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Conciliar el sueño solo era algo a lo que, increíblemente, ya no estaba acostumbrado.

Yoongi maldecía por lo bajo mientras su cuerpo se movía sobre su cómoda cama y miraba su techo con odio y molestia. Habían sido dos míseros días al lado de Jimin y ahora no podía dormir por una noche. Porque eso sería, una simple noche, y a la siguiente buscaría una maldita manera de hacer a Jimin entrar a su cama. No planeaba seguir así.

Aunque si razonaba la situación, era lógico. Él había esperado dieciocho años para estar con Jimin, besarse, tocarse y mínimamente, pasar una noche juntos, así que era comprensible que ni siquiera pudiera conciliar el sueño.

"Maldita mierda" pensaba mientras giraba sobre sus costados en la cama, imaginando a su bonito angelito en la ducha llena de espuma y las manos de Jungkook en la espalda de su angelito.

•••

— Jimin, en verdad que te aprecio, pero no puedo, no voy a meterme en este juego, porque Yoongi es mi amo. Él puede exiliarme si lo desea y...

— Ya, ya, Jungkookie, no pasará nada. Solo ha sido una vez y no pasará de nuevo, tenía que saber si podía ponerlo celoso.

Jimin habló mientras se tumbaba en la cama y sonreía de manera dulce. Jungkook seguía dentro de su habitación, de pie a un costado de la puerta mientras lo miraba.

— Dioses, ¿Estás jugando? Yoongi es demasiado celoso con lo que tenga que ver contigo. —Sin esperarlo, Jungkook comenzó a hablar de pequeños datos que a Jimin le interesaban.— Cuando estabas en el cielo, todo el tiempo me preguntaba por ti, me hacía hablar con querubines, Iugh. Todo el tiempo era: "Jungkook, ¿Crees que esté bien?" "Jungkook ¿Estará pasándola bien? ¿Habrá conocido a alguien?" Ah, mi favorita siempre era: "Detesto la idea de casarme. Incluso lo hago por él, ¿Verdad?" Él siempre ha sido muy sabio e inteligente, pero contigo que ha hecho muchas cosas mal, pero no significa que no te quiera.

Mientras Jungkook hablaba Jimin mordía su labio inferior, metiéndose en la ropa de cama aún si su cabello seguía mojado por la ducha que acababa de tomar.

— Puedes ir a dormir, Jungkook... —Murmuro bajo abrazando la almohada que tenía al costado.

— Dormiré aquí, si no te molesta. Yoongi me habría mandado cuidarte de cualquier manera. —Sonrió mientras se recargaba en la puerta y cerraba los ojos.

•••

Por la mañana siguiente, Jimin camino por el pasillo central tarareando una canción, dirigiéndose directamente a la cocina para el desayuno.

El adoraba las galletas, le encantaba las galletas dulces que tenía Yoongi en el segundo estante de la cocina, y desde el momento en que Jungkook lo notó, Yoongi no dudó en surtirlas todo el tiempo.

Después de tomar un par, amino hasta la oficina de Yoongi, donde, sabía de sobra que estaría ahí. Ya era tarde, definitivamente sus galletas eran más un almuerzo que un desayuno. Caminaba sobre las puntitas de sus pies, bailando y cantando la misma canción adictiva que tarareaba, sus caderas se movían de un lado al otro y Jimin sonreía con azúcar sobre sus labios.

Cuando llegó, no llamo a la puerta, le daba igual anticipar su entrada.

Jungkook estaba dentro de la oficina, de pie a un costado de la puerta mientras miraba a Yoongi en el escritorio, sobando sus sienes con los dedos y dejándose caer en la silla.

— Jimin... —Murmuró al ver la pequeña figura del angelito entrar en la habitación.

— Hola, mi amor. —Jimin pasó de largo a un costado de Jungkook para dedicarle una sonrisa a modo de saludo.

Jimin no lo dudo y camino hasta donde estaba Yoongi para colocarse sobre sus muslos de manera coqueta, dejando sus galletas sobre el escritorio y acomodando el cabello del pelinegro.

— Dios, cariño, te ves fatal. —Mientras sus manitos acomodaban su cabello, Yoongi le miraba sorprendido.

Si acostarse sin Jimin había sido una tortura, despertar sin el lo había terminado de matar. Saber que a quien más amaba estaba a solo unas habitaciones de distancia, descansando en una cama con su ayudante de compañía lo hacía perder la cabeza. No había conseguido dormir ni un poco, el descanso lo mataba y en cualquier otra circunstancia le habría dado igual, pero se sentía mentalmente cansado.

— ¿Por qué demoráste tanto? Te esperé para el desayuno y creí que estabas esperándome aquí para cuidarme... —En cuanto dijo aquello, Jimin lo callo colocando su dedo índice en sus labios.

— No, no, no, mi amor, yo no voy a cuidarte.  Dijiste que me amabas, ¿No es así? —Las manitas pequeñas y ligeramente oscuras de Jimin le acariciaron las mejillas y en sus labios gruesos y rosados se dibujo una sonrisa.— Yo no soy como todos los demás con los que haz estado, ni siquiera como Hwasa. Si me amas, vas a cuidarte tú solito. No vas a dejar que ninguna alma se te acerque, y solo vas a follar conmigo. —Jimin se acercó a su rostro, abultando los labios como un pequeño encaprichado, esa expresión que Yoongi conocía de memoria.— Solo vas a amarme a mi.

Yoongi trago pesado mientras lo miraba, su cuerpo tan cerca suyo, y sus labios tan cerca eran un buncle para los mejores recuerdos que tenía con él.

— Yo voy a cuidarme de los demás, y si tú te cuidas, entonces no creo que haya problema en que yo duerma a tu lado. — Continúo hablando con ese tono dulce que solo él poseía. Sus labios parecían cada vez más y más abultados.— ¿Me extrañaste? Porque yo te extrañe tanto... Tus brazos al rededor de mi cintura, tus manos jugueteando con mis glúteos, y yo quiero darte besitos por la mañana para despertar...

Jimin había comenzado una lista de todas aquellas cosas que le gustaban de Yoongi cuando compartían cama. No estaba mintiendo para nada, pero era parte de su juego. Tal como lo había imaginado en su cabeza, la temperatura de Yoongi aumento en su cuerpo, y mientras lo enlistaba, con sus manitas guiaba las partes de su cuerpo correspondientes a su cintura y sus glúteos, aún por encima de los pantalones ajustados. Cuando llegó a la parte de los besos, cualquiera pensaría que sus labios se juntarían, pero no, no era el plan de Jimin.

Los ojos de Yoongi se habían cerrado ante la dulce voz de Jimin, y sus labios se habían levantado un poco esperando un beso de parte de su angelito, pero la sorpresa fue, que Jimin simplemente beso la punta de su nariz y se levantó de su regazo acompañado de risitas traviesas.

— Joder, Jimin. —Yoongi menciono aquello abriendo los ojos y realmente frustrado. El toque de sus cerpos, las manitas de Jimin en su cuerpo y sus labios tan cerca eran la gloria. Yoongi deseaba volver a follar con Jimin, pero este ni siquiera le daba un beso, las posibilidades de intimar eran menores.

— ¿Lo ves? También me extrañáste, amorcito. — En ese punto Jimin ya estaba a la mitad de su camino para salir de la habitación.— Apúrate a ser buen chico, que me muero de ganas por volver a dormir juntos, mi amor. — Jimin meneo sus caderas en pequeñas formas de saltitos haciendo rebotar sus glúteos. Mierda y más mierda.

Yoongi no era un buen chico, pero, joder, Jimin lo valia todo.

Inframundo | 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐦𝐢𝐧Where stories live. Discover now