Sacrilegio

"De cuando el ángel y los cazadores saben que están en problemas"

"De cuando el ángel y los cazadores saben que están en problemas"

Las cacerías siempre son desagradables, no que las odie, pues en general suele encontrarlas energizantes, pero no por ello son menos desagradables y Dean definitivamente no puede evitar pensar aquello mientras con algo de asco y solemne tristeza observa el cuerpo "devorado" de aquella pobre mujer a la que han encontrado asesinada a las afueras de Laredo Texas, pudriéndose a las orillas del río bravo.

Sam comenta, con mucho más sentimiento del que Dean se permite expresar, que la víctima simplemente no tuvo oportunidad contra lo que sea que le haya atacado, ninguna de las víctimas anteriores lo tuvo, y el asunto comienza a tornarse de verdad escabroso.

Los Winchester crecieron en la caza, y a esas alturas de sus vidas han visto casi todos los horrores que el mundo puede obsequiar, pero ni siquiera habiendo vuelto del infierno mismo, se supieron preparados para la ola de asesinatos en la que se verían envueltos, porque el asesino no podía ser otro, que una criatura sobrenatural.

- Es como si el nivel de voracidad fuese creciendo con cada víctima.

Apunta entre aterrado y fascinado su hermano menor, Dean puede entender el porqué de aquella dualidad, porque sabe tan bien como cualquiera de sus acompañantes, que aquel es un ser al que nunca se han enfrentado antes...y realmente creían haber matado de todo ya.

- Los miembros fueron arrancados completamente esta vez, y asumo que devorados al igual que los intestinos, los ojos y el resto de las partes blandas.

El profesionalismo en la voz de Sam al describir detalladamente el estado del cadáver, casi hace a Dean preguntarse qué está mal con su hermano y si es necesario que alguien revise su cabeza por si el golpe de la semana pasada aún está causando estragos en la misma. Sin embargo, lo deja pasar al notar algo de más importancia y definitivamente mucho más peligroso que ocurre al mismo tiempo que los desvaríos del menor.

La expresión ausente y preocupada de su ángel guardián, que no ha emitido palabra alguna desde que descubrieran el cuerpo de la mujer y entendieran que nuevamente habían llegado tarde para detener al ser cuya pista perseguían desde hace semanas.

- Hey Cas... ¿Qué ocurre?

Pregunta con los músculos tensos y preparados para cualquier peligro, pero en voz lo suficientemente baja para confundirse con un susurro, pues lo que sea que preocupa al ángel, puede no ser necesario que llegue a los oídos de su hermano que continúa ensimismado en la recolección de información.

- Creo que sé que es lo que perseguimos, Dean.

Responde con preocupación Castiel al tiempo que sus impactantes ojos azules se posan en los verdes del cazador esperando transmitir con ellos, como siempre han hecho desde que se conocieran por primera vez, toda la preocupación, temor y emocionalidad que se ve incapaz de transmitir en palabras.

Él no duda en tomar la mano del ángel entre la suya y se permite disfrutar de lo bien que ésta se amolda a su agarre, antes de asegurarse con un vistazo de que Sam continúe tan ensimismado en su investigación para hacer caso del pequeño intercambio de cariño.

No es que realmente quisieran ocultar sus sentimientos de Sam, o que no confiaran en el menor para revelarle el verdadero estatus de su relación, es solo que con todo lo que han vivido y tras lo mucho que les costó a ambos aceptar lo profundo de su amor por el otro, habían decidido que lo mejor, y lo que en realidad querían, era mantener esa pequeña e inmensamente feliz parte de sus vidas, solo para ellos, un poco más.

Tarde o temprano tendrán que revelárselo al menor de los Winchester y lo saben, pero hasta que ese momento definitivo se hiciera inminente, disfrutarían un poco más de la clandestinidad y los besos robados en rincones oscuros.

- Será mejor que me digas lo que está sucediendo Cas, ó no podré ayudarte a solucionar lo que sea que preocupe a tu emplumada cabeza.

La broma tonta de Dean tuvo el resultado esperado cuando una mueca que distaba mucho de ser una sonrisa pero que sin lugar a duda lo era, reemplazó el ceño fruncido del ángel quien además relajó los hombros ante el cálido tacto de su pareja, la preocupación aún desbordaba en sus ojos, pero el pelinegro ya no lucía como si cargara el mundo a cuestas.

- Las heridas y la energía que aun emana del cadáver, me recuerdan infinitamente a la de Jack.

La mención del hijo fallecido inmediatamente activa todas las alertas en la cabeza del rubio que, como todas las muertes vividas a lo largo de su existencia, ya había enterrado la del muchacho en el fondo de su corazón para no volver a experimentar el dolor de perderle de nuevo; pero que aun así era consciente de lo devastadora que fue su pérdida para el otro.

Dean estaba a punto de exigir más explicaciones cuando Castiel, adivinando sus pensamientos, se adelantó en la explicación necesaria.

- Los nefilim son seres que no deberían existir según el plan de Dios, Jane y Jack fueron casos excepcionales en todo sentido, pues han sido los únicos en la historia capaces de controlar sus instintos naturales de destrucción, quizás tenga que ver con el hecho de que son hijos de arcángeles o simplemente se trata de otra coincidencia sin explicación por las que nuestro padre tiene inclinación. Lo único cierto es, que los nefilim nacen con un único deseo que conforme más es satisfecho, más intenso se vuelve la necesidad del mismo.

El cazador siente deseos de preguntar cual es aquel deseo al que se refiere, pero conoce perfectamente la respuesta a su pregunta, Sam se encuentra observándola directamente. La sola idea de hacer frente a semejante criatura le hace estremecer lo suficiente para aumentar la presión de su agarre al tiempo que sin necesidad de intercambiar más palabras ambos llegan a la misma silenciosa conclusión.

Como extraña aquella época en que el mayor peligro que enfrentaban eran vampiros, hombres lobo y brujas.