Hyūga

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Había dejado hace mucho tiempo de usar aquel apellido que obtuvo desde que nació, su apellido le había dejado demasiada desventura y problemas.

Pero.

Pero aquella maldita llamada hace unas horas la hizo volver a sus origenes y lo peor aún, llevar a su pequeño al lugar en donde ella paso los peores momentos de su vida.

«—Padre pide verte a ti y a Boruto... Esta muy mal. »

Esas habian sido las palabras que su hermana menor habia utilizado, ella ya no hablaba con Hanabi desde hace más de 5 años y que ella la llamara solo podia significar algo, era algo demasiado urgente.

Uso una blusa color crema y una falta entubada, recogio su cabello en un moño elegante, que dejaba a la vista su largo cuello y los pendientes perla que había recibido de regalo en su boda.

— ¿Por que tengo que usar esta ropa? Es demasiado incómoda—se quejo mientras su madre peinaba su cabello.

Aquel traje de marinero y su cabello peinado hacia atrás lo hacian parecer uno de esos niños que veías en las revistas de moda, uno de esos demasiados acaramelados, pero que el odiaba.

— Hoy iremos a visitar a alguien muy importante—respondio con su sonrisa amable.

Boruto aún no entendía a quien visitarían, es decir, quien podia ser tan importante... ¿Su padre?

—¿¡Iremos a visitar a Otoosan!?—el brillo de sus ojos era tan intenso que podría asemejarse al del mar brillando por los rayos del sol.

Hinata no sabía como responder que no, que en realidad irían a ver a quien hizo la vida tanto de ella como la de su amado Naruto, un infierno, y que intento persudirla para que su pequeño no naciera.

— Etto—miro una vez mas a su pequeño y no se atrevía—C-claro que si iremos cariño, pero primero iremos a otro lugar.

La sonrisa del menor no desapareció quien rápido tomo su abrigo y él de su madre, entusiasmado por ir lo más pronto posible.

— ¡Vamos mamá!

El viejo Hiashi Hyūga había enviado a su chofer a recogerla, tener ese tipo de comodidades, era algo que muy bien esa familia podía darse, después de todo, el dinero en sus cuentas bancarias difícilmente se acabaría por lo menos en tres generaciones.

Hinata miraba al conductor, habían pasado demasiados años desde que vio a Kō por última vez.

—Buenos dias Kō-san—hizo una pequeña reverencia la cual fue imitada por el pequeño a su lado.

Boruto miraba maravillado aquel automóvil, nunca había subido a uno, y este era tan lujoso que le daba miedo hasta tocar los asientos.

— Buenos días—saludo y luego miro al niño—el señor Hyūga mando esto para ti ¿Boruto?— extendió un obsequio dentro una bolsa de regalo.

Al principio tenia sus dudas ¿Hiashi había mandado un regalo al niño que odio desde que supo que existia?

— Mamá—llamó—¿puedo quedarme con el regalo?

Con un movimiento de cabeza afirmo mientras jugaba con sus manos, esa extraña acción aún la mantenía cuando se sentia nerviosa.

El regalo no había sido más que un celular moderno, de esos que ahora los niños se morían por tener.

Tanta había sido la felicidad de su hijo que no se atrevio a quitárselo o negarselo, pues ya hace mucho que se lo había pedido pero por la apretada económia que tenia, no pudo complacerlo.

Mejores Mañanas |SASUHINA|Where stories live. Discover now