➣ ❝ 𝐀𝐦𝐚𝐫 𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐢𝐫, 𝐲 𝐬𝐞𝐫 𝐚𝐦𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐬 𝐬𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐢𝐝𝐨 ❞
□ Shōto x Lectora
□ Los personajes, excepto la protagonista y OC's, pertenecen a el mangaka Kohei Horikoshi
□ Créditos de los fanarts utilizados a sus respect...
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Oscuridad. Nuevamente se encontraba cayendo en un pozo sin fondo, al estar ya acostumbrada sólo esperaba el momento en que pudiera ver alguna luz que le diera una idea de por dónde caía o hacia dónde iba. No sentía nada, no podía ver nada, sólo esa creciente presión en el pecho de ansiedad por tocar o ver algo, a alguien.
El primer rayo de sol que logró traspasar las cortinas en su habitación fue el que le dió la bienvenida a la realidad. Era un sueño recurrente, aunque no de todos los días. No lo entendía pero trataba de hacerlo, siempre esperaba a llegar al fondo y ver que encontraba, pero nunca pasa nada.
Talló sus ojos y se estiró antes de poder levantarse. Tomó un poco de agua de la botella que tenía en su mesa de noche y se levantó de la cama con energía.
Tomó de su clóset el uniforme que había doblado con tanto esmero y comenzó a vestirse entusiasmada. Tuvo problemas con la corbata pero al final lo logró.
Se puso de pie frente al espejo de cuerpo completo que tenía en la habitación. Dió vueltas y vueltas mientras posaba, observando su cuerpo desde cada ángulo posible.
—Se ve increíble —chilló emocionada para luego colocarse los zapatos e ir directo al baño para lavarse la cara y arreglarse un poco el cabello.
Se preguntaba si estaba haciendo las cosas en el orden correcto, pero creyó que lo mejor sería bajar lista para no tener que subir nuevamente, se lavaría los dientes abajo después de desayunar algo ligero.
El primer día de clases, una oportunidad para hacer amigos y convivir en un buen ambiente escolar o también una jaula de ansiedad por no saber qué te vas a encontrar. "La actitud es la clave" Frase que leyó por algún rincón del Internet.
Tomó su teléfono para ver la hora; Las ocho en punto, su señal de partida. Comprobó nuevamente que estuviera todo listo y en su lugar, se apresuró a lavar los trastes que había utilizado y se colgó la mochila en un hombro mientras buscaba sus llaves.
Salió de la casa y respiró el aire fresco de la mañana, sintiendo cómo helaba sus pulmones y quemaba ligeramente sus fosas nasales. Un sentimiento completamente de tranquilidad.
Comenzó a caminar hasta la estación de trenes, donde al llegar encontró a un chico que resaltaba sobre el resto, cuyo cabello era mitad albino y mitad pelirrojo. Lo reconoció rápidamente, aquella cabellera peculiar que se cruzó en su camino el primer día de su estancia en la ciudad es inconfundible.
Mientras lo observaba notó que llevaba el uniforme masculino de la Academia UA. Ahí estaba, la llave de su primer intento de relacionarse con nuevos compañeros sin ayuda.
Paso 1: Iniciar una conversación
—¡Hola! —llegó enérgicamente a saludar con su mejor sonrisa e hizo una pequeña y corta reverencia, cosa que exaltó un poco al bicolor—. Buenos días, ¿Cómo estás?
