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" A mis espaldas ellos hablaron mierda, delante de mí ellos actuaron bien. Fingí no darme cuenta"

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Una nueva semana estaba comenzando entre las trajinadas calles de Seúl. Un lunes como cualquiera, en un país como cualquier otro. Yoongi se preguntaba cuándo llegaría el día en que dejaría de ser del montón. Cuándo su miserable y cotidiana vida sería alabada por muchos.

Una de las tantas cosas que amaba de Namjoon, era que, aun siendo RM, se comportaba de igual forma con todos a su al rededor. Nada parecido a su primo, quien se sentía la gran cosa por ser popular y tener dinero.

El pelinegro veía en Namjoon un ejemplo a seguir. Quería ser como él algún día.

Ese "algún día" que nunca se cumpliría.

Quizá si hubiera sido más agresivo. Si hubiera tomado otras decisiones o si hubiera actuado de otra manera, todo en su monótona vida sería diferente.

Pero el "hubiera" no existe.

Todos sus sueños y ambiciones se fueron a la basura el día en que se rindió ante la sociedad. En el momento en que dejó de luchar, su futuro ya se definió por completo, y él no estaba satisfecho con nada.

El llegar al Instituto era el instante del día más tenso. A penas pasaba por esas puertas de hierro se sentía ahogado, sofocado. Como si una cuerda invisible traspasara su garganta, dejándolo sin aire.

¿A nadie le ha sucedido? Sientes como si todas las miradas te juzgaran. Como si todos prestaran atención a lo que haces, esperando una falla. Siguen ahí, esperando a que te equivoques, para luego desnudarte ante el mundo y mostrarte como carne fresca en la feria. Se ríen y reclaman tu error como si nadie en el mundo se equivocara, y tu autoestima cae por un pozo que no llega a tener final.

Ese sentimiento tenía Yoongi cada vez que se enfrentaba a su Instituto.

Luego venía lo típico.

- No voy a poder ir, ya sabes, con todo esto de mi carrera musical, falta una reunión a la que asistir, pero mañana si o si, hasta podríamos ir a mi estudio otra vez, ¿Qué te parece?- La voz del peliblanco se escuchaba bastante diferente por llamada.

- Uh, bueno, suena bien supongo- Intentó que en su voz no se notara la emoción por ir nuevamente al estudio del moreno- Nos vemos, falta poco para entrar a clases- Escuchó un "Suerte con todo" y colgó la llamada, para guardar su celular en el bolsillo delantero de su jeans.

Otro día más sin Nam, y Suyun no daba señales de vida desde el sábado, el último día que hablaron.

Iba a apurarse para ir a su salón, que quedaba en el segundo piso, pero un golpe llegó a su estómago en cuanto volteó. Al levantar un poco la mirada maldijo en voz baja. Era Kai.

SCHOOL OF TEARS▪︎KOOKGI▪︎Where stories live. Discover now