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Clary había quedado aún más destrozada con la noticia de que Simon había desaparecido

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Clary había quedado aún más destrozada con la noticia de que Simon había desaparecido. No quiero sonar egoísta pero, sinceramente, estar unos momentos sin que ese mundano irritante esté dando la brasa, no está nada mal. Izzie se sentía terriblemente culpable por que ella se había ofrecido a vigilarlo. Repose una de mis manos en el hombro de la pelinegra mostrándole mi apoyo, esta sonrio en mi dirección en forma de gratitud.

— Vaya vaya. — una voz masculina se escuche en el lugar.

Todos nos pusimos instantáneamente en alerta. Le indique a Clary que se colocará tras de mí para intentar protegerla, a lo que ella obedeció. El olor a mugre llegó nuevamente a mis fosas nasales y levanté la mirada para lograr ver a unos viejos amigos de pie en una cornisa. Raphael Santiago y Camile. Malditos bastardos chupa sangre.

— Ya decía que olía a muerto. — levanté la voz cruzándome de brazos.

Todos miraron en la dirección en la que yo miraba, descubriendo la posición de los vampiros. Raphael sostenía a Simon de una pierna haciendo que este quedara colgando bocabajo.

— ¡Simon! — gritó Clary alterada. Hizo el ademán de ir a por él pero la agarre del brazo a tiempo, negué con la cabeza y ella se contuvo.

— Hacia mucho tiempo que no te veía, perra. — escupió Camile refiriéndose a mi.

— Aquí la única perra eres tu, suelta al mundano. — advertí apretando los puños.

Pude sentir alguna mirada de confusión sobre mi pero lo ignoré debido al cabreo que me provocaban esos seres carroñeros y asquerosos.

— ¡Entregadnos la copa mortal! — gritó esta vez Raphael.

— Pero no la tenemos. — confesó Jace intentando apoyar a Clary.

Fruncí el ceño ante eso. Nunca antes había visto a ningún shadow hunter involucrarse en asusntos de mundanos y aunque Clary no lo sea, ellos la consideran como tal. Debe haber algo en ese rubio de ojos azules y voy a descubrirlo.

— Si no hay copa, no hay mundano. — sentenció la perra de Camile cruzándose de brazos.

Un pequeño gruñido escapó de mi garganta involuntariamente haciendo que mi labio temblara ligeramente de la rabia. Miré a Clary quien negaba con la cabeza deseando que no le pasara nada a su amigo. Izzie intentó negociar pero para cuando una idea cruzó su mente los vampiros ya habían desaparecido.

(...)

Habíamos vuelto al instituto, yo más que nada a acompañar a Clary pues sabía que no era bien recibida en el lugar. Sabía que querían ir al hotel DuMort, lugar donde se hospedan esas víboras chupasangre. La relación de los valpiros y los lobos nunca había sido la ideal, aunque la mia con Raphael es algo más complicada.

Hace bastante tiempo, cuando andaba sola por calle, tuve una pequeña pelea con el alfa de la ciudad de Seattle y acabé gravemente herida. Recorría las callejuelas de la ciudad en forma de lobo y apenas podía sostenerme. Camine un largo trecho hasta que llegue a un pequeño hostal chino y caí rendida como humana enfrente de la puerta. Lo último que recuerdo es a un joven recogiendo mi cuerpo desnudo del suelo.

A la mañana siguiente desperté en un apartamento desconocido para mi. Eso no era Seattle. Estaba en Nueva York, la ciudad de la que tanto tiempo estaba huyendo. Un hombre asiático apareció ante mi, brindándome un lugar donde quedarme y poder recuperarme. Junto a él estaba un hombre bastante fornido, con la piel demasiado pálida y escondido en una pequeña esquina sin nada de luz. Sabía que era un vampiro simplemente por el tono de su piel, pero en ese momento no quise reaccionar, estaba exhausta.

Pasaron algunos años y me fui de Nueva York. Luego volví como una vagabunda de nuevo y en vez de encontrar a mi salvador, encontré a Jocelyn y a mi querida Clary.

— ¡Grace! — alguien chasqueo los dedos frente a mi.

Parpadeé un par de veces sacudiendo la cabeza intentando poner atención a mi alrededor. Sin darme cuenta estaba dentro de una habitación y no era la de Clary.

— ¿Te importaría irte? Me gustaría descansar. — habló el azabache mientras se sentaba en la cama. Su cama.

— Oh, si lo lamento. — agregué en un murmullo perfectamente audible mientras caminaba hacia la puerta.

— ¿En que pensabas? — escuché como preguntaba antes de que pudiera salir.

— ¿Perdón? — cuestione intentando averiguar a que se referia.

— Mientras caminabas hasta aquí tenías una cara pensativa y no has reaccionado hasta mi quinta llamada, — hablo encogiéndose de hombros — ¿en que estabas pensando? — interrogó curioso.

— En cosas sin importancja, nada más. — conteste forzando una sonrisa y salí de allí lo más rápido posible, dejándole con la palabra en la boca.

¿Cómo es posible que alguien a quien acabo de conocer me acelere tanto el pulso? Y menos un shadow hunter. Aunque nuestra relación actualmente no sea de las mejores, Raphael y yo hicimos un juramento para no involucrarnos con esos angelitos. Y por el poco cariño que le tengo a ese vampiro, mantendré la promesa.

— Oye Grace. — escuche como una voz familiar me llamaba.

Giré sobre mis talones encontrándome a mi pelirroja favorita caminando hacia mi. Sonreí en su dirección y asentí en forma de respuesta para que continuara hablando.

— ¿Vendrás con nosotros a por Simon? — cuestionó jugueteando nerviosa con sus manos.

— Lo lamentó pero no soy bien recibida en esa colmena de víboras, — conteste encogiéndome de hombros — además debo arreglar un pequeño asunto canino. — añadí sonriendo mientras dejaba un suela beso en la frente de mi hermana.

Me despedí de ella y salí del Instituto en dirección al Jade Wolf, pues tenía un pequeño asunto pendiente con el alfa.

WOLVES HOWL                                   [Alec lightwood]Where stories live. Discover now