El tiempo aún no termina

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II

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Alicia revisó con cuidado las cosas de su padre, al mismo tiempo intentaba recordar la razón de las palabras de su niñez "regresar a aquel mundo que meses atrás había vuelto a dejar". Hoy lo entendía, ¿por qué entonces? Finalmente, tomó la decisión de abrir la caja sin saber lo que le esperaría después de hacerlo.

| | Infratierra | |

La locura ha regresado al País de las Maravillas y la hora del té casi se acerca. Reunidos frente a una mesa llena de postres y con el té listo para servirse, el Sombrerero, Mallymkun y Thackery esperan pacientes a que el reloj marque la hora. Entre bromas y risas los tres amigos se encuentran entre una guerra de postres lanzándolos unos a otros aunque el Sombrerero se limita a esquivarlos.

—¡Sombrerero! Sino lanzas los postres, ¡no los esquives! —reprocha Mallymkun molesta lanzando otro plato hacia el más alto al ver que incluso parecía ignorarlos.

—Con que distraído de nue... cuchara... —la Liebre intenta apoyar a su amiga con el Sombrerero hasta que el objeto que tenía su mano lo cautiva.

—¡Ya es hora del té! No te distraigas, ¡y tampoco tú! —mira a la Liebre mientras lanzaba una galleta que cae junto a la cuchara que sostenía.

Tras el último comentario de Mallymkun y del contraataque hacia ella con un pequeño pastel por parte de la Liebre, el Sombrerero bajó la cabeza. Los más pequeños dejaron su pequeño enfrentamiento de lado para enfocarse en lo que haría después. Para su sorpresa, resuena el reloj del té señalando que en unos cuántos minutos llegará la hora deteniendo al hombre de cabello anaranjado, quien por primera vez en su vida, se levanta de la mesa sin decir palabra alguna e ignorando por completo la hora que tanto esperaba.

No sabe cuánto tiempo pasa, sin acelerar su paso, el Sombrerero llega a un viejo reloj ubicado a unos cuantos metros del Pantano de Turgal donde una vez lanzó a Alicia sobre su sombrero para salvarle de los soldados de la Reina Roja años atrás.

—El cucú aún no ha salido, ¿verdad, Tarrant? —dijo una voz que molestó al hombre en cuanto la escuchó—. Deberías dejar esto, no es bueno para tu cordura, mi amigo —siguió la voz cuando la figura del Gato Sonriente apareció sobre el Sombrerero.

—No sé de qué hablas —respondió rápidamente sin dejar de mantener una sonrisa que forzaba con cada segundo.

—Así que aún tienes la esperanza de que regrese. Pensé que tu mente ya lo habría superado —dijo el astuto gato mientras se colocaba detrás de él—. El tiempo se acaba, Tarrant; ya no hay forma de salir o entrar de este lugar.

Ignorando los comentarios de Sonriente, el Sombrerero observaba atentamente el reloj que tan solo unos momentos después marcó que la hora del té había iniciado pero el pequeño pájaro que había en su interior aún no había salido, lo que ante la mirada triste de Tarrant, fue a su vez un alivio, pues se mantenía recordando aquella promesa que fue marcada a fuego en su corazón. La promesa de que un día su amiga regresaría.

—¿Te es tan difícil soltarme? —dijo Sonriente recreando la voz de Alicia para molestar al hombre de cabello anaranjado— ¿Aún crees que regresaré antes de que ese pájaro abandone el reloj?

En un movimiento rápido, el Sombrerero tomó una piedra del suelo y la lanzó con fuerza al animal flotando en el aire, Sonriente se esfumó antes de recibir el golpe.

—¡Todavía hay tiempo! —exclamó en voz alta para asegurarse de que el gato escuchara— ¡Ella aún no ha roto su promesa! Ella va a volver —continuó, solo buscando a Sonriente.

Finalmente cayó de rodillas al suelo mientras miraba atento el reloj.

—Tienes que volver. Mi mente aún no está perdida.

No pierdas la cabeza hasta que vuelva.

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Mi Séptima Imposibilidad (Alicia & El Sombrerero Loco)Where stories live. Discover now