II

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Inko Midoriya se sentó junto a los policías a platicar, le dijeron que podía ser fuerte para ella y está mostraba signos de preocupación

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Inko Midoriya se sentó junto a los policías a platicar, le dijeron que podía ser fuerte para ella y está mostraba signos de preocupación.

- Déjeme explicar, pero primero... - El policía miraba discretamente a los lados - ¿Donde está su marido?

- Mi esposo se fue hace más de 7 años al extranjero a trabajar, manda dinero y viene aveces, pero solo eso, ¿por qué pregunta? - Mencionó ella

- Sabemos cosas sobre su marido, el.... - No termino de hablar

- ¿Qué paso con el? ¿!Esta bien!? ¡Dígame! - Se alteró parándose

- Tranquila señora, creo que no es algo que debamos explicar nosotros tan bien, pero primero, tranquila - Intento calmarla

- S-Si, está bien - Se volvió a sentar

- Su esposo está en la cárcel - Soltó otro policía sin una pizca de amabilidad

Inko soltó su taza la cual cayó al suelo rompiéndose en el acto, lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, ¿su marido en la cárcel?
El timbre sonó a lo que un oficial se paró a abrir, en eso entra el director de la UA, ella volteó a verlo y este se miraba serio.

- Señora Midoriya, veo que ya la informaron sobre lo que pasa

- ¿Pero p-por qué el? - Tembló mientras lloraba

- Como usted sabe All Migth se retiró gracias a un villano - Inko asíntio y este continuó- este villano corresponde al seudónimo de All For One, su verdadero nombre es Hizashi Midoriya

- ¿Q-que? No, no, no, no, no es verdad - Cada vez se alteraba más

- El nos informo que usted no sabía nada de esto y por lo que veo es cierto

Midoriya estaba en su habitación abrazando un oso de peluche, este fue uno de los últimos regalos que su padre le dio, recordando que mañana era su el cumpleaños de su madre, pediría permiso para salir y tal vez iría su padre

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Midoriya estaba en su habitación abrazando un oso de peluche, este fue uno de los últimos regalos que su padre le dio, recordando que mañana era su el cumpleaños de su madre, pediría permiso para salir y tal vez iría su padre. De pensar eso se emocionaba tanto que la sonrisa que tenía nadie se la podía robar, o eso creía.

¿Mi padre? Where stories live. Discover now