EL ULTIMO BESO DE ELENA

733 20 1
                                    

Me encontraba en una carretera, toda mi ropa estaba manchada de sangre, se oían sirenas de ambulancias, carro de policía por todas partes y una gran algarabía, muchas personas a mi alrededor y una que otra pidiendo auxilio; me arrodillo en el pavimento y empiezo a llorar inconsolablemente mientras mi ropa se llenaba más y más de sangre sin razón alguna, de repente me quedo solo en total oscuridad, solo la luz de la luna me acompañaba, de pronto el pavimento se rompe y caigo al vacío oscuro y sin ver el fin. Sorprendido, llorando, asustado desperté de aquel sueño, Elena esta durmiendo entre mis brazos, esa hermosa mujer que vi aquella noche con su vestido rojo entrar por la puerta de ese bar aquel 26 de septiembre, la que me tenía enamorado y dispuesto dar el siguiente paso. Ella dormida en mi cama, le di un beso en la frente y me levante a preparar el desayuno ya que la noche anterior nos acostamos tarde ya que ella me conto toda la historia de que paso con Cielo.

Estando en la mesa del comedor desayunando, ella baja a la cocina, me da un beso y me da los buenos días siendo casi las dos de la tarde, se sentó junto a mí y yo con una sonrisa pendeja en mi rostro le dije:

- Elena, hoy es un día muy especial ¿sabes por qué?

- Hoy es 20 de julio Anónimo [...] Ah, cierto. Lo siento tanto, verdad que hoy hace diez meses que nos conocimos en el bar.

- Eh... no, ese fue un 26 de septiembre.

- ¿entonces?

- Elena, ya casi llevamos diez meses conociéndonos y en todo este tiempo me has contado tus anécdotas y a través de tus relatos he sentido tu sufrimiento. Te he visto llorar, te he apoyado en este corto tiempo y tu de la misma manera. En esta tarde te quiero preguntar ¿quieres venir a vivir conmigo?

- ¿Estas jugando conmigo anónimo?

- Para nada

- Entonces, esto quiere decir que ¿me estas pidiendo que sea tu esposa?

- No, por ahora, pero si tu deseas que mas adelante nos casemos estaría encantado.

- ¿Y la edad?

- Son solo cuatro años de diferencia, además nunca me ha importado.

- Entonces, me respuesta es un sí, sí quiero estar contigo, pero ¿mi casa?

- Se alquila.

- ¿mis cosas?

- Las guardamos acá en la casa.

- ¿ya tenía todo planeado?

- Desde hace días.

- Anónimo, amor ya que estamos en todo esto, que estamos planeando en vivir junto en estos días no podría hacerlo.

- Tampoco hay afán como tal, si quieres piénsalo, tomate tu tiempo.

- No, no es eso, claro que me encantaría, pero hay algo que no te he dicho.

- ¿Qué seria? Es el momento – le dije un poco preocupado.

- Te Conte la historia de Cielo y ¿te dije que aun hablo con ella?

- Si claro, me contaste que aun ella estando en argentina y tu acá aun sigues hablando con ella.

- Bueno, te la dije porque creo que es momento que la conozcas.

- ¿de qué manera?

- Pues, hace dos días hable con ella y me comento que el veintiséis de julio viene y se pasara un tiempo por estos lados, a convivir unas semanas conmigo, visitar viejos amigos y le respondí que podía quedarse en mi casa.

TURNO DE LAS MUJERESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora