Capitulo Cinco: Noche sin estrellas.

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Estaba terminando mi trabajo y cerré mi laptop de un golpe, vibro mi celular y lo revisé.
-Voy en camino linda Luna,  iré a mi casa a cambiarme y llego enseguida. Es ahora cuando escondes tus cervezas.-
Dom.
- Esperare ansiosa, no prometo nada. -Conteste el mensaje de texto y enseguida lo mande-
Una pequeña risa se escapó de mi boca, me levante del sillón y fui a mi habitación, busqué entre mis vestidos que colgaban de mi closet y tomé el primero que encontré, color negro, me puse mis botas.
Peine un poco mi cabello, puse bálsamo con un poco de color en mis labios y rocié perfume sobre mi cuello.
Fui al sofá a sentarme, Tome mi celular y le mande un mensaje a Denise.
- No vas a creer con quien voy a volver a salir-
En cuanto vio mi mensaje me llamo, conteste.
- ¡No te creo! Maldita suertuda, cuéntame que hicieron después de que se fueron.
- Fuimos a cenar y después venimos a mi casa y -Me interrumpió-
- Espera, no me digas que tú y el...
- No, no, solo estuvimos charlando hasta tarde, vimos una película.
- ¿Entonces a qué hora se fue a su casa? -Dijo curiosa-
- Ya era tarde, estaba lloviendo y debido a las circunstancias se quedó a dormir conmigo. -Presione mi mano sobre mi boca para no dejar escapar una risa de nervios-
- Oh, por Dios, ¿Durmieron juntos?
- Me quede dormida en el sofá y a la mañana siguiente amanecí en mi cama.
- ¡fue al llevarte hasta tu cama! Justo como en las películas de amor -rió-
¿Así que hoy tendrán otra cita?
- No sé si llamarle cita, pero -Me interrumpen unos ligeros golpes en la puerta- Oye Denise, tengo que colgar ¿si?
- Uhh, tú galán llegó. -soltó una pequeña risa burlona-
- No es mi galán Denise, estamos solo viéndonos como amigos, -reí nerviosa- en serio tengo que colgar, te quiero.
Nos despedimos y colgué.
Camine hasta la puerta de entrada y cuando abrí era Dominic que vestía una camisa color negro y unos pantalones negros ajustados con unas botas. Sonreía tremendamente y su perfume inundaba mis fosas nasales, podría acostumbrarme a este delicioso aroma.
- Que linda te ves.
- ¿Tú crees? -Pase un mechón de mi cabello por detrás de la oreja-
- Por supuesto, yo jamás miento. -me guiño un ojo-
Entro al departamento.
- Entonces, ¿A dónde me llevarás?
- Es una sorpresa. -Sonrió-
- ¿Porqué tanto misterio Dominic? -Cruce mis brazos-
- Tú no preguntes, toma tus cosas y vámonos ya.
Tome mi pequeño bolso con mi celular y dinero, salimos del departamento y llegamos hasta su auto.
- ¿Ya me dirás a dónde iremos?
- Espera a que lleguemos, prometo que te gustará demasiado.
- Confió en ti. -sonreí-
Llegamos a un edificio alto, estacionó el auto y bajamos. Cuando bajamos había una fila de espera para poder acceder al lugar, Dominic y yo nos formamos.
- ¿Qué hay adentro? -Pregunte curiosa-
La fila comenzó a avanzar demasiado rápido.
- ¿Recuerdas lo que me contaste la vez pasada?
- No Dom, ¿Qué cosa?
- Me contase que nunca has entrado a las famosas exposiciones de Los Ángeles, a ninguna.
- Espera, ¿Tú recordaste eso? Te lo dije cuando me estaba quedando dormida.
- Luna, recuerdo cada cosa que me cuentas.
- ¿En serio vamos a entrar a una? -Dije sorprendida-
- Estuve planeándolo desde que Tom me dijo que habría una, y te encantará, es una galería de Arte, ya sabes pinturas, esculturas y fotografías.
- Te juro que nunca nadie me había invitado a algo así. Definitivamente esto es increíble.
Entramos a la exposición, había todo tipo de cosas, Dominic no se separaba ni un segundo de mi, realmente recordó el momento más extraño de la noche anterior, estaba apunto de quedarme dormida sobre el sillón cuando comenzó a preguntarme cosas que ni si quiera yo recuerdo.
- Luna, Párate ahí -Dominic sacó su celular y me pidió que me parara a lado de una escultura enorme-
Comenzó a reír mientras su celular tomaba fotos capturando el momento, después yo hice lo mismo con él, solo reíamos cuando vimos nuestras fotos.
Terminó el recorrido y Dominic y yo salimos de la galería, al salir entre la gente me tomó de la muñeca ligeramente para caminar hasta el auto.
- Estuvo increíble. -Dije aún con entusiasmo-
- Sabia que te iba a encantar,
-Tuviste una idea increíble.  -Sonreí-
- Espera a ver el lugar a dónde iremos.
- Espera, ¿Todavía hay más? -Pregunte con sorpresa-
- Claro que todavía hay más, estuve preparándolo toda la tarde. -Reímos-
- No te creo Dominic. -Dije riendo-
- Es verdad, te juro que todo fue obra mía. -Dijo orgulloso- Ya veras a dónde iremos.
- Yo sólo me dejare llevar contigo. -Le sonreí y él me miró para después volver al volante-
Al llegar Dominic estacionó el auto, el lugar era bonito y un tanto lujoso por fuera con grandes ventanales.
Entramos y el interior era bonito, espacioso y elegante, lámparas y candelabros, mesas por todos lados, gente cenando, meseros en movimiento y música tranquila de fondo que se mezclaba con el ruido de los platos y las voces de las personas presentes.
El joven de la entrada nos dió la bienvenida.
- Espera aquí, Luna.
- Claro -Le devolví la sonrisa-
Dominic camino hacia el joven y este bajo la mirada hacia su tabla, hojeó un poco y asintió para después decirle algo a Dom que yo no alcanzaría a escuchar.
- Ven conmigo, estiró su mano y tomó la mía para poder guiarme. El joven nos guió hacia un elevador.
- Opriman el botón que marca el último piso.
Dimos las gracias y seguimos sus instrucciones.
El elevador se movió y su mirada clavó con la mía enseguida, éramos sólo él y yo, me soltó una ligera sonrisa.
- Desde que llegue a esta ciudad había querido venir a este lugar, ¿Sabes? -Me dijo con la mirada aún clavada en mi-.
- ¿Y porqué no lo habías hecho?
El elevador se detuvo y las puertas se abrieron para mostrar una terraza grande, con series de focos que brillaban y ayudaba a iluminar el lugar junto con lámparas que colgaban del techo, las luces de la ciudad se veían resplandecientes, en cada mesa habían pequeñas lámparas parecidas a las velas, habían dos mesas ocupadas por parejas que conversaban y el otro par estaban siendo atendidos por la camarera.
- Esto es tan increíble. -Dije-
- Ven, siéntate. -Dom camino hacia la mesa más cercana al mirador y sacó una silla para que pudiera sentarme-
Camine y me senté, el acerco mi silla a la mesa.
- Muchas gracias. -Sonreí nerviosa-
- Te dije que te sorprendería. -Tomo asiento y me miro tiernamente-.
- Claro que me sorprendí. Esto es increíble.
Un joven se acercó a nosotros para tomar nuestras órdenes.
Ambos pedimos platillos diferentes.
- ¿Algo de beber? -Dijo el joven-.
- El vino rosado se escucha especial. -Dijo Dominic-.
- ¿Quieres ordenar uno? -Pregunte-
- Si tú quieres beber una copa conmigo, claro.
- Por favor traiga ese vino rosado, yo lo invito. -Mire a Dom y le sonreí-.
El joven asintió y sonrió, Dominic estaba sorprendido.
- No, no, no es necesario, Luna.
- En seguida vuelvo con sus órdenes. -Dijo el joven y se retiró-.
- Oye, no era necesario que lo hicieras, yo sólo...
- Olvida eso de que los chicos sean siempre los que invitan, ¿Si? Si vamos a ser buenos amigos tienes que conocerme.
- Cada día me sorprendes más Luna. -Me miro-
- Aún no has conocido nada. -Reí divertida- ¿Puedo preguntar algo?
- Lo que tú quieras.
- ¿Cómo se te ocurrió lo de hoy?
- Hace como una semana, Tom me dijo que habría una galería de Arte, y ayer que tu version zombie me contaba cosas sin sentido me hiciste saber que te gustaban las galerías pero sólo las conocías por internet.
- Creo que todos hablamos idioteces cuando nos tratan de investigar apuntó de caer dormidos. -Dominic rió- ¿Y lo de la cena?
- Bueno, este lugar lo vi la primera vez que llegue a la ciudad me gusto porque quería subir al mirador y ver cómo se ven las personas como hormigas desde aquí arriba.
Llego el camarero con nuestra cena, Dominic sirvió el vino en las copas delgadas y comenzamos a disfrutar de la cena.
- Esto está delicioso. -Dije-
- ¿Quieres probar de lo mío? -Dijo Dominic acercándome su plato de comida-
- ¿Y tú quieres del mío?
Ambos nos sonreímos sin decir nada y probamos de nuestros platillos.
- Esta muy rico. -Dijo Dominic con un poco de bocado-

Terminamos con los platos y Dom volvió a servir en las copas, haciendo a un lado los platos, metió su mano a la pequeña bolsa de su chaqueta y sacó un cigarrillo.
- ¿Quieres uno?
- Claro, Dom.
Enseguida sacó otro y encendió su encendedor, puse sobre mis labios el cigarro acercándolo a la flama, inhale y exhalé el humo, él hizo lo mismo.
Con la otra mano tomó su copa y se levantó.
- Ven conmigo.
Me levante y caminamos hacia el mirador.
- Me gusta esta noche. -Dijo-
- Ha sido muy divertido. -Sonreí de lado-
La ciudad se veía como desde un inicio cuando entramos ahí deslumbrante, las luces de cada edificio pequeño o alto brillaban con intensidad, el ruido de los autos era opaco, mire el cielo.
-Mira, no hay rastro de estrellas.
Dom me imitó y miro al oscuro cielo.
-Me gusta. -Dijo sin dejar de verlo-
-Tenemos una vista bonita y no hay estrellas. -reí levemente-
-Creo que no arruinan el momento.
-¿A qué te refieres? -Pregunte-
- Piénsalo. -Me puso un dedo en la frente y río-
- Tonto. -Le quite el dedo de mi frente-
Ambos comenzamos a reír, tenia mi mano recargada sobre el barandal del mirador cuando sentí la mano de Dominic encima de la mía y la separo rápidamente, el tacto de nuestras manos hizo que nuestras miradas de nuevo se volvieran a enredar unos segundos.
-Esta atmósfera es demasiado oscura y romántica ¿o soy yo?
Dominic soltó una carcajada, él entendía mi humor.
Apagamos nuestros cigarrillos ya consumidos.
- Eres rara. -sonrió-.
Fruncí el seño.
-Es un cumplido. -Dijo antes de que reprochara-
-Tú también eres raro.
El viento comenzó a soplar fuerte, había olvidado mi chaqueta, abracé mis brazos y mi piel comenzó a erizar del frío.
Dominic no dijo nada, solo se quitó su chaqueta y me la puso encima.
-Dom, no, yo...
-Descuida, yo estoy bien. -Me sonrió tiernamente-.
El camarero dejó la cuenta sobre la mesa, bajamos por el elevador y salimos del edificio, Dominic condujo hasta mi casa.
-Esa cena estuvo exquisita.
-Ni que lo menciones -Se froto el estómago aún conduciendo- No había cenado tan delicioso en meses.
- Tal vez un día de estos pueda invitarte algo de lo que cocinó.
-¿Bromeas? Me vas a enfermar. -Dijo divertido-
- Que tonto eres, no me juzgues, ¿ok? -reí- admito que antes apestaba cocinando.
Soltó una risa fuerte.
-Que sincera. -Dijo burlón-
-De verdad, mi mejor platillo eran los Hot dogs. -ambos reímos-
- ¿Y ese es ahora el platillo estrella de la casa si me invitas a comer?
Le solté un pequeño golpe en el hombro.
- No me digas que tú sabes cocinar.
-Querida, me llamo Dominic Harrison.
-¿Qué? -Dije sin entender y riendo-
-No hay nada que haga mal.
-Dios, Dominic que egocéntrico, creo que tú eres el de los hot dogs.
Solté una carcajada y el seguido de mi.
-Tu risa es demasiado contagiosa.
-Tienes que irte acostumbrando a escucharla. -Reí-
Dominic estacionó el auto y bajamos, me acompaño hasta la puerta de mi departamento.
- Dom, hoy estuvo increíble, me divertí mucho y tiene mucho que no salía, en serio, todo fue genial.
-Gracias a ti, por aceptar salir conmigo.
Me ruborice.
- En serio, gracias por hoy.
Me acerque lentamente, me alce un poco de puntas y le deposite un beso en su cálida y suave mejilla, le di su chaqueta.
-No, quédatela, hasta que vuelva me la das. -Me sonrio-.
-Buenas noches Dom.
-Buenas noches linda Luna.
Ambos nos sonreímos hasta que la puerta de mi departamento corto nuestras miradas.

Die A Little. (YUNGBLUD y tú)Where stories live. Discover now