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❝CUÍDATE, PRINCESA❞
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ISABELLE AJUSTÓ SUS CARÍSIMAS GAFAS DE SOL sobre el puente de su nariz con una sonrisa soberbia dibujada en su rostro, notando como la brillante luz del sol se posaba sobre su bronceada piel. Posicionada en la parte delantera del yate, soltó un pequeño suspiro al mismo tiempo que echaba su cabeza ligeramente hacia atrás, sintiendo como el aire revoloteaba su cabellera rubia con dramatismo. Mientras el característico aroma salado del mar que tanto le gustaba inundó sus fosas nasales, Izzy cerró los ojos y, durante unos breves minutos, fingió ser la protagonista de una película.
Aunque, para ser honestos, realmente no era necesario fingir: pues su vida ya era como una. Vivía en una enorme casa en Figure Eight con una familia que la amaba, formaba parte de exclusivos clubes náuticos, tenía un grande grupo de amigos con los que acudía a increíbles fiestas todo el tiempo y, para rematar, una larga fila de atractivos chicos que matarían tan solo por conocerla. No todo era perfecto, por supuesto, pero si bien era cierto que a veces podía resultar un tanto abrumadora, nadie en su sano juicio se quejaría de una vida como la que llevaba la joven Longwell.
Se sentía más afortunada que el resto.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Delilah, su hermana mayor, haciendo que la otra saliera de su pequeño trance. Una Izzy irritada volteó su cabeza y miró hacía abajo, topándose con la expresión incrédula de la castaña, quien tenía sus brazos cruzados sobre su pecho y una ceja arqueada.
—Disfrutar del precioso día que hace y de nuestro Alfamarine 78 Nina, hermanita —dijo la rubia, haciendo referencia al yate de su padre en el que estaban navegando.
—Baja de ahí, Izzy. No pienso ir a salvarte si te caes —advirtió la castaña ahora una mano colocada sobre su frente para que el sol no apuntase directamente a su faz. La menor estaba sentada encima de una las pequeñas barras de metal y era más peligroso de lo que parecía —Te lo digo enserio.
