invierno 花吐き病 ❆ chanbaek

Winter Kiss

Cuando explotó la guerra y Japón recientemente había tomado a Corea como una clase de “prisionero”, obligandolos a ser su colonia durante casi 30 años, aquel pobre país sufrió infinidad de injusticias y eventos dolorosos para su nación. Mujeres eran robadas y alejadas de sus familias a muy temprana edad para satisfacer el apetito sexual de los soldados japoneses, los varones, que aún no alcanzaban la madurez ni edad suficiente para saber el significado de la guerra, eran sacados a empujones de las escuelas para formar parte del ejército japonés, entrenar y después pelear para defender una patria que no era la suya.

En una escuela primaria de Bucheon, niños de todos los grados eran sacados agresivamente, amenazados con armas de alto calibre en sus espaldas, a punta de gritos, insultos y furia que se manifestaban en forma de golpes que iban dejando moretones en sus pequeños cuerpos. Los niños eran llevados todos juntos en un vagón de tren, en un estado muy decadente, aquél vagón podría deshacerse en cualquier momento y provocar la muerte de todos, pero eso poco le importaba al ejército japonés. Al llegar a la capital, los niños eran puestos en diferentes grupos, dónde uno mucho más mayor se encargaba de ellos y era responsable por todos, tenía que traducir las órdenes a los pequeños y enseñarles a como tratar de sobrevivir en aquel infierno, puesto que ese lugar era horripilante tanto para hombres como mujeres; algunos soldados no se conformaban con tomar a las mujeres y romper sus sexos hasta dejarlos sangrando e imposibilitados para un acto más, algunas veces buscaban satisfacer sus más enfermos deseos con los pequeños niños de los pelotones, siendo sus favoritos los recién llegados.

Baekhyun fue asignado al pelotón 61 intersección 4, rápidamente lo llevaron hasta ahí, lanzandolo de una patada fuera de la camioneta que los transportaba, cayendo abruptamente sobre un montón de piedras, dañando sus frágiles y blanquecinas rodillas, por las cuales ya escurría sangre mezclada con tierra y piedrecillas. Al ser tan pequeño y sentirse tan vulnerable en aquella situación, lo único que pudo hacer fue empezar a llorar, clamando a su madre entre sollozos, sin embargo, por más que la llamase, ella no vendría a su rescate. Un par de enormes y fuertes manos tomaron su cuerpo y con sumo cuidado lo apresaron contra un amplio y cálido pecho, dónde resonaba un corazón calmado a pesar de la situación. Baekhyun miró hacía el cielo y se encontró con un chico mucho más grande que él, quizá unos diez años más grande, traía moretones y rasguños por toda su rostro, sus labios gruesos estaban rotos de las comisuras, hinchados y secos, como cuando estás deshidratado. Su cabello largo y negro caía sobre su frente, tapando sus ojos, ocultando lo grandes e iluminados que eran. Por alguna razón desconocida, Baekhyun se sintió seguro en esos brazos y se permitió recargarse en aquél pecho que había acudido a su rescate.

Aquel muchacho que lo llevaba en brazos lo llevó dentro de lo que parecía una cabaña en muy mal estado también, había agujeros en el techo, el piso estaba sucio y húmedo, el olor del lugar era fétido y asqueroso, había tanta gente dentro de ese lugar que Baekhyun creía que en algún momento la cabaña empezaría a vomitarlos de algún modo. Con cuidado fue puesto en una manta muy delgada y fue en ese instante que pudo ver perfectamente el rostro de su salvador, quién rápidamente buscó sus ojos para hacer contacto visual y poder ofrecerle la primer sonrisa que veía en el día después de haber sido sacado de su escuela.

—Me llamo Chanyeol, Park Chanyeol, ¿Cuál es tu nombre? —le preguntó curioso, buscando algo en una caja de cartón que estaba cubierta por un par de camisetas.

—Baekhyun.

—Baekhyun, —repitió el mayor, sacando una botella con agua de la caja. —Pareces muy pequeño, lamento tanto que tengas que estar aquí...

Baekhyun no dijo más nada. Miró atentamente como el tal Chanyeol mojaba la esquina de una camiseta con agua para después sentir ardor en su rodilla, Chanyeol estaba limpiando sus heridas y las manchas que había en su rostro y el resto de su cuerpo. Chanyeol tenía manos muy grandes, y Baekhyun se preguntaba inocentemente como alguien con esas manos tan grandes no podía defenderse o hacer algo para huir de ahí, no podía entenderlo. Una vez que Chanyeol terminó de limpiar sus heridas lo dejó un momento allí, se alejó sin decirle nada, pero su mirada curiosa lo persiguió por el resto de la lúgubre cabaña. Chanyeol llevaba en sus manos la caja de dónde había sacado el agua, él estaba realizando una clase de recorrido por la cabaña, ubicando a los niños del lugar para darles un poco de agua él mismo, algunos no bebían agua y a cambio les daba un trozo sumamente pequeño de pan, y la escena era triste, había niños que ya ni siquiera podían sostenerse y entre los hombres mayores los sostenían y depositaban el agua en sus pequeñas bocas, esos niños a juzgar por su condición ya estaban cerca de la muerte.