El hijo de la reina Rhijal

759 67 14
                                    

Tres caballos negros como la noche galopaban velozmente por la extensa pradera que abarcaba los terrenos de la mansión. Sobre sus espaldas, tres jinetes gozaban del viento que la velocidad hacía que acariciara sus rostros mientras que la suave luz del sol de media tarde confortaba sus cuerpos.

Al contrario de la creencia generalizada entre todos los mortales de que todas los vampiros eran iguales y se les podía combatir con ridículos procedimientos que se basaban más en los cuentos infantiles que en la auténtica realidad, había muchas razas de vampiros que se dividían en clanes y de entre estas razas estaba la de los vampiros  sumus-puris, los auténticos y más poderosos, siendo éstos los que lideraba la poderosa reina Rhijal.

Los sumus-puris eran inmunes a la luz del sol, les encantaba dar paseos gozando de las ventajas del astro rey sin ningún problema por su parte. Las estacas en el corazón, los ajos, las armas de plata y los emblemas religiosos, literalmente no les hacían ni cosquillas.

El fuego no les afectaba y el agua les encantaba.

Era por esas razones que los tres jinetes disfrutaban de una jornada a caballo sin tener ningún problema. Si algún mortal les viera no pensaría en ningún momento que frente a ellos pasaban tres miembros de los más poderosos vampiros.

Los jinetes que cabalgaban en los extremos eran dos hombres que no aparentaban tener más de 20 años a pesar de que uno de ellos, un hombre rubio de alegres y traviesos ojos azules ya había superado el milenio de vida y el otro, un hombre de pelo castaño y ojos marrones había cumplido ya los 750 años.

En el centro de los dos vampiros cabalgaba un joven muchacho de cabellos intensamente negros y profundos ojos verdes que hoy cumplía la edad de 11 años.

Gracias a los poderes de su madre, el que antes era conocido como Harry Potter, ahora conocido como Sendhar, hijo de Rhijal, se estaba desarrollando como un muchacho normal y así seguiría hasta llegar a la edad de los 20 años, momento en el que su cuerpo dejaría de crecer y seguiría las mismas características del resto de los vampiros de su raza.

Amado, cuidado, protegido y mimado hasta la saciedad, el joven Sendhar había eliminado de su mente los recuerdos de los atroces años de su infancia que había vivido, no así el resto de los vampiros que las tenían muy presentes y clamaban venganza a gritos.

Para mayor protección del heredero, en todos los posibles lugares que pudiera haber constancia escrita se había cambiado la fecha de nacimiento, pasando a ser ahora la del 31 de octubre. Celebración de Halloween. Fecha muy importante para todo el mundo mágico. También Rhijal había logrado que, fuera donde su hijo estuviera nadie pudiera reconocerlo. La reina de los vampiros había utilizado su sangre para eliminar la famosa cicatriz en forma de rayo que todo el mundo mágico conocía. Ahora su frente estaba completamente libre de cualquier marca y nadie podría jamás reconocerlo por ese detalle.

Los dos vampiros que le acompañaban a todos los lugares donde iba, Alen, el vampiro rubio y Colster el castaño, se habían convertido en sus mejores amigos y fieros guardianes, también les llamaba "tíos", pero eso ocurría con todos los miembros de su clan.

Sendhard se había ganado el corazón de todos ellos, al igual que todos darían con gusto su inmortalidad con tal de proteger a su amado heredero.

Continuaron su alegre jornada a caballo hasta llegar a la mansión en la que residían.

En la entrada, dos vampiros les estaban esperando y con afectuosas sonrisas les dieron la bienvenida al tiempo que sujetaban las bridas de los tres nobles corceles.

Nueva VidaWhere stories live. Discover now