𝐓𝐑𝐄𝐃𝐈𝐂𝐈

3.8K 410 302
                                    












Demonios desgraciados.

     — ¿Desde cuándo haces de niñera?—cuestionó la demonio que estaba junto a Alastor

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

     — ¿Desde cuándo haces de niñera?—cuestionó la demonio que estaba junto a Alastor.

     Él me observaba molesto, sin embargo no le di ni un poco de importancia, estaba esperando a que llegaran Vox y Charlie junto a Vaggie para que vigilaran a este engendro.

     — No tengo ni idea, pero ya puestos, hubiera preferido algo mejor que “eso”.

     Me retiré en cuanto pude ver la melena de Vaggie en la entrada. Me encontré con Charlie y con Vox en la entrada, listos para irnos a hablar con el rey. Estaba algo asustada por dentro, por el rey, por supuesto, no por ese pedazo de mierda.

     — Vox, ¿sabes cuál es la sala de actas?—preguntó Charle una vez llegué.

     — Sí. ¿Por qué?

     — Necesito que la lleves ahí. Primero iré a hablar un momento con mi madre, hace mucho que no la veo...

     — Bien. Nos adelantaremos pues.—extendió su brazo— Adelante, ______, acompáñeme, por favor.

     Tomé su brazo. Comenzamos a andar por los extensos pasillos del castillo.

     — Lleváis una semana sin hablaros el uno con el otro, ¿está segura de que no es personal?—cuestionó Vox, tratando de aparentar estar preocupado por Alastor.

     — Que le den.—respondí, seca— Dice que prefiere algo mejor que “esto”. Pues mejor así, que se busque a otra idiota...—“que quiera ayudarle” quise completar, pero no dije nada por si acaso.

     — Tranquilícese, señorita.—acarició mi pelo dulcemente.

     Se mantuvo en silencio durante unos instantes. Intenté animar un poco el ambiente, para no parecer una amargada.

     — ¿Puedo hacerte una pregunta personal?—cuestioné, reprimiendo una risa.

     — Sorpréndame.

     — ¿Tienes control remoto?—pregunté.

     Agachó la cabeza, riendo, sin haberse esperado la pregunta.

     — No, pero si lo iba a preguntar, sí puedo proyectar programas.—comentó.

     — ¿En serio?—cuestioné— Cuando lleguemos al hotel, ¿te importaría mostrarme alguno?

     — Sin problema. Tengo un poco de todo, así que lo dejaré a su elección.

     — Gracias.—sonreí.

     Llegamos a la sala. Allí estaba él, el tal Lucifer. Estaba tomando un poco de alcohol mientras estaba leyendo algo en un libro sin portada.

━━ 𝐃𝐈𝐋𝐎    Alastor .Onde histórias criam vida. Descubra agora