19. Pasos hacia atrás en el camino de Buda

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La Mansión Mariposa olía como siempre, un fuerte olor a medicina mezclado con las flores frescas y el verde césped del jardín, es por eso que cuando Tanjirou huele un fuerte olor a tristeza, sabe que hay algo más.

Algo ha cambiado, y no le gusta como eso estruja un hueco en lo más profundo de su pecho. Ayaka siempre había tenido un ligero olor a tristeza, como algo que solía llevar en forma de perfume en el cuello o las muñecas, pero ahora lo emana de tal forma que parece que son cascadas en vez de simples gotas que salen de su piel e inundan los pasillos, y su cuerpo, como si estuviese vacía de un alma, vaga por los jardines y arrastra los pies como si no tuviese adonde ir, y canta incesante una canción de niños, "Gira, rueda de agua, gira, y llama al señor Sol".

Parece que intentase esconder de él ese olor a tristeza entre el intoxicante de las flores coloridas, porque pasa los dias allí, mirando las flores hasta el punto en que se olvida de comer. Nunca habría encontrado más irónico su nombre, Ayaka, flor colorida, puede que quisiese convertirse en una y enterrarse entre las raíces en la tierra, porque no vuelve a entrenar, ni cuando sus piernas se recuperan, ni cuando Zenitsu e Inosuke dejan de hacerlo y Tanjirou empieza a practicar el uso de la Respiración toda la noche, y eso es tan extraño como que ya no grite junto a Inosuke ni agresivamente motive a Zenitsu.

Tanjirou está en aguas extranjeras ahora, algún punto en la montaña del que no tiene mapa, intentando andar entre la nieve derretida y el agua congelada. Le asusta que los ojos de Ayaka ahora solo parezcan más como los de Tomioka de lo que lo han parecido nunca.

Algo que le da miedo, también, es que de Ayaka no viene ni una pizca de ira, y eso es lo más desconocido de todo. Ahora solo viene un fuerte olor a odio, pero no es odio ácido ni quemante, es amargo, desagradable cuando lo huele y apestoso a más no poder, no es odio que se tiene hacia otras personas.

Tanjirou lo detesta, detesta que se entierre hasta el fondo de su nariz y que llegue tan lejos que incluso puede saborearlo en su paladar, es tanto lo que lo odia que antes de darse cuenta Tanjirou se encuentra habiendo caminado hasta ella y preguntado una simple pregunta.

—¿Empezarás a entrenar pronto?

Ella apenas le dedica un murmullo, sus dedos juguetean con la hoja de una planta de forma distraída.

—Puede.

Ni siquiera le mira cuando responde. Una oleada de amargura azota su nariz y tiene que obligarse a no retorcer su cara del asco que le provoca.

No lo soporta, es asqueroso, un olor inmundo que ni las centenares de flores en el jardín ni el jabón de Aya pueden hacer que Tanjirou ignore el hecho de que se ha arraigado en algún lugar profundo de su nariz. Así que, sin saber qué hace, Tanjirou recurre a lo impensable.

—Oye, Aya —. Ella le da un nuevo tarareo perezoso.

—¿Qué se le dice a un fantasma con tres cabezas?

El alivio que se disipa por sus venas como miel en té hace que Tanjirou pueda relajarse cuando Aya por fin levanta la mirada, el olor se ha dispersado, vuelto más ligero y dejado las cataratas de brotar de su piel.

Las esquinas de sus labios se tensan en lo que parece ser un intento de sonrisa, pero que termina irremediablemente en una mueca que hasta a Tanjirou le causa dolor ver.

—¿Qué se le dice?

El olor había sido una cosa, pero su voz era una completamente distinta, Tanjirou se pregunta si Zenitsu no puede soportar la voz de Aya como él no puede soportar su olor.

Tomando una bocanada de aire, Tanjirou dolorosamente termina el chiste, "hola, hola, hola". Tiene que tomar toda la fuerza que tiene para que los músculos de su cara no se contraigan porque parece que está mintiendo al contar un chiste que le parece malo, pero tiene que fingir que es divertido, al menos.

Stone Cold | Tanjirou Kamado (Español)Where stories live. Discover now