Capítulo 12

5.1K 422 34
                                    

El regimiento de granaderos a caballo marchaba en mi cabeza sin cesar.

No pude tocar mi almuerzo sin sentir nauseas de tan solo olerlo. Eso y por supuesto soportar los chistes de mis respecto a mi resaca.

No volvería a beber ese ponche especial, nunca.

Una siesta reparadora realmente no me sentaba nada mal.

Había ignorado el motivo de mi ebriedad durante todo el día. A pesar de mi mal estar recordaba perfectamente los acontecimientos de la noche anterior. Y me odiaba por eso. La idea de beber era pura y exclusivamente para no pasar el calvario que me ocasionaba la situación con Calle.

Pero deje de lado mis pensamientos hacia Daniela.

Lo intente con todas mis fuerzas, pero falle penosamente.

No podía no pensar que ella probablemente se había ido del baile, pero... ¿que si ella realmente se había ido con Pipe? No quería creerlo, simplemente no podía.

Tampoco quería encerrarme entre 4 paredes imaginando todo tipo de posibilidades. Así que como en los viejos tiempos, tomo la correa de Doggy, quien se alegra enormemente, y salgo a caminar.

Tan cruel es el destino que termino en el club. Justo allí donde conocí a Daniela, en realidad, cuando hable con ella por primera vez. Cuando la creía una persona distinta. También cuando le ofrecí aquel estúpido trato, el cual gracias a él, había podido acercarme a ella.

Entro al club y Doggy me sigue mientras corre por el lugar.

Definitivamente este lugar siempre iba a significar demasiado para mí.

Un golpe similar a un estruendo en mi cabeza me aturde completamente.

Demonios

No había notado que las luces ya estaban encendidas.

Probablemente había entrado por la ventana de siempre. Y solo podía ser una persona.

El ladrido de mi perro del otro lado del campo me lo confirma.

Voy en su busca muy a mi pesar. No estoy preparada para enfrentarla, realmente no.

Me sorprendo demasiado al verla completamente sudada, y despeinada.

- Lo... lo siento. No sabía que ibas a estar aquí – me disculpo al ver su severa mirada

- Pues ahora lo sabes. De todas formas... quería estar al menos una vez más en este lugar.

- ¿Te aceptaron?

- Obtuve una beca en el sur.

- Wow eso es... grandioso – me echaría a sus brazos y tomaría sus labios besándola por toda la eternidad en este momento. Pero está plenamente distante.

- Lo es – dice rebotando fuertemente la pelota con su palma.

- Bueno supongo que también debo felicitarte por tu candidatura para reina del baile.

Y ahí estaba María José con ganas de pelear.

- Que detalle de tu parte notarlo, parecías bastante ocupada. – ataca cruzándose de brazos

- Detalle fue el tuyo. Me sorprende que hayas tenido tiempo para mirarme durante la coronación, que ¡oh! Cierto, no estabas allí – resalto.

Sus manos se reducen a un puño dejando sus nudillos blancos.

- No pareció importarte – dice entre dientes.

- Bueno, espero que haya valido la pena, entonces.

No tenía ni idea del porque había dicho eso, pero estaba enojada con ella.

Una especie de ira destella en su rostro.

Bueno, ¡al fin! ¡Al menos despertaba algún sentimiento en ella! Quería enojarla, quería que reaccione de una vez por todas.

- Sabes ¿qué? Tenías razón después de todo. Estaba mucho mas lista de lo que pensaba. Y si realmente quieres saber: Si, fue tan memorable como alguna vez lo imagine.

Mi cara se transforma al comprender de lo que está hablando.

Retrocedo automáticamente sintiendo un frio colarse por todo mi cuerpo. Sentía nauseas, mis manos transpiraban.

No podía ser cierto.

No es esto lo que estaba buscando.

Ella...ella lo estaba confirmando.

Sentía como si el piso se hubiese abierto debajo de mí, cayendo en un oscuro y frio pozo.

Tenía que salir de ahí. Tenía que correr.

Mi intento fracasa cuando ella me toma del brazo y me gira.

- ¿A dónde vas?

- ¡¡Sueltamente!! – exclamo con la voz rota. Incapaz de controlar mis lagrimas

- Mierda, estas llorando – dice paralizándose.

- ¡No me toques! ¡No vuelvas a tocarme! – digo fuera de mi mientras la aparto

- Espera, Poché. No...

- No te atrevas a hablar, Daniela. ¡No quiero escucharte! Me decepcionaste eres...eres... - intento hablar pero me quiebro

- Poché espera

- Yo... hace mucho tiempo, me enamore de la persona que creía que eras. Te idolatraba y crea que eras lo más bonito que había visto. Pero te conocí y termine enamorándome perdidamente de la persona que me permitiste conocer o la persona que creía que eras nuevamente. – confieso muy a mi pesar - Pero no de esto... me lastimaste Daniela, me decepcionaste, por sobre todas las cosas. No esperaba esto de ti.

- No digas eso... - ruega derrotada

- Iba a decírtelo anoche... yo iba a confesártelo aunque actúes como una idiota. Pero se acabo

- No, espera. Dame la oportunidad...

- Te di demasiadas – interrumpo - Intente con todas mis fuerzas soportar esta situación, hubiese podido por las habladurías que tanto te importan, hubiese incluso soportado tu negación por lo que estaba pasando, el esconderme y pretender que nada sucedía. Pero no esto, simplemente no puedo

- No, Poché. ¡No! – exclama nuevamente con sus ojos desorbitados

No soy capaz de mirarla. Me quema su contacto, no puedo estar si quiera cerca de ella.

Me giro y corro encaminándome hacia la salida. No sé a dónde voy, pero no puedo estar allí. No quiero escucharla, no soportaría su relato. Ni siquiera quería imaginarla en esa situación.

Daniela había roto mi corazón, cuando recién yo misma me había admitido que estaba enamorada de ella. Y dolía, era un dolor que nunca jamás había experimentado y nunca quería volver a experimentar.

Cuando compruebo que Calle no me sigue, disminuyo la velocidad. Doggy esta a mi lado, había olvidado que estaba conmigo.

Intento recomponerme, lo intento simplemente. Pero debo de verme horrible. Aunque me siento increíblemente culpable por haberle ocultado esto durante tanto tiempo, voy en busca de la única persona que necesito en este momento.

- ¡Poché! ¿Estas bien? – Pregunta el papa de Juliana –¿Vienes a Felicitar a Juli? ¡Hola, Doggy! – exclama

- ¿Esta Juliana?

- En su habitación – responde cediéndome el paso.

En cuanto entro ella deja lo que está haciendo y centra su atención en mí.

- ¡Pochas! ¿Que sucede? – se preocupa.

Y así sin más, me desplomo sobre sus brazos. Mi mejor amiga no pregunta nada, solo me consuela esperando el momento en el que yo decida hablar.

Tenía que hacerlo, debía contarle cada uno de los acontecimientos, detalle por detalle, aunque mi corazón se rompa en mil pedacitos con cada recuerdo.

- Oh... Pochas – dice apenada.

- Lo siento – repito una y otra vez –

- Shh, tranquila.

- ¡Debi habértelo dicho desde el principio! Fui una idiota por creer que iba a poder sola con esto – balbuceo

- No, no lo eres. Hiciste lo que pudiste, y no te juzgo. Te acepto, Poché. No es un problema para mi tus gustos o preferencias. Eres mi mejor amiga, nada cambiara.

- Duele... - confieso – Es una presión en el pecho que no me deja respirar

Ella peina mi cabello hacia atrás y me mira con sus ojos cargados de compasión.

- No entiendo su actitud. Cualquier diría que realmente le importas, yo las vi. Pero nunca lo sospeche, lo siento.

- También yo lo creía... pero ella... ella estuvo...

- No tienes que decirlo, se lo que sucedió.

- No puedo ni imaginarlo – vuelvo a quebrarme.

Juli nuevamente me contiene y me permite desahogarme recitándome palabras de aliento.

- Tu padre me dijo que debía felicitarte, pero no me dijo porque – digo luego de un largo rato.

Ella me mira y duda, pero finalmente mete la mano bajo su almohada y me enseña el sobre

- Me llego esta mañana...

- Yo... no tengo una estas – confieso luego de leer su carta de aceptación.

- Quizá tarden en llegar

- ¿Tardar? Las plazas están dadas... no lo logre – digo resignada – bueno, un fracaso mas en mi vida.

- ¡No lo sabes aun!

- Era mi único boleto para salir de aquí, Juliana. ¡No aplique a nada más! ¿Que se supone que voy a hacer?

- Dejar de llorar y venir conmigo. Se que no es lo mismo – aclara rápidamente – pero dictan muchos cursos de unos meses, y mientras tanto puedes averiguar que es lo que realmente quieres hacer

- ¿Irme así sin más? ¿Sin un plan?

- Suena como un buen plan – sugiere con una sonrisa

En cuanto les conté a mis sobre mis planes les costó entenderlo. Ellos creen que tengo talento para aplicar a cualquier universidad, su sugerencia fue que esperara al próximo año para poder decidirlo. Pero mi decisión estaba tomada.

Mi hermana logro conseguir espacio para nosotras en su campus hasta que encontremos un departamento para vivir, eso los tranquilizo.

Realmente sonaba como un buen plan.

Durante el resto de la semana me dedico a preparar mi viaje, no voy a llevarme demasiado. Quiero comenzar de nuevo, y lo que haya en Bogota, a parte de mi familia, ya no pertenecería a mi vida.

Daniela había llamado, pero las rechace. Me envió mensajes, pero los borre sin siquiera leerlos. Termine por bloquearla de todas mis redes. Incluso, se había presentado en mi casa, pero no quise verla. Eso implico darle explicaciones a mi padre, del porque Daniela me buscaba de esa forma. No recuerdo que excusa invente.

- ¿Tienen todo?

- Si – respondemos al unisono.

- No olvides escribir a Valentina, irá a esperarte al aeropuerto.

- ¡Estaremos bien, mama!

- Recuerda que puedes volver siempre que lo desees – aclara mi papa-

- Recuerda que puedes llamarme siempre que me extrañes – me burlo

- Voy a hacerlo – asegura

Luego de las despedidas, recordándole una y otra vez que nos veremos pronto, la bocina del uber suena desde la entrada.

- ¿Estas segura de esto? – pregunta Juliana mientras nos montamos en el auto.


- Todo cambio asusta – aseguro – pero quiero hacerlo. Más que nada.

- Quizá no sea el momento de recordarlo – dice luego de indicarle a donde íbamos – pero no puedes hacer esto basándote en una... bueno... traición, por llamarlo de alguna manera

- No me estoy escapando, Juliana – digo exasperada – Mi futuro no está aquí, y mucho menos con Daniela. Ella tomo su decisión.

- Pero quizá si la escucharas...

- No éramos nada, y no vamos a hacerlo. La superare, estoy segura de ello.

- Mierda – murmura

- ¿Qué?

- Daniela. ¡Oh no! – exclama cuando el auto comienza a moverse – ¡Ella está ahí! – señala mi amiga.

Mi corazón bombea en mi pecho cuando me asomo a mirar.

Definitivamente, ella estaba ahí.

Intento ignorar la punzada que siente mi corazón al verla.

Por unas milésimas de segundos nuestras miradas se cruzan, pero no soporto sostenerla asi que me aparto y vuelvo a acomodarme en mi asiento mientras noto que acelera su paso para intentar alcanzar el auto.

- ¿Que haces? ¡Ella está ahí! ¡Por ti!

- Y yo estoy comenzando a escribir mi futuro – sentencio.

No me giro a verla mientras me alejo.

Es demasiado tarde para volver atrás.



2/5

¡En un ratito subo los 3 que faltan!

When I met you (Terminada)Where stories live. Discover now