"Día 6" Bruno

886 101 44
                                    

Definitivamente Samy no era una persona de mañanas. Había estado con poco animo y apenas hablo, estaba distraída o somnolienta, no sabría decirlo con certeza.

Cuando la conversación dejo de ser un monologo de mi parte se transformo en una discusión sin sentido. En un memento estaba contándole los que hice ayer y al siguiente me estaba gritando que la llame idiota.

Nunca habíamos discutido de esa forma, no estábamos de acuerdo en todas la cosas, pero siempre nos tomamos esas diferencias con humor. Me sorprendí bastante y no supe como reaccionar, siempre todo había fluido tan natural con ella que se me hizo raro y estimulante, aun no sé si para bien o para mal.

Ella estaba realmente enfadada y ofendida por mi intromisión en su negocio. Yo aun no entendía muy bien en que punto las jodí tanto, pero agradecí no haberle contado lo sucedido con Barbara.

Decidí no continuar con esta discusión, era una pelea que no podría ganar y preferí no seguirla. Estuve a punto de ir a buscarla en varias ocasiones, tuve que detenerme a mi mismo todas las veces. La última vez no pude contenerme, estaba cruzando el umbral de la puerta cuando el destino intervino y ella respondió una llamada.

Espere paciente a que terminara su llamada, y cuando escuche que volvía a cerrar el ventanal del balcón super que era el momento de disculparme, de lo que sea que haya hecho.

Me detuve en seco en cuanto entre a la sala. Samy estaba llorando.

No pensé que la había cagado tanto, no creí que mis palabras le habían sentado tan mal. Tenía que arreglarlo de alguna forma, pero en cuanto me acerque a ella lo empeoré todo. Lagrimas corrían por su rostro, en cuanto las vi corrí a su lado.

Dudé solo un segundo en si envolverla entre mis brazos o no, tal vez ella no quería un abrazo, tal vez quería estar sola o al menos lejos del causante de esas lagrimas. Pensé en irme y darle espacio, después tendría tiempo de disculparme con ella, pero se aferró a mi cintura fuertemente.

Tenerla a mi alrededor, de esta forma fue la mejor sensación en la peor situación. Adoraba ser su refugio, sobre todo cuando entendí que no lloraba por mi, aun así odiaba que ella me necesitara de esa forma.

Samy era tan fuerte, que verla romperse de esa forma me causaban ganas de destrozar a quien le causaba tanto dolor.

El dolor de Samy brotaba del amor incondicional que sentía por su hermana, odiaba a Marta por aprovecharse de eso. Esta dulce chica estaba llena de amor ¿Cómo alguien podría lastimar intencionalmente a alguien como ella?

Me concentre en contenerla, mostrarle que entendía su dolor y que estaba de su lado para lo que fuera. Creo que hice un buen trabajo, después de unos minutos de tenerla ente mis brazos y darle agua estaba mucho mas calmada.

Recordé cuando Abigail lloraba de esa forma, le bajaba el azúcar, no se si a Samy le pasara lo mismo, pero preferí prevenir e ir por un chocolate a la cocina.

Cuando regresaba ella estaba en otra llamada, esperaba que no terminara como la última. Y al parecer no lo haría, cuando se llevo el teléfono al oído tenía una sonrisa brillante y genuina, era hermosa, pero no me sonreía a mi. No la hacia menos hermosa o memorable, solo dolía un poco ver que yo no había podido hacerla así de feliz, no de esa forma.

Antes de que saliera al balcón para tener un poco más de privacidad, escuche que saludaba a un tal Héctor. No podía escuchar su conversación, tampoco es que fuera de mi incumbiese mucho, no debería, pero me causaba curiosidad su sonrisa y sus gestos. Adoraba como hablaba por teléfono, gesticulando con las manos, aunque la otra persona no la pudiese ver.

14 días con élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora