- Amor... cariño... - Ella intentando levantar a su reciente esposo.

- Si...dime... que pasa cielo- Él, sin ganas de hacer nada. Incorporándose para observarla.

Lleva un bikini azul marino con un encaje en la zona abdominal envuelta en su pareo de dibujos triviales, ella está lista para salir. Con las gafas de sol apoyándose en su pelo recogido. Sostiene una mochila pequeña.

- Me han comentado que hay una playa espectacular, que es la esencia de la Felicidad en estado puro- Dice súper ilusionada.

- Ve... ¿Quién te lo impide? - Dice él, volviéndose a incorporar para seguir durmiendo.

- Pero amor, quiero ir contigo- Era su luna de miel, y ella quería pasarlo a su lado.

- Ya... pero no me apetece, ve tú. A lo mejor... luego me apunto, ahora estoy cansadísimo.

Con el trabajo que lleva encima diariamente, el gasto que le supuso la boda, y el alboroto de los niños en casa, piensa que es su momento de relajación. Él la ama.

- Bueno pues me quedo contigo- dice indignada

Ella se resigna y como siempre acaba cediendo a las necesidades de otro. Ella lo ama.

- Bueno, vamos. - Acaba afirmando sin ganas.

- No, no, estás cansado. Ya iremos mañana.

- ¿De verdad? Ya estás vestida y todo, no pasa nada. Puedo descansar más tarde.

- Pero tienes ganas, o ¿estás haciéndolo por mí?

- Amor, todo lo hago por nosotros y los niños.

- ¿Estás diciendo que yo no?

Cuando no estaban de acuerdo con algo, siempre empezaba una discusión de la nada, ella sigue pensando que no quiere ir y que lo hace para contentarla, pero solo quiere pasar un momento romántico con la persona que compartirá el resto de su vida.

- Amor, vamos va- Dice él levantándose de la cama y buscando que ponerse.

- Siempre haces igual, evitas mis preguntas.

- Eres muy pesada cuando te pones así, eh.

- Y tú eres un vago, te gusto lo que te hice a noche, ¿verdad? Pues a ver si hoy te lo ganas.

- (ríe) ¿Me vas a chantajear con sexo? Sabes, yo lo hago porque me gusta hacerlo contigo. Si no quieres hacerlo, no hay problema. Ya lo sabes

- Sí, claro y luego te vas con otras por ahí.

- ¿Me estás acusando de algo?

- Sí, veo como miras a las chicas de la playa, por eso me esforcé tanto ayer en la cama contigo, para que me mires como a ellas.

- ¿Qué tiene de malo mirar? Tienen buen cuerpo, pero no las conozco, no sé cómo son, no me gustan.

- Por eso te fijaste en mí, ¿no? ¿Por qué tengo buen físico?

- Mira voy a desayunar, te espero abajo. Espero que no lo estés diciendo enserio, llevamos 7 años juntos. Y creo que he demostrado suficientemente lo que siento por ti

- Perdona, todo esto de la boda me tiene desconcertada. Pensemos en el futuro que nos queda juntos. No sé por qué lo pensé

- No pasa nada amor- Se acerca, le coge de la cintura, le mira a los ojos y le da un beso.

Al acabar de desayunar se fueron los dos a buscar el muelle 19. Se subieron al bote y se dirigieron hacia la isla.

-Mira guapo, es esa de ahí.

La isla brillaba en esplendor, tenía un toque mágico. Lo raro es que esté tan pobre en población.

- Amor te ayudo a bajar, coge mi mano- Se ofrece el marido bajando primero.

El ya tocando los primeros granos de arena de la playa, empieza a sentir un escalofrío. Su mirada ha cambiado. Siente amor en el aire. Sus pies están en una nube. La vuelve a mirar y una pequeña brisa cruza entre los dos amantes. Él percibe una fragancia. La primera vez que olio ese aroma, fue en su primera cita. Al regalarle ese ramo de jazmines a la mujer que tiene ahora mismo enfrente. Es feliz

- Te amo, gracias por convencerme a venir aquí. Es precioso, eres preciosa.

Ella se queda sin palabras. Baja del bote, pero ve la playa como otra cualquiera. Se fija que esta está desértica. " A lo mejor hemos atracado en el otro lado" piensa. Siente como su marido le coge de la mano y le guía en un paseo al filo de la orilla.

Los rayos de sol tocan a los dos, la piel de uno se eriza, la temperatura es idónea. La piel de la otra está abrasándose, no está cómoda.

- Podemos adentrarnos un poco en la isla o ir bajo las palmeras, por favor- Dice la mujer "felizmente casada"

- Ningún problema, vamos-

Cesan los rayos de sol en su piel y ella empieza a sentir un escalofrío. Recuerda su primera vez, con aquel hombre fornido, alto y guapo. Que le trataba como un objeto, pero le daba vida. Y no era su marido. Lo mira y no siente nada por él. Mientras caminan de la mano, se siente cada vez más alejada de él. Le mira con otros ojos. Una brisa vuelve a cruzarse entre ellos, y le trae un olor, ese olor que desprendía el hombre con quien se acostó dos semanas antes de la boda. Le hizo sentir deseada. Se siente feliz.

Mientras uno paseaba por la playa enamorándose cada vez más de su pareja, con propósitos de cambio, con proyectos de futuro, con ganas de más... La otra estaba dándose cuenta de que no está enamorada, que ya no sentía lo mismo que él y que su futuro no está a su lado.

Al volver al bote...

- ¿Qué te ha parecido la playa? Porque a mí me ha encantado - Dice él sonriente

- Quiero el divorcio - Dice ella tajante.

La playa de la felicidad. 

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⏰ Última actualización: May 17, 2020 ⏰

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