Narrador
Era un día como cualquiera, el señor Min se encontraba saliendo de su empresa, junto a dos de sus guardaespaldas, uno que tenía años trabajando para él y el chico nuevo.
Se encontraba ansioso pues ya quería llegar a su destino, tenía mucho sin ver a su bebé y la espera lo ponía nervioso.
Subió a uno de sus autos y su guardaespaldas que tenía más tiempo con él condujo hacia la casa del bebé.
Media hora más tarde se encontraban frente a un edificio de apartamentos.
El chico nuevo no entendía que era lo que hacían en ese lugar, pero igual bajo cuando su jefe y su compañero lo hicieron.
- Señor, ¿quiere que esperemos aquí o en el departamento?
- vengan conmigo - dijo Min para caminar hacia adentro-
Tomaron el ascensor hacia el quinto piso, al bajar caminaron a una de las puertas, la última del pasillo para ser exactos.
El nuevo se sentía ansioso pues creía que su jefe escondía tal vez drogas o armas en ese lugar.
Pero se equivocó, cuando su jefe abrió la puerta de inmediato un chico bajito salió de una habitación
-¡Papi! - grito el chico -
Y enredo sus piernas en la cintura del mayor
- Hola bebé, ¿Extrañaste a papi? - pregunto Min
El guardaespaldas se sintió confundido, pues el señor Min era algo seco y frío y en este momento se le veía relajado.
- si papi - hizo pucheros
- te lo compensaré, vine a estar contigo - dijo bajando al menor
- ¡Si! - grito el pequeño que vestía un kigurumi rosa de conejito
- ¿ Que quieres hacer bebé? - pregunto Min al pequeño
- mmm - pensó un poco - ¡Galletitas!
- perfecto - dijo Min - vallamos a la cocina
Y se dirigieron a esta
- es mejor que te sientes, cuando hacen galletas se tardan - dijo el guardaespaldas más viejo
El nuevo lo miro confundido pero igual se sentó.
