XXVIII. Descontrol

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Eliott Geest
Sede de la Aurora


Todo estaba siendo un caos desde que Eliott entró a la habitación de Kybett. Para empezar, Wivenn gritó del susto que Eliott le dio cuando abrió la puerta de la habitación con una patada.

—¡¿Qué sucedió?! —Kybett fue quien reaccionó con preocupación.

Los integrantes del equipo se encontraban en el mismo piso, así que sus habitaciones quedaban cercanas. Eliott había ido a la de Kybett ya que sabía que ahí encontraría a Wivenn. Y un médico era justo lo que necesitaban.

Eliott recostó a Renee en la cama sin dar explicaciones hasta que Wivenn se acercó a él. Renee ya se había desmayado. Kybett seguía gritando:

—¡Eliott! ¿Por qué Renee no se mueve?

El pecho de Eliott subía y bajaba con rapidez. Entre la agitación y los nervios, su respiración se había acelerado.

—Necesito que me digas qué pasó para saber cómo actuar. ¿Se cayó? ¿Se golpeó la cabeza? —Wivenn comenzó a interrogar mientras buscaba heridas abiertas.

Eliott negó, alejando a Kybett para que no estorbara a Wivenn.

—No. Comió algo. No sé. El postre que hoy dieron en la cafetería. Lo único que pudo decir es que tuvo alergia a algo. No me dijo qué. ¡Teigh, haz algo! Renee no puede respirar.

Eliott se sorprendió a sí mismo con la rapidez a la que hablaba. No se molestó en esconder su preocupación. Se sentía justo como el momento que la cabina de seguridad de la nave se hundía y no sabía dónde estaba Kybett. Algo dentro de su pecho estaba presionando a tal grado que dolía. Ver a Renee recostada en la cama de Kybett, con los labios ligeramente azulados y su pecho sin moverse... le estaba afectando más de lo que él habría imaginado.

Kybett tan solo paró de gritar hasta que entendió lo que Eliott había dicho.

—¿Postre de hoy? ¿Te refieres al pastel de nuez y jengibre? —Kybett golpeó a Eliott en el brazo para que la soltara y le permitiera moverse. —¡Renee es alérgica a la nuez, Eliott! Me lo dijo el día que llegó a la nave. ¿Cómo dejaste que comiera el pastel? ¡Por algo yo le dije a la cocinera que a Renee no le diera postre!

—¡Bueno, yo no soy la cocinera ni un adivino, Kybett! —Eliott no pudo evitar alzar la voz.

—¡Necesito la mochila de Hazz en este instante! —gritó Wivenn sobre las voces de Eliott y Kybett para hacerse escuchar. —Ahí están todas las medicinas que Renee salvó de la nave. O, mejor dicho, no importa cómo consigan la medicina, pero necesito epinefrina ya.

Antes de que Eliott pudiera correr hacia la habitación de Hazz, Aprell entró con un gesto de molestia, bloqueando la salida.

—¿Qué es todo este alboroto? ¿Por qué gritan tanto?

Cuando Eliott estuvo por esquivarlo, Kybett se le adelantó.

—¡Muévete, Aprell! —Ella no dudó en empujarlo fuera del camino y salir de ahí por la epinefrina.

Aprell tan solo le dirigió una mirada confusa a Eliott. Él no comprendía lo que estaba sucediendo.

Sin ganas de hablar, Eliott comenzó a caminar alrededor de la habitación mientras pasaba la mano por su cabello. Observaba cómo Wivenn estaba intentando reanimar a Renee al presionar sus manos contra el pecho de ella una y otra vez.

Aprell tardó varios segundos en procesar lo que estaba sucediendo. Eliott tuvo que sostenerlo por la camisa para asegurarse que no fuese corriendo hacia Renee y arruinara el trabajo de Wivenn. Por más preocupado y nervioso que estaba Eliott, sabía bien que en una situación de ese estilo la mejor forma de ayudar era apartándose. Le explicó en pocas palabras qué había sucedido.

Expediente 512 (I)Where stories live. Discover now