Capítulo 4: De metales y otros materiales.

353 27 28
                                    

Ostown, tres horas atrás.

—¿Soy yo? ¿O ese camino se hizo más largo cuando veníamos de regreso?— Se quejaba más que hastiado nuestro conejo afortunado.

Y no era para menos, él junto con su amigo gremlin lucían bastante cansados y fastidiados, habían pasado las anteriores cuatro horas siguiendo un tedioso caminó por la estructuras metálicas subterráneas

—¡Sea como sea, no vamos a entrar en esa cosa por lo menos en unos cinco o seis días! ¡Ya tuve suficiente con cuatro horas de ese horrible olor a óxido!

—Voy a tomarte la palabra, mi amigo— Concordó Gus. Si bien el no sufría del mismo dolor de pies que Oswald, el viejo gremlin se quedó al lado del monarca durante todo el trayecto por lo que se sentía tan asqueado del metal oxidado como el  conejo.

—Creo que empezaremos a utilizar más pintura que metal para las futuras reconstrucciones del Páramo— mencionó jugando Gus.

—Concedido. Estoy completamente a favor de menos metal— Accedió el rey con una sonrisa casada en el rostro siguiendo con la broma, ambos sabían que no iba a dejar de usar metal sabiendo que su mundo era vulnerable a botellas gigantes de diluyente que caían del cielo.

—Bueno, será mejor que nos tomemos el resto de la tarde y mañana volveremos a retomar nuestros deberes.

—¡Espera!— Lo detuvo Gus al ver que se disponía a partir del lugar —¿No deberíamos esperar a Mickey?

Oswald meditó por un momento antes de responder.

—Creo que no es necesario que lo esperemos aquí— Explicó el monarca —Mickey volverá cuando crea que sea necesario. No te preocupes, Gus. Mickey estará bien, él puede cuidarse solo.

—¿Pero y si se encuentra en apuros?— Se preocupó Gus.

—¡Vamos! ¡Él es Mickey Mouse! No existe nada en el Páramo que pueda contra él— Aseguró Oswald.

—Sí, pero...— Quiso insistir el gremlin, pero fue interrumpido antes de expresar su duda.

—Él va estar bien, Gus— Sentenció con confianza —Conozco a nuestro amigo y confió que él va estar bien.

Gus suspiró ante las palabras de Oswald, no se trataba de desconfianza o algo similar, era el simple hecho que su amigo no estaba en su mejor estado lo que hacía que su mente se preocupara. Pero tal vez estaba exagerando un poco con el asunto.

—Tienes razón, Mickey puede salir de cualquier apuro que se le presente. Tenemos que tenerle confianza— Razonó el gremlin con ánimo.

—¡Así se habla!— Concordó Oswald animado —Entonces  por ahora tomemos un descanso y nos vemos mañana para seguir con nuestro trabajo.

—Está bien, pero antes iré a ver cómo le va a Jamface con los proyectores— Respondió Gus —Solo para asegurarme de que este todo en orden.

—Bien, entonces nos vemos mañana al mediodía— se despidió Oswald.

—Nos vemos mañana, Oswald— Fue lo último que escucho el rey antes de que gremlin se teletrasportara hasta Mean Street North, la zona donde generalmente Jamface trabajaba.

Una vez en Mean Street North, el viejo gremlin no tardo en divisar al gremlin que buscaba. Lo encontró tal y como lo había dejado, muy concentrado, trabajando en lo que sería una nueva modificación para los proyectores.

Jamface había estado trabajando en ello durante varias semanas ya, entre los planos, prototipos y pruebas, el gremlin no hacía más que pensar en nuevas ideas para aplicarlas en el mecanismo de los proyectores. Había mejorados y probado cada nuevo diseño y funcionamiento, pero ninguno daba el resultado deseado aún. Gus se sentía preocupado por el joven gremlin, sabía que le había puesto una gran responsabilidad sobre los hombros, sabía que tanto él como Prescott solían obsesionarse con su trabajo una vez que lo comenzaban, a veces olvidando descansar o comer en el proceso. Era preocupante para el gremlin veterano pero no tenía a mejor gremlin que Jamface para realizar el trabajo.

Epic Mickey: THREE INk DROPsWhere stories live. Discover now