LA GRACIA DE LUDIM

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En aquél entonces la humanidad convivía junto con otras razas, cielo e infierno tornaban armoniosos; mas en la tierra se podía sentir la maldad que satanás esparció cuando fue desterrado del firmamento en el "principio".

Pero algo ocurrió, los ángeles empezaron a adquirir sus propios raciocinio, elevaron su ego, su codicia y unas mil preguntas tornaban en su cabeza; aquello era adquirir el conocimiento mucho más allá de la verdad, algo que no les era permitido conocer como ángeles "mensajeros", tan solo y únicamente Elohim y sus espíritus más notables.

Originándose una disputa entre los ángeles y los siete espíritus que están delante del trono de Elohim. Ese día fue estremecedor, los espíritus eran muy poderosos y los ángeles no podían herirlos ni con el acero. A pesar de ello, la gracia de los espiritus les prohibía matar a otros, no quedó otra opción, Elohim desterró por segunda vez a sus ángeles, a aquellos rebeldes; no obstante, la anatema de cada uno de ellos estaba escrita en el libro del juicio divino.

Los rebeldes serían condenados a vagar por la tierra, como criaturas simples y corrientes; los que no lograban sobrevivir a la maldad de la humanidad se mataban o morían bajo las espadas de los hombres, y sus almas eran direccionados al propio inframundo. Otros que lograban conseguir una casa y esposa, nunca llegaban a prosperar, el espíritu de la felicidad y amor, huyo de sus presencias y al final siempre acababan en soledad.

Pero existió Galaad, la criatura más joven de todos los rebeldes caídos se ocultaba con una túnica negra y caminaba descalzo. Él estaba ansioso por vivir, buscó entre las razas alguna respuesta a su maldición, pero no la consiguió, peor aún, lo llamaron blasfemó. Mas hubo en el clan de las brujas una mujer de la misma edad de él; las mujeres de pelo negro, con molares sobresaliendo de su boca, e infinitas anomalías en el rostro; adoraban a Hécate, la diosa de brujos y hechiceros.

La bruja Rahab considerada también la ramera predilecta de los demonios, se afanó con Galaad, él había perdido su esencia más no su encanto.
La bruja lo atrajo con mentiras y en sus aposentos, había realizado un hechizo con el cuál hizo que Galaad perdiera la noción, creándole ilusiones de un paraíso, donde la bruja aparentaba ser una diosa desnuda, bella y voluptuosa; logrando en ambos consumir el deseo carnal más ilusorio.

Los días transcurrieron, Galaad no volvió a ver a la bruja y ya no sabía que más hacer, sintió las emociones más desgarradoras y decidió en matarse. Mientras apuntaba una daga corroída en su garganta, vio con la humedad en sus ojos, una luz reluciente que cada vez se aproximaba; de pronto el desmayó y cuando despertó se hallaba en una morada, muy ordenada y surgiendo fragancias como las del cielo, los que él aún logra recordar.

Una mujer de piel blanca y de cabelllo castaño, muy sonriente y primorosa la dama llamada Ludim era noble y al verlo tan consumido lo ayudó, él se hallaba con apetito y sed. Los días pasaron, y ambos habían logrado agradar sus corazones, con sonrisas e historias, Ludim vivía sola y no tuvo problemas en que Galaad se quedara más tiempo. En tanto él, no deseo apartarse más de Ludim, ya que estando a su lado tenía paz y aún más que eso, él se había enamorado, era la primera vez que él se afanaba y no pudo ocultárselo y le confesó su amor, para su dicha Ludim sentía lo mismo.

Galaad pensó que todo por fin había concluido, su corazón estaba en paz y no deseo otra cosa que estar con Ludim para siempre. Los enamorados se casaron anhelando un hijo, pero Ludim no lograba embarazarse y como todos los días ella salía a contemplar sus flores de su inmenso jardín, pero Galaad sintió una presencia maligna que acorralaba su hogar, preocupado salio en busca de su esposa y al darse cuenta, Ludim se hallaba en el suelo desmayada, su corazón se encogió al ver como la bruja Rahab apuntaba un fulgor oscuro con su aspecto horripilante.

Él grito angustiado que la dejase en paz, fue peor, Rahab sintió tirria al oír como la defendía y estalló en amargura:

-"Maldito y pecador eres, y aún más maldito será el hijo que producirá esta mujer, oh sí, malditos son ustedes, por haberse cruzado conmigo."

Galaad no fue consumido por el miedo, su corazón sonrió, ya que el anhelo más hermoso yacía en el vientre de su amada, pero su realidad era que la bruja podría arrebatárselo con su magia y tuvo que enfrentarla:

-"¡Ramera y bruja infame! ¡Deja en paz a mi esposa!" exclamó mientras corría para detenerla.

La bruja se estremecía con sus carcajadas, burlándose del simple cuerpo de Galaad tomó su garganta y lo lanzó al suelo pisoteando su rostro. Galaad perdía sus esperanzas y lloró rogando a su padre Elohim que tiempo atrás lo desterró para que le ofrezca fuerzas, pero él sabía que ya nadie lo hiba a escuchar y solo observó el rostro de su amada gritando en su mente que la amaba a ella y a su pequeño hijo.
Luego cerro sus ojos y espero su doloroso final.

Como si sus ruegos fuesen escuchados, la bruja caía de rodillas muy lentamente, al notar que ocurría vio a Ludim de pie con un brillo dorado en sus ojos, resplandeciendo armonía.
La luz tan resplandeciente asía que Rahab cambie su odio por amor, pero la bruja era muy fuerte, y clamó a su diosa:

-"¡Oh Hécate, diosa de las encrucijadas, tú que simbolizas el terror de la oscuridad libera mi naturaleza dormida!."

Desatando oscuridad, se transformó en su aspecto original, agrandando su osico y de allí una magia oscura salía, devorando la luz de Ludim.

Ludim hizo un llamado entre sus pensamientos a Galaad:

-"Amado mío, ayudame, no podré resistir más."

Galaad la escuchó y nuevamente suplicó:

-"¡Oh Elohim, padre mío, perdona mis iniquidades y librame de tu condenación, no dejes morir a mi esposa, no dejes morir lo que más amo en esta tierra tan malvada, oh padre ayudame por favor!."

Y del firmamento un resplandor cayó y fue dirigido al cuerpo de Galaad, provocando un leve terremoto. La bruja perdió su control, más Ludim brillo con más potencia, y de pronto apareció Galaad con unas alas blancas y hermosas, en su mano traía una espada de plata, todo un guerrero sagrado.

Galaad y Ludim, ambos espíritus de luz exclamaron:

-"Alma del infierno, tú que idólatras a dioses blasfemos, Rahab bruja, y ramera de demonios, perece ante la luz del juicio."

Y la bruja no pudo resistir a tanta luminosidad, y mientras se pulverizaba gritaba en idiomas perdidos del mismo inframundo.

Por fin acabo todo, Galaad y Ludim se observaron con llanto en los ojos y con un fuerte abrazó sellaron su amor.

Ludim al igual que Galaad fue desterrada del cielo en un "principio", ella sobrevivió ya que su corazón rogó y suplicó a Elohim que le devolviera la paz, y en ella mando su espíritu de amor, prosperidad y armonía con la cuál nunca nadie se atrevía a lastimarla. Y ella sabía desde el principio quién era Galaad y sus razones fueron las mismas para ayudarlo. Ambos tuvieron que ocultar sus dones y esperan juntos al lado de su pequeño hijo el día glorioso que su creador los recogería, para ser llevados nuevamente al paraíso a su antigua vida llena de luz y felicidad eterna.

 Ambos tuvieron que ocultar sus dones y esperan juntos al lado de su pequeño hijo el día glorioso que su creador los recogería, para ser llevados nuevamente al paraíso a su antigua vida llena de luz y felicidad eterna

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⏰ Last updated: Nov 03, 2023 ⏰

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