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╔──────◎──────╗ CHAPTERONE: LA AYUDA ╚──────◎──────╝
CADA PASO QUE daba debía se muy cuidadoso. Al menor ruido se enterarían que estaba allí y pondría la vida de su hermano en riesgo.
Su respiración era pausada y parecía tranquila, pero por dentro los nervios la estaba carcomiendo, los cazadores no eran personas razonables y despreciaban a lo sobrenatural, en especial a los hombres lobo. Athena debería haber sabido que andaban merodeando su 'casa' pero solo basto ese pequeño descuido para que se llevarán a su hermano. Le costó un día y medio para encontrarlo, el rastro la había llevado a un pueblo de California, llamado Beacon Hills.
Avanzo unos cuantos metros, escondida siempre en las sombras. A lo lejos pido ver algo que le dejo horrorizada, su pequeño hermano estaba atado colgando, con sus manos atrapadas entre cadenas de plata, se le veían signos de tortura. Trago saliva, si bien sabía que con su poder nada le pasaría, no quería que ninguna bala de acónito tocará el cuerpo desfalleciendo de su hermano.
«no seas cobarde» se recriminó.
- ¡Vamos! ¡Dime! ¿dónde está tu hermana? - preguntó con sorna uno de los diez sujetos que allí había.
Lorcan soltó un risa sarcástica y miro hacia el techo del lugar o más bien a la sombra que allí había. El hombre al darse cuenta de que no diría nada cogió la barra eléctrica y pincho el costado. El chico soltó un chillido y sus ojos se tiñeron de un amarillo luminoso.
Athena supo que era su momento. Saltó del techo y aterrizó perfectamente en el suelo. Sus pies hicieron un fuerte sonido que hizo dar la vuelta a todos en aquel galpón. Lorcan volvió a soltar una risa pero está vez más fuerte.
- Ella va a matarlos.
Un halo de luz verde salió de las manos de su hermana y detuvo las balas que iban dirigidas a ella. Con furia las devolvió, atrajo hacia ella todas las armas. Alzo las manos para después lanzar lejos a todos los hombre, algunos terminaron heridos y otros muertos. Uno de ellos, moribundo, apretó un botón y eso hizo que descargas eléctricas comenzarán a pasar por las cadenas en las cuales estaba retenido su hermano. Enojada alzo su mano derecha y comenzó cerrarla, los huesos del cazador comenzaron a desquebrajarse.
La corriente por fin paro cuando el cazador estuvo muerto. Athena trago saliva y alzo sus manos, aquellas balas que estaban esparcidas por suelo levitaron y cuando ella cerró en puño sus palmas, cada una fue a parar a los cuerpos de los cazadores. Era un método que le aseguraba de que alguna otra forma no volverían a levantarse.
- Te tardaste un poco -la voz de Lorcan sonó cansada pero tenía una sonrisa en sus labios.
- Estos imbéciles saben cómo esconder el rastro -separo las manos y las cadenas fueron rotas dejando libre al hombre lobo. Athena detuvo el impacto y lo posicionó con suavidad en el suelo- ¿Por qué te habrán traído a este pueblo? -pregunto mientras revisaba las heridas.
