquella declaración y su nueva relación, sus amigos y más allegados no tardaron en saber las buenas nuevas, incluso Tenma le felicito, aún estaba apenado por lo que había ocurrido, pero del error se aprende ¿No?

Aunque lo que pasó no fue un error, y los tres lo sabían, del tema no se hablaría más.

Akane, Sakura y Kinako se alegraron e invitaron a comer a la recién pareja, Hayato era aún distante, notándose más la cercanía de Yuuichi a este y la poca resistencia del moreno.

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//Me alegro por ti amigo mío, que en verdad se haga lo que tú corazón sienta correcto. Y sabes que siempre puedes venir aquí //Robingo como siempre alegre, y más si sus amigos eran felices.

//Ya te dije la condición con la que volvería a ir. No hay manera en que pueda agradecerte, Robingo.

//Ya lo has dicho, con la misma condición que te auto impusiste es más que suficiente como agradecimiento.

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En el trabajo las cosas seguían igual, las fechas de entrega los cuales pocos podían llegar, el dilema de cuantas copias se venderían, los gritos en las llamadas.

Fue por una bebida energizante, se estaba agotando rápido y no pasaba aún el medio día. Trono los nudillos y el cuello para volver a su lugar.

—Estas mucho mejor –comentó Asuto a lo que Amemiya asintió.

Alzó la ceja con una leve sonrisa —¡Que bella sonrisa! –atacó Taiyou haciendo que el otro borrara del rostro la sonrisa —¡No! ¡Otra, otra!

—¡Pónganse a trabajar!

—¡No eres quién para mandarnos, Kirino!

—¡Él no, pero yo sí!

—¡Yamana!

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—¿Y ese chichón? –fue lo primero que cuestionó al abrir la puerta Hakuryuu y ver un pequeño curita en el gran chichón en la cabeza de Tsurugi.

Una bolsa de hielo disminuyó el tamaño de aquel chichón, lo sostenía mientras veía cocinar a Hakuryuu, aquellas dos semanas fueron las más difíciles, como las mismas semanas que empezaron a andar.

Salteaba las verduras en mantequilla, en otra sartén el pescado de freía y el arroz ya estaba al punto. La sopa solo le faltaba hervir.

Olía delicioso.

Hakuryuu en verdad se había esforzado mucho al aprender a cocinar, recordaba la primera vez que intento freír un huevo, al final termino en el techo.

—Al menos la ducha y el hielo están dando resultados –comentó. La televisión se encontraba en un programa de comediante a bajo volumen —no puedo creer que no esquivaras un libro por parte de Yamana.

—Taiyou se entrometió en mi camino, Asuto se había escondido de bajo y Kirino estaba al par de Akane –volvió a repetir por tercera vez. No importaba la vergüenza al contarlo, sino la suave risa de Hakuryuu al oírla.

Dieron gracias y empezaron la cena.

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Y pasada esa última semana de ese mes, los días fueron más ligeros y tomando un color más agradable entre ellos.

Retomaban aquellos hábitos que habían dejado, disfrutaban más las salidas, Kyousuke logró una conversación de dos minutos sin interrupción ni malas palabras por parte de Tenya, Natsuki estaba más que feliz por saber que estaban de nuevo juntos y, no entendía por qué colgaba en seco Hakuryuu a su hermana Sun Hee quedando con un rojo fuego en sus mejillas.

Las salidas en grupo, retomar la amistad con Tenma, quien anunció su boda a principios del año siguiente. En verdad a la pareja se le veía igual o más que feliz que la de Hakuryuu y Tsurugi.

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Llegaron bastante risueños y no por alcohol, sino por el buen ambiente que habían tenido aquella noche con los chicos, aunque también el alcohol tenía un poco que ver.

Se tiraron en la cama y el silencio no fue molestia, ya no lo era.

—Me duchare primero –se alzó con pesadez Kyousuke —Además me toca la cena y no quiero hacerte esperar –dicho esto, entro al baño.

Hakuryuu se quedó mirando el techo y sonrío, dio un largo suspiro relajando el cuerpo y abrió los ojos, no se había sentido tan bien desde hace mucho tiempo, prácticamente antes era un poco forzado.

Guardar apariencias, engañarse a sí mismo de que todo estaba bien, que tarde o temprano todo se solucionaría, en parte, aquello fue cierto, se solucionó, pero el proceso antes de ello, y su inicio fueron de los más difíciles.

El agua se escuchaba de fondo.

Se puso de pie y fue al baño haciendo el menor ruido posible, se desvistió y observo tras el cristal opaco por el calor del agua la figura de Kyousuke, su cuerpo, el cómo se detuvo y girar el rostro al sentir la presencia del otro.

Corrió la puerta y le miro con un ligero alzamiento de ceja —No creo llevar más de cinco minutos...

—Está noche prefiero quedar sin cena –se acercó y beso con gran carga de amor y deseo a Kyousuke que ni tarde ni perezoso le siguió y le adentro en la ducha.

En verdad fue demasiado el tiempo de distanciamiento entre ellos, su cuerpo, aquel fuego que dejaron de lado.

Demasiada pasión encerrada que pedía a gritos salir. El agua no era lo único que lograba escucharse no solo en el baño, sino en el departamento.

No sabían cómo inconscientemente anhelaban sentir el cuerpo ajeno, las caricias y besos, la piel caliente y los roces subidos de nivel.

Hakuryuu tenía una sinfonía de gemidos y jadeos y que no dejaban pensar coherentemente a Tsurugi, le hacían penetrarle más profundo, más rápido y lento, querer disfrutar de cada segundo dentro de Hakuryuu.

El albino también hacía de las suyas, rasguñaba y mordía ante el éxtasis y el fuego que le quemaba por querer más y más de Tsurugi.

Las palabras suaves y candentes tampoco faltaban que los prendían aún más.

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Pasada la medianoche, Kyousuke cargo de regreso a la habitación a Hakuryuu quien seguía con una respiración agitada, y es que ninguno cedía a correrse primero, no fueron más de tres veces que lo hicieron, pero el hecho de retener por un lapso de tiempo mayor de cinco a siete fue en verdad agotador, y agregar que pese al primero sus cuerpos ya temblaban, fue Hakuryuu quien quería un poco más, y bueno, la tercera también la exigió el bicolor aún si ya estaba desfalleciendo ambos en el suelo.

No supo cómo saco fuerza para la tercera si a duras pudo con la segunda, pero ver la ferocidad en los ojos de Hakuryuu le motivaron a intentarlo. No lo volviera a hacer.

Sus párpados no podían más, que suerte que Hakuryuu cayó rendido y a duras lo alcanzó a tomar, vistió y llevo a la cama.

Arropó a ambos y al dejar que Morfeo lo llevará por sus reinos, abrió los ojos de golpe y vio en dirección a Hakuryuu quien dormía tan plácidamente.

¡¿Qué demonios había hecho?!

Hakuryuu era un doncel, no había usado protección ¿Y si quedaba embarazo? ¿Si cogía alguna enfermedad por hacerlo en la ducha?

No es que no lo hubieran hecho antes, de hecho, follaban sin protección donde les pegara la calentura ¡¿Ahora por qué le preocupaban esos detalles?!

Como una sola cosa podía arrebatarle su tan merecido descanso, quitarle el dolor por un tiempo y mantenerle despierto.

¿Hakuryuu Bailong?Where stories live. Discover now