Capítulo 6: La humana

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PDV de Sesshomaru

No he llegado a ver lo sucedido, es Jaken quién observa. Huelo la sangre, una sangre de aroma extraña e inusual pero que al menos, se distingue que apesta a humano. Me giro mirando lo justo a Jaken antes de mirar hacia el interior de la Aldea. El rostro del tal Mamoru está lleno de rabia.

- ¿¡Que pare!? ¡ERES LA SACERDOTISA ETSUKO! ¡TÚ MATARÁS A AQUELLA BESTIA! Es una deshonra dejar que un demonio nos proteja. Tú... tú ya no eres bienvenida. -suena como si se tratara de la verdadera bestia, sobre todo si miro hacia el borde de la línea, por afuera, el cuerpo tendido de la sacerdotisa, moviéndose con dificultad.- Diré que este demonio intentó matarme y tú lo protegiste, y proclamaré Sacerdotisa a otra persona: ¡Anju!

La chica se intenta levantar, pero está saliendo demasiada sangre, pareciera que es el hombro pero no es así, la flecha ha quedado torcida y puedo augurar que la perforación llega hasta algo más abajo, cualquier movimiento debe de doler bastante con semejante cuerpo humano. Pero a estas alturas me da igual.Es una humana más, y esta aldea no me agrada. Es Jaken el que más atención presta, creo que hasta percibe el rostro asustado de la sacerdotisa.

- Ellos ya han salido de la línea. Y tú solo no podrás matarlos. -le indica ella.

- ¡Pues huyeron! -grita- Y si vuelven los mataremos.

A la chica le suda la frente, ya debe de estar empezando a delirar, a ver incluso borroso. Su hasta hace unos segundos compañero no está solo dispuesto a hacer lo que ha dicho sino que la va a dejar allí tirada. Malherida. Echando a suerte si su destino es desangrarse, que yo realmente la devore o que algún otro demonio llegue antes o después y acabe con ella.

- Mi señor... ¿no deberíamos ayudarla? Al menos llevarla a otra aldea, dejarla con otros humanos y que la atiendan. -las palabras de Jaken no me gustan para nada.

- Hoy no quiero entender de misericordia. -miro más a Mamoru que a la chica, fríamente, y le doy la espalda a él, a ella y a Jaken- En marcha. -sigo caminando.

- Pero... amo. -su voz.- Ella fue amiga de Rin. -Usa lo único que puede hacerme daño en estos momentos. Rin murió confundida con esa sacerdotisa, por un lado si ella muere muere un culpable. Por otro lado la muerte de Rin no tendría sentido alguno, ya que la muerte de esa chiquilla que no logro superar, dio un futuro a esta muchacha.

- Tienes a Ah-Un. Si eres capaz de hacerla subir ahí, la llevas donde quieras. -concluyo antes de echar el vuelo. El chico ya se ha ido, no me he percatado de cuando lo ha hecho. Quizás haya tardado incluso más de lo que creo en contestar a Jaken que la salve. Miro abajo, le ha costado pero lo ha conseguido. Ah-Un me está alcanzando y encima no solo se posa Jaken, hay sangre y una humana. No me gusta ese olor. Parece arificial, resulta incluso más repugnante que el del resto de humanos, no logro entenderlo.

- ¡Señor Sesshomaru! La chica se ha quedado inconsciente. -miro un instante y sigo adelante.

- Bien, tú puedes darle el nombre que quieras. Pero no me nombres delante de ella. Ya sabe mucho. -no me gustaría oir a otra humana que no fuera Rin decir mi nombre. Por alguna razón me dolería, pensaría que la sustituyo. Sobre todo porque su cabello y sus ojos se ven tan parecidos, y su forma de "proteger"a los que, aún bestias, no han hecho nada. Es merecedor del propio nombre de Rin y no Etsuko. No, sin duda, no quiero sustituirla.

- Entonces le llamaré señor Maru. ¿Le parece bien? -Sessho es puro ASESINATO, la verdad asustaría y se acercaría más al nombre completo que Maru.- ¿Le parece bien?

- Así está bien Jaken. ¿A qué aldea pretendes que la acerquemos? La más cercana ha sido arrasada por demonios. - Aquella, aquella de la cual provenía ese horrible hedor, el olor a ceniza y azufre corroía los bosques.

- Podríamos llevarla con su hermano Inuyasha mi amo.

Bien, la idea sin duda, no me gusta. Por no decir que no me gusta nada. Salí de allí bruscamente y no di razones. Kaede ha debido contarles ya a todos el por qué de mi reacción y eso solo me vulnera ante ellos. Pero Jaken es listo, el mejor lugar en el que podemos dejar a esta humana, es allí. Aunque sigo poco convencido de ello.

Sin pensarlo un poco más, sin que me de tiempo de arrepentirme finalmente de la decisión, giro hacia el otro lado de las montañas.

Una vez más, voy al lugar en el que la vi por última vez a Rin... 

Y no me despedí.

El asesinato del Pequeño Conejo (Sesshomaru y Rin)Where stories live. Discover now