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Aquello daba vueltas en mi cabeza. Los niños gritaban como siempre. La maestra estaba viéndonos de lejos. Nosotros, los pasantes veíamos. El Maestro Superior llego a dar su típica charla de verano. Mi fría mirada hacia él. La misma vieja escuela con palmeras y un patio inmenso de concreto, el mismo curso de verano de siempre, y ahora iríamos a los grupos designados por edades.
–Bien. Escojamos, Que tal si empezamos por... Tanque ¿qué edad?
–8 y 9 –ocho... y nueve. ¿Johny?
– de 12 a15 Danny.
–13!. Hmm.. Veamos. ¿Alicia y Mishell? –6 y 7 -6 y 7 –muy bien. ¿gama?
–El que sea Danny.
–Bien de 2 a 4.
–ok.
–ahora Darry.
Era mi turno. Sin dudas no quería estar con otros compañeros. Suelen ser banales y no siempre me siento cómodo con ellos, pero sí con mi observadora de lejos.
–los de 2 años Danny.
–de dos a... –4
–dos a cuatro. Estarás con Gama de nuevo. Puedes irte.
Ya conocía el salón. Y a la mayoría de niños. Siempre tuve afinidad con ellos. Todos lo sabían. Pues era casi uno de ellos. Siempre comiendo sentado junto a ellos. Jugando con ellos, escuchando cuando lloraban, incluso si no eran de mi grupo.
Ese día era frío, demasiado para ser mitad de verano. Los días pasaron, Patrick, Rodri, Rodriguito, Paco, Gala, Sarahí y Desiré ya me conocían, eran los de 3 y cuatro años, junto con otros del grupo ya me conocían, a excepción del año pasado siempre me gusta estar con los más chiquitos, me hacen sentir que no soy un inútil o un rarito. Y aunque con cualquier edad me adapto, con ellos es mejor, pues estas todo el día con ellos moviéndote en los juegos y actividades.
Pronto los nuevos niños también se acercaban a mí. Gama y la Maestra siempre planeaban todo. Gama traía las pelotas, aros, juguetes, etcétera, y la maestra planificaba todo, al final mi trabajo solo era ayudarlos a seguir a la maestra. Y el mejor momento del día era el trampolín. Los niños brincaban por una hora y media, y la maestra, gama y yo descansábamos... o casi, Danny, el Maestro superior siempre me pedía algo. Ayuda a los chicos a cargar esto. Ve y ayúdale a Zamara con los niños de 7 y 8 años. Y siempre había algo. Pero finalmente era mi trabajo. Aunque sentía que no me tomaba siempre en serio y sentía que si yo le decía que no se enojaría. Siempre fue serio conmigo, mientras que con los demás parecían mas sus amigos que sus empleados pasantes, y el pasante raro era yo, tal vez es serio porque yo lo soy con él.
–creo que te lo tomas personal Darren. –de verdad lo crees gama?
–si, digo, no siempre tienes que decirle que sí a Danny, es decir, no es tan malo como lo ves.
