dos

1.3K 133 26
                                    

-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-

|| ¿Quién salvó a Dean Winchester?



Grace sostenía entre sus dedos el anillo de bodas de Dean, el cual descansaba en la cadena de plata que colgaba de su cuello. Jugueteaba con la sortija con aires distraídos siempre que se sentaba a la mesa junto a Bobby, y por lo general, eso le ayudaba a comer al menos la mitad de lo que fuera servido en su plato. Aunque en esa ocasión jugueteaba con el anillo para calmar sus nervios.

Hacía tanto tiempo que no salía de la casa por voluntad propia, y ni hablar de ir a un lugar público. Pero por alguna razón, esa mañana despertó con el pensamiento de que quizás, y solo quizás, su cuñado tenía razón cuando le dijo que se había rendido demasiado pronto. Tal vez lo había hecho.

Debió haberse esforzado más en conseguir un trato para sacar a Dean del infierno y, cuando eso no funcionó, debió hacer hasta lo imposible para recuperar a su marido.

O, tal vez, era Bobby quien tenía razón. A lo mejor, lo que ella necesitaba era salir de su burbuja de eterna tristeza y regresar al mundo. Ya había logrado hacer algo similar antes, cuando su tío Colin murió, así qué ¿por qué esa vez tenía que ser diferente?

Pero por otro lado, estaba aquella voz que escuchó en la madrugada, anunciando que su esposo había sido salvado.

Había sonado tan real, mas bien podría haber sido un sueño.

De pronto empezó a sentirse ansiosa. Había tantas personas, tanto bullicio, tanto movimiento. Se sintió mareada, abrumada. Trató de controlarse... No podía hacerlo. Había tantas personas, tanto bullicio, tanto movimiento. La cabeza le dio vueltas, sintió el estómago revuelto. Trató de respirar hondo para sentirse mejor, pero le fue imposible.

Con las piernas débiles, se levantó y salió de la cabina con torpeza. En su camino a la salida de la cafetería, la sheriff Jody Mills le preguntó si se encontraba bien; no pudo responderle, simplemente la rodeó y continuó con su camino. Una vez afuera, metió las manos en los bolsillos de su pantalón en busca de las llaves de la camioneta de Bobby (la cual tomó prestada sin permiso) y, cuando estaba por llegar al vehículo, alguien la llamó por su nombre.

—¡Grace! —Esa voz... Sam tenía razón en otra cosa, escuchar a diario la grabación de Dean iba a terminar volviéndola loca. Ella tragó en seco y sacudió la cabeza, disponiéndose a entrar a la camioneta—. ¡Grace!

Era un retorcido juego mental creado por su propio cerebro, por el dolor de su pérdida; sintió la urgencia de tener un cigarro a la mano para apaciguar sus nervios. No obstante, cuando sus ojos divisaron la silueta del hombre al que amaba, parado junto a los faros izquierdos de la camioneta, sintió la urgencia de sacar su navaja.

Dean le sonrió, deleitándose en lo bonita que su mujer se veía con esa blusa roja, el cabello oscuro y los desteñidos jeans acampanados, pero la sonrisa pronto se convirtió en una mueca cuando ella se le lanzó encima, arrojando puñetazos a diestra y siniestra.

ʜᴏʟʏ ɢʀᴀᴄᴇ - ᴠᴏʟ. ɪɪ | sᴜᴘᴇʀɴᴀᴛᴜʀᴀʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora