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Regina era perfectamente consciente de que era muy difícil que recibiera las respuestas de sus cartas el mismo día de haberlas enviado.

Esto ayudó a que pasara el día sin demasiada tensión, porque sabía que hasta el día siguiente no recibiría respuestas.

A la mañana siguiente un repiqueo en la ventana la despertó. No habían una, sino dos lechuzas. La primera, parda, era la de los Weasleys y la segunda, gris oscuro, la de los Greengrass.

Abrió la ventana y dejó entrar a las aves, que se posaron en el azeifar la ventana. Desdobló con rapidez la notita de los Weasley y la leyó.

Milva: Nos habría gustado que vinieras estas vacaciones, pero parece que no va a poder ser. Me da mucha pena que sea así, pero bueno, lo que está hecho, hecho está.

Michael: Siento mucho que sea así, pero no puedes venir ya. Tenemos que mirar que te vengas en Pascua aquí.

Con Cariño, los Weasley.

Cuando termino de leer la nota Regina estaba al borde de las lágrimas. Se había hecho la ilusión de que esas Navidades saldría de Hogwarts, pero ahora ya no quedaba nada.

Con el humor ya por los suelos abrió la notita de los Greengrass.

No sabemos nada de esa familia, así que no. ¿No has pensado en que podrían ser traidores a la sangre?

Eso era ya el ultimátum. Notando como las lágrimas pujaban por salir se vistió rápidamente y permitiendose romper por fin salió de su sala común llorando a moco tendido.

Se sentó en un rincón tranquilo, en los jardines y abrazándose a si misma comenzó a pensar.

Desconocía su origen, su razón de ser. Había esperado toda su vida un momento y ahora que había pasado, ¿que quedaba de el? Creía tener amigos, pero la habían abandonado...¿O no? Se refugió en los pensamientos de la carta de Milva y Michael. Ellos habían querido invitarla a su casa a pasar la Navidad, pero no había podido ser.

Levantó la vista y vio a Tom Riddle sentado en la orilla del lago. Estaba leyendo. Sin tener muy claro porque se levantó y caminó hasta donde estaba él.

Se sentó a un par de metros de él. No parecía haberse percatado de su presencia. Intentando no ser demasiado impertinente le preguntó que estaba leyendo.

Tom cerró el libro y levantando la vista hacia Regina, le enseñó el libro.

-"La Historia de Hogwarts". ¿Qué te parece? Lo saqué el otro día de la biblioteca.

Regina se sorprendió por la amabilidad del chico, teniendo en cuenta la actitud que había tenido con ella en todos sus encuentros previos.

-Siento haber leído tu diario- susurró, casi imperceptiblemente.

Tom entrecerró los ojos y mirando hacia el lago dio su respuesta.

-Siento que pudieras leerlo. Hay cosas que están mejor ocultas.

Regina simplemente asintió y Tom continuó hablando.

-¿Sabes?, Greengrass. Me sentía un poco solo antes. Ahora estoy mejor.

-Umm. ¿Gracias?

-De nada.-contestó él.

De pronto se levantó.

-Me voy con Lestrange y Avery. Gracias por haberme hecho compañia, Greengrass.

Y con esta fría despedida se fue.

Este capítulo me parece clave para la historia. Lo siento si los anteriores pudieron resultar un tanto enrevesados, pero necesitaba que Regina se sintiera lo suficientemente sola como para buscar compañía en un ser como Tom.

օɾíցҽղҽs: LA SALA DE LOS MENESTERES // Tom RiddleWhere stories live. Discover now