P.O.V. Carla
Después de varios minutos de camino, los cuales debo de reconocer me parecieron segundos, entre las caricias y los suaves besos que Samuel y yo nos dimos.
Finalmente llegamos a un enorme edificio lujoso. Subimos al elevador y Samuel marco el número del departamento. En segundos llegamos al piso indicado.
Al entrar todo brillaba, el piso era hermoso y todo lucia muy elegante.
Y esta es tu habitación.-Samuel abrió la puerta de madera frente a nosotros, dejándome entrar en un cuarto espacioso, y extremadamente blanco.
Las paredes, los muebles, y la cama eran blancos, y un enorme ventanal ocupaba una de las paredes. Me encantó.
-Cuánto blanco.-Susurré, y sentí la suave risa de Samuel detrás de mí.
-Puedes cambiarla si quieres, de hecho puedes decorar el departamento a tu gusto, es tuyo.-Se encogió de hombros, y rodeó mi cintura con los brazos, apoyando su mentón en mi hombro.
El calor que emanaba de su cuerpo me reconfortaba.
-Joder ¿que dices?–Pregunté confundida.
-Que esto es tuyo–respondió nuevamente y yo solo sonreí.
-¿Me encerrarás aquí y no podré salir en todo el día?
Samuel suspiró, y negó con la cabeza, rozando su mejilla con la mía.
-No. Podrás dar vueltas por todo el departamento.
-¿Pero no podré salir de él?
-No.
Asintió.
-¿Y si necesito algo de afuera?
-Me lo dices.-Susurró.
-Arriba hay una enorme piscina, puedes ir pero solo cuando yo esté contigo, también hay un gimnasio, ahí si puedes ir sin mí pero siempre y cuando un par de guardias te acompañen–dijo y me cruce de brazos.
-Todo esto lo hago por tu seguridad pequeña–dijo y luego giró su cabeza hacia mí.
Estampó un leve beso en mi oreja y me soltó.
-Debo ir a trabajar.
-Oh, bien...
Me giré hacia él, y le sonreí cuando acarició mi mejilla con el dorso de su mano.
-Si sales de aquí, me enteraré. Y no estaré nada feliz. Toma.-Extendió un aparato hacia mí, y lo miré intrigada.-Es por si necesitas comunicarte conmigo y yo no estoy aquí. También podrás llamar a tu padre, para que no esté preocupado por ti.
-Oh.-Tomé el móvil, y lo hice girar en mi mano.
-Te veré esta noche.-Se inclinó y besó mi frente, y yo me limité a sonreírle mientras lo veía salir al pasillo nuevamente.
Apreté un botón del aparato, y la pantalla se iluminó, rezando la hora con grandes letras blancas.
Once treinta de la mañana.
Me giré sobre mis talones, echándole un vistazo a la cama.
Lucía increíblemente cómoda.
Solté una risita, y me abalancé sobre ella.
Oh, era todavía más cómoda de lo que pensé.
Me acomodé boca abajo, y puse el teléfono a la altura de mi cabeza.
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Carmuel: Suya/Mío |Adaptación|
FanfictionCon tan solo 25 años, él era un mafioso peligroso, despiadado y más frío que el mismo hielo y ella una hermosa, dulce e inocente joven estudiante de 20 años. ¿Será que la dulzura de esa tierna chica lograría llegar hasta el frío corazón de piedra d...