~>Ferne' y Ramen<~ [COVID-19×DENGUE]

02- Gato

Ya estaba a nada de mi destino, sólo tenía que pasar un registro de rutina del cual no dije ni pío, ellos no saben que estoy en su país.

Me siento una celebridad encubierta para que los fans no la reconozcan.

Una vez chequeados dos o tres papeles banales, ya estaba cómodo comiendo una parrillada de carchi-... caprin-... carip-... ¿Cómo se dice? En fin, un bicho.

Y estaba en la famosa "Hora de la siesta", planeando tranquilamente cómo iba a empezar a invadir el cuerpo, si me convenía empezar con síntomas leves e irlos incrementando, o no poner ningún síntoma y solamente matarlo y ya, obviamente contagiando al que se me cruce, cuando de la nada siento que alguien me agarra de atrás y me pone algo de metal en un punto clave.

-Eh gato, dame todo lo que tené o te lleno la jeta de plomo.

¿Que había dicho?

-Disculpa, ¿Que dijist-...?

-No hablé y larga todo lo que tené, qliao.

Y en ese momento lo sentí revolviendo todo, buscando algo, pero no había absolutamente nada.

-No tené nada, cagate gato, ahora te doy un fieshazo, mono.

Estábamos en la pelea, cuando de repente apareció un grupo de glóbulos blancos, que al parecer, no eran amigos de ninguno de los dos, y antes de que mi atacante dijera nada, lo arrastré lo más lejos que pude, buscándome un camino hacia el pulmón, pero perdiéndome en el trayecto.

-¡¿QUÉ HACÉ PELOTUDO?!

-Se dice gracias, cualquiera que sea tu nombre.

Rodé los ojos, el camino parecía totalmente fuera de peligro, por lo que dejé solo a mi "compañero de huida" y empecé a pensar para dónde estaría mi alojamiento, aprovechando el tiempo y caminando, hasta que el mismo sujeto de antes me frenó.

-Pará, pará. Soy dengue, ¿Y vo, perri?

-Covid-19.

-Te voy a decir chino.

Suspiré, ignorandolo y siguiendo mi confuso camino a los pulmones con un molesto mosquito detrás de mí haciendo ruido. Presentía que el viaje sería largo, y pasar desapercibido iba a ser muy difícil con él.

Finalmente, puse mi atención en un canal, donde salía y entraba cantidades inmensas de oxígeno. Si esos no eran los pulmones, al menos sería el corazón y la forma más sencilla de llegar a los pulmones...

Nada más lejos de la realidad, pues había llegado a su cerebro, donde nuevamente me atacó un grupo de glóbulos blancos, teniéndome entretenido por un buen rato en lo que nuevamente buscaba algún punto débil para escapar y volver hacia los pulmones, pero era ya bastante tarde.

Mi huésped había levantado fiebre, y sentí imposible escapar, hasta que oí el grito de Dengue relativamente cerca.

-¡EH CHINO! ¡POR ACÁ!