; uno

2.6K 328 93
                                    

Raúl salió del baño ya vestido. Secaba su pelo negro con una mecha rubia con una toalla, haciendo que se enredase.

Se había visto obligado a bañarse ya que cuando fue a casa de Luzu, éste efectivamente lo recibió con minas en la entrada.

Auron salió volando por los aires, y Rubius tuvo que revivirlo. Y ahora ambos se encontraban en la casa Mangel, pidiendo una explicación lógica a Rubius.

— ¿Me estás diciendo que Luzu casi hace explotar a Auron? — murmuró, frunciendo el ceño.

— Que sí, te lo juro.

— Corrijo, — habló Auron, que tenía los pelos más tiesos que jamás Rubius y Mangel habían visto — Luzu sí me hizo explotar, pero no me mató.

— Claro, gilipollas. Porque te reviví yo.

— Ahh, pero sé que una parte de él no me quería matar. — sonrió en grande — Mangel, ¿donde tienes tu cepillo?

— Segundo cajón del baño. — señaló. Auron asintió y fue a peinarse — ¿Qué hacía Auron en casa de Luzu?

Rubius tan solo se encogió de hombros.

— Ni idea. — respondió — Pero Luzu si se le veía enfadado.

Mangel meditó unos instantes. Luzu le había hablado varias veces de lo muy harto que lo tenía Auron. Pero cuando Auron traicionó a Luzu en las elecciones, esa fue la gota que derramó el vaso.

— ¿Crees que esté llevando bien la separación? — susurró Rubius, algo nervioso. Y es que un Auron en descontrol sería la plaga que terminaría con Karmaland.

— No lo sé... ¿Tú como lo ves?

Ambos se asomaron un poco. Vieron como Auron — tras haberse peinado su clásico frequillo hacia arriba — se saludaba a sí mismo al espejo de forma coqueta, haciendo un gesto de pistola con sus manos y señalandose a sí mismo.

— A mí me parece el mismo Auron... — susurró Rubius, quien se apoyó en la estantería.

— ¿Tú crees? Rubius, ha venido a mi casa oliendo más peste que un gorrión muerto, y su barba estaba sin afeitar desde hace tres semanas mínimo. — comentó, algo preocupado por su amigo — Y tú sabes lo mucho que a Auron le gusta verse bien.

El mayor pensó acerca de lo que Mangel había dicho. Y lo cierto, es que Raúl estaba de una forma algo extraña desde su separación con Luzu.

— Creo que lo mejor es que hablasemos con él, Rubius. — murmuró el menor con gafas, que se cruzó de brazos.

— Está bien.

Una vez Auron salió del baño, entró lleno de energía, o al menos eso aparentaba.

— Bien, ¿cuál es el plan de hoy? ¿Explotamos la casa de alguno? — inquirió, sonriente — Vamos, podemos ir al pueblo y llegar justo a tiempo para la cena para comer chuletas.

Mangel y Rubius se miraron entre ellos, Auron pudo notar aquello. Encarnó una ceja, colocandose mejor sus gafas.

— ¿Qué pasa?

— Auron, queremos hablar. — comenzó Mangel.

— Estás raro, y sabemos que es por Luzu. — dijo directamente el chico de cabellos claros, sin rodeos.

— Eres nuestro amigo, y queremos ayudarte...

— Y que no seas gilipollas y huelas como un cerdo.

El psicólogo miró mal al chico alto con gorro de oso.

— Lo que quiere decir Rubius, — gruñó Mangel, mirando mal al que actualmente era su amigo — es que realmente nos preocupamos por ti, Auron.

Auron había aprendido varias veces a ocultar sus preocupaciones y problemas con bromas y chistes, pero esta vez se vió acorralado. Así que el único y patetico metodo de "escapatoria" de hablar sobre sus problemas, fue riendo un poco.

— Oh vamos, chicos. — rió incomodo — Estoy bien, en serio.

— ¿Bien? Mamón, te bebiste tres tazas de café en mi casa. — se quejó Rubius —  Y cuando te intenté quitar el vaso, me amenazaste y cogiste la cafetera entera.

Definitivamente Auron no tenía escapatoria. Él sabía, como buen y experto psicologo que era, que abrirse hacia los amigos y contar sus preocupaciones ayudaba.

Pero a Auron realmente le costaba hacer aquello.

— Vale, vale. — comenzó — Puede que no haya dormido como un bebé estos días, pero en serio que estoy bien.

— Auron, ¿que demonios te pasa?

— Bueno, — murmuró — puede que últimamente tenga muchas cosas en la cabeza.

— ¿Que tipo de cosas?

— Quiero intentar estar con Luzu. — confesó, y su coraza de seguro y chistoso Auron se derrumbó. Ahora un Raúl vulnerable y sensible se hacía a la vista.

— ¿Has intentado hablar con él sobre eso?

— Sí.

— ¿Y ha dado resultado? — inquirió Rubén, curioso.

— Ah pues nunca me lo he llegado a plantear. La verdad es que con ocho minas en la puerta no me ha dejado aun claro si quiere verme o no. — dijo, sarcástico — No seas gilipollas.

Rubius le mostró su dedo corazón.










Esta historia es una colaboración con mi amiga alice_1316 uwu.
Así que id a su perfil, con ella tengo pensado muchos proyectos de Luzuplay y máa parejas. ¡Seguidla, ella es genial!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 12, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

i like me better ; luzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora