4. Amelia, es una sorpresa, jolines.

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•Recordatorio:

Contexto de la historia: Actualidad. Luisi es jefa de cocina en un hotel. Amelia es actriz y productora de musicales. Tienen tres hijxs: Oliver, Carla y Daniela.

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–No me puedo creer que este sábado lo tenga libre por primera vez en mil años–. Amelia acababa de ponerse el pijama y estaba sentándose en la cama al lado de Luisita, quien estaba leyendo un libro, el cual dejó olvidado sobre su regazo en el momento en el que escuchó a su mujer hablar.

–Yo tengo el sábado libre, ¿de verdad tienes también este sábado libre? –preguntó mirándola con cara de ilusión.

–Sí, ¿por? ¿Qué estás pensando?

–Es solo una sugerencia pero... –empezó Luisita dubitativa– ¿y si le dejamos los niños a mis padres o a María y nos pasamos todo el finde tú y yo solas?

–Luisita, es el primer fin de semana que podremos pasar las dos todo el día con los niños, ¿de verdad quieres que nos los quitemos de encima? –la morena no estaba usando un tono de reproche, pero la pregunta le salió sin pensar. Le extrañaba la sugerencia, ya que sabía lo familiar que era su mujer.

–A ver, dicho así suena horrible, Amelia...

–Es que no hay otra forma que pueda sonar bien, cariño –explicó la morena casi ofendida–, que parece que los niños molesten.

–A ver, amor, que no es lo que quería decir, caramba –Luisita estaba empezando a exasperarse–. Sabes que los adoro con todo mi corazón.

–Lo sé –Amelia rebajó el tono, quizá estaba exagerando las cosas–. Ay, claro que lo sé –repitió, más para sí misma que para la rubia. Luisita siguió con su explicación.

–Pero a ti también te adoro con todo mi corazón y no me acuerdo cuando fue la última vez que tuvimos intimidad, ya me entiendes –al decir esto último puso cara de no haber roto un plato en su vida mientras miraba fijamente a la actriz.

–Cariño, si te entiendo, ¿pero cuándo fue la última vez que pudimos disfrutar todo un fin de semana juntas y con los niños? –Amelia había pasado de usar un tono que dejaba ver que estaba molesta a uno que sonaba algo más apenado.

–Amelia, no es tan grave lo que propongo –aclaró Luisita antes de pasar a dar las razones que justificaban que lo que pretendía no era un asunto tan peliagudo como podría haber sonado al principio–. Si hay algo que procuramos desde que adoptamos a Oli y hemos seguido manteniendo cuando tuvimos a las niñas, es pasar todo el tiempo que podemos con ellos. Pero, ¿y nosotras? ¿Y nuestra intimidad? –Luisita se quedó esperando una respuesta de Amelia, pero esta la miraba callada, pensativa, como intentando desentrañar un dilema–. Amelia, no me digas que te estás sintiendo culpable...

–Un poco –reconoció inmediatamente.

–Estoy teniendo un déjà vu, porque ya hemos pasado por esto antes...

–Lo sé, lo siento. Tienes razón, si además, los niños adoran pasar tiempo con María o con tus padres –Amelia no sabía si intentaba autoconvencerse, pero sí sabía que, en su dilema, el tiempo de pasar tiempo a solas con su mujer iba ganando peso según pasaban los segundos.

–¿Eso es que vas a aceptar mi sugerencia? –Luisita no quiso cantar victoria de manera precoz, por lo que intentaba mantener una expresión facial neutra. Tras unos segundos de reflexión, Amelia contestó sin titubear.

–Sí.

–¡Fenomenal! –Luisita acompañó su entusiasmo con un pequeño aplauso.

–¿Y a dónde me vas a llevar? –preguntó aprovechando el entusiasmo de la rubia para intentar que se fuera de la lengua en caso de que hubiera planeado algo en su cabeza mientras estaban teniendo la conversación.

Sempiterno II: InmarcesibleOnde histórias criam vida. Descubra agora