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La amistad es el mejor bálsamo para las heridas que produce en el alma un amor mal correspondido.

Jane Austen.

El día había comenzado, estaba nublado, y hacía frío. Me acurruqué bajo las mantas, estaba cálido y no quería levantarme, pero cuando vi la hora me sorprendí de sobremanera.— ¿Hace cuanto no dormía hasta tan tarde? — eran las diez con treinta de la mañana. 

Me levanté perezosamente, desorientado. Pero no tardé en recordar que estaba en el departamento de Rubén. 

Salí de la habitación y fui hasta la cocina, donde escuché ruidos. Reí suavemente al ver como Rubén bailaba mientras preparaba algo de comer. Tenía puesto auriculares, por lo que no me escuchó cuando llegué ahí, así que cuando se giró y me vio pegó un salto.

Se quitó los auriculares — ¡Tío, no me asustes así, joder! — no pude evitar reír. Rubén bufó.

—Lo siento, lo siento... — no podía detener mis carcajadas. Sequé una lágrima que amenazaba con caer debido a las risas.—No era mi intención asustarte.

—Ya, pero por último finge toser o algo, macho. Que casi me matas del susto.

Volví a reír. Sus expresiones exageradas no hacían más que hacerme reír. Dejó su celular y sus audífonos inalámbricos en la encimera. — Tu amigo dijo que le enviaras un mensaje diciéndole donde ibas a estar esta noche, que saldrá del trabajo más temprano y que así te pasaría a ver. Que cualquier cosa  le avises.

Me quedé en silencio divagando en mi mente que debía responder a eso. En realidad, no sabía donde estaría esta noche. No quería volver a mi departamento eso de seguro. No aún, al menos. 

Rubén bufó antes de acercarse a mi. — Puedes quedarte aquí si no te crees preparado para estar sólo en tu departamento. Después de todo, si necesitas algo, sólo debes de dar un par de pasos hasta tu puerta, y si aún así te preocupa poder encontrarte con tu ex, puedo acompañarte. 

—No deberías de preocuparte tanto por alguien a quien no conoces. 

Rubén me observó con una ceja enarcada.— Te lo dije anoche. No es la primera que veo algo como esto, Samuel. — la expresión triste que tenía en esos momentos apretó mi pecho. Suspiró con pesadez — Samuel... escucha, no te daré detalles pero, una persona cercana a mi estuvo al borde de la muerte porque sufría de violencia por parte de su pareja. Fue algo que me marcó, porque yo tenía conocimiento de lo que ocurría, pero, porque esa persona me obligó a guardar silencio no dije nada. Y bueno, pasó lo que pasó. No quiero... No quiero quedarme sin hacer nada esta vez, Samuel.

—Pero no te corresponde. 

— Tampoco me corresponde guardar silencio cuando veo injusticias. — sonrió, pero al ver que yo no lo hacía, suspiró y rascó su nuca— ¿De verdad quieres pasar por esto sólo? Porque vamos, no nos conocemos en realidad, si me dices que me mantenga al margen, lo haré. Ambos estamos lo bastante grandes como para tomar nuestra decisiones. Dímelo, dime que quieres que me mantenga alejado de tus asuntos y lo haré. 

Me quedé sin palabras. Tiene razón al decir que no nos conocemos. Pero en cierta forma, una muy extraña, me tranquiliza estar con él.— No, se que va a sonar extraño, pero me es muy reconfortante estar aquí. Sé que es porque aquí no hay nada de Guillerno, ni mío. A pesar de que estamos sólo a una muralla de distancia de un lugar lleno de recuerdos, donde no todos son muy... agradables.

Mi nuevo vecino ~Esmeraldas~ [Rubegetta] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora