Hunter

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Hunter estaba jodido.

El había ayudado a su tía abuela cruella con la esperanza de pertenecer algún lado.

Habia echo tanto por tan sólo ese propósito.

Había preferido hacer la menor cantidad de preguntas, cuando su tía abuela cruela le ordenó que rastreara a una camada de dalmatas por las calles de Londres.

El lo logró.

El encontró a esos cachorros.

El había cumplido la orden que su tía abuela cruella le encomendó.

El espero que eso la hiciera feliz.

Pero su tía abuela Cruela queria mas.

Haci que Hunter le dio más, el ideó todo un plan para acorralar a los 99 cachorros de Dalmata y empujarlos a todos con una aspiradora industrial dentro de un contenedor para que fueran enviados a su tía abuela Cruella De Vil ...

... Pero el fallo ... La confianza le jugó una mala partida cuando el tenía todas las de ganar.

Los cachorros estaban listos para ser exportados de manera ilegal a Suecia, la cadena que transportaba el contenedor donde pululan 97 cachorros que gimen, se accióno con el simple echo de que Hunter presionó un botón.

Los cachorros escaparon al final, y Hunter tuvo que pasar 6 sangrientos meses dentro de un condenado contenedor, siendo el pobre niño tratado como un perro durante todo ese tiempo.

Le tomo toda su determinación y cordura a Hunter no llamar a las autoridades correspondientes para que lo rescataron de ese infierno de soledad metálica.

El no llamo a las autoridades ...

Por que eso pondria en peligro a su tía abuela Cruela De Vil ...

El vivio, el respiro, y el sangro ese infierno de 6 infernales meses dentro de las heladas e inexpresivas paredes metalicas de aquel contenedor ... Alimentándose de comida para perro ... Distrayendose con juguetes para perro ... Limpiandose y defecando como un perro ... El vivió, El respiro, y el comio como un perro enjaulado en ese contenedor.

"Es este mi castigo?" esa pregunta, esa simple y ordinaria pregunta se repetía una y otra ves dentro de la cabeza de Hunter. ¿Este contenedor era el castigo del niño que tan sólo quería ganarse el amor y aceptación de su unica familia?

¿¡Éste era su sangriento castigo!?, por ser lo suficiente leal para nisiquiera pensar en llamar a las autoridades para que lo liberarán, cuando su teléfono aún tenía la energía suficiente para hacer una sola llamada.

"¡Woff, woff, woff!" esos ladridos alegres probenientes de una garganta humana, fueron, para siempre seran el amargo y primero de muchos indicios de que Hunter ... estaba perdiendo la batalla en contra de la locura.

Esos ladridos junto con la burda imitación a la locomoción de un perro fue con los que recibió a su libertador cuando el contenedor se abrió con uno de los leales secuaces de su tia cruela, esperando expectante del otro lado con un rifle lanzador de redes rojo.

Tan pronto como recuperó la noción de su episodio neurótico de perro, el arrebato el rifle de las manos del secuaz y se propuso a reanudar la tarea interminada que su tía Cruella De Vil le habia impuesto.

El era Hunter De Vil, "¡HUNTER ESTA DE VUELTA!" El nesecitaba gritarlo, el nesecitaba recordarse. El se ordenó haci mismo a repasar lo que su tia abuela Cruella De Vil le habia taladrado en la cabeza; que los De Vil jamas se rinden.

La tragedia de Hunter De Vil. (Calle 101 Dalmatas)Where stories live. Discover now