6. Circuitos...

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Sábado

Ir con mamá a ver la tumba de mi padre no era una buena idea... Sus lágrimas parecían mares... Sin embargo yo no estaba de acuerdo con ésas cosas de prenderles velas a los muertos,y ponerles flores que nunca les dí cuando estaban vivos. Me parecía hipocresía....¿ O era porque nunca conocí a mi padre?  tal vez por éso era mi poco aprecio...

—Mamá, ya vámonos... Creo que no te hace bien ya estar aquí. —Traté de lavantarla.

—No, aún no quiero irme. —Se reusaba ella pegada a la tumba.

—¡Basta, mamá! Tienes que ser fuerte. Lo has sido durante años. No es justo que te derrumbes ahora. —La sujeté por los brazos arrepintiendome de haberla acompañado. —Mamá, hazlo por mí. Te necesito.

—Esta Bien. —Ella asintió para levantarse e irnos a casa. Después de haberla dejado dormida, fui a la  biblioteca un rato a despejar la mente en mis resbaladizos patines que ni siquiera los sabía controlar bien, y ésa era la razón por la que no los llevaba a clases. Pero ésa vez fui demasiado lejos al llevarlos a la biblioteca. El desastre que cometí ése día fue tan horrible, que la vergüenza me hizo abandonar el lugar...

(•••)

Devuelta a clases otra vez; Lunes uno de los días más reconfortante, pero para mí? Estresante. El no saber dónde solía dejar cada prenda que usaba, se convirtió en mi nombre o  apellido? ¿Desde cuándo había sido tan desordenada?


—¿Dónde lo habré puesto?—
Me preguntaba poniéndome de cabeza debajo de la cama.—¡Te encontré!—Expuse después de sacar el abrigo de Lake del armario,  para luego desaparecer olvidándome saludar a mamá.

Dada literatura por materia perdida, empecé a deambular por el pasillo esperando la siguiente clase, pero al ver que Lake también estaba fuera del salón corrí a su encuentro, olvidando todo.
Estaba en el tejado del otro pabellón, y aunque me trataba mal, me alegraba verlo.

—¿A ti también te sacaron
de la clase?—Reí acercándome hasta él.

Él se giró a mí, y no pude evitar mirar sus azules ojos, que se notaban tristes. Pensé que iba a decirme cualquier adversidad, pero no... Se acercó hasta mí, para descansar su cabeza en mi hombro cómo si había encontrado un  refugio donde descargar toda una tormenta de pesar.  Mi corazón empezó a latir fuertemente, no sabía cómo reaccionar... Entre nervios, le acaricié el cabello, y lo abracé dulcemente dejando de lado la discusión del viernes.

—¿Te encuentras bien? —Pregunté observando su alta espalda que se había doblado a la mitad.

Él se alejó lentamente de mí.

—¿Por qué lo Preguntas , Alicia? —Dijo riéndose, mientras sacaba un cigarrillo de su bolsillo. En serio ya no lo comprendía. A veces solía pensar que éste chico estaba demente... ¿Cómo podía ser tierno y también gruñón?

—¿Por qué eres así? —Cuestioné tomando un bocado de aire, y volviéndolo a soltar mientras me sentaba en el piso del tejado.

—¿Así cómo? —Alzó los hombros esperando una repuesta sentándose a mi lado.  Suspiré  para acercarme hasta él quedando frente a su rostro. Tomé el abrigo que me había prestado, que en ese momento se alojaba en mi hombro, con el,  haté sus manos como si estuviéramos jugando algún juego.

El Monstruo Eras Tú{Mejorada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora